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No resulta evidente qué provecho podría sacarle la Fuerza Aérea Argentina a estos aviones y helicópteros configurados para transporte VIP. En su actual configuración, muy poco o ninguno.El Boeing 737-500 podría ser modificado, cambiando su interior VIP por uno de transporte de pasajeros normal, a fin de incrementar su capacidad de traslado de tropas y complementar al T-99 “Islas Malvinas”, única aeronave de este tipo operada por la FAA.
Respecto del Learjet 60, como se mencionó, este ya pertenece a la FAA, y seguramente continúe operando en vuelos de transporte VIP, ya sea para Presidencia, ya para los altos mandos de la Fuerza.
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En cuanto al Boeing 757 (ARG-01) y los helicópteros Sikorsky (ARG-10/11/12), no parece que vayan encontrar un sitio en la FAA, ya que probablemente resultaría antieconómico su modificación de transporte VIP a una configuración que pueda resultar útil para fines militares.
De concretarse la operación de transferencia, tal vez lo más sensato para la Fuerza Aérea Argentina sea buscar compradores para estas aeronaves, a fin de conseguir recursos para la adquisición de sistemas de armas que realmente respondan a sus muchas necesidades, y cuyo costo logístico sea más amigable al escaso presupuesto disponible.
Y mientras esta situación se esclarece, la Fuerza Aérea Argentina sigue esperando que el Gobierno (ya que los anteriores no lo hicieron) tome una decisión y ponga a su disposición los fondos necesarios para la muy necesaria compra de aviones supersónicos de 4ta generación, cuya postergación indefinida parece ser la única “política de Estado” que los sucesivos gobiernos argentinos no tuvieron problemas en mantener.