ARGENTINA Y SU ARMA SUBMARINA: UNA NECESIDAD IMPOSTERGABLE
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Si vamos por una submarino OTAN sería razonable empezar a pensar en desarrollar un torpedo propio. La del misil por ahora me parece que nos queda grande... Pero el torpedo podría ser... Algo del conocimiento delas modificaciones que se hicieron a los SST4 tiene que haber quedado.
Saludos
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Dirán que me equivoco pero Rusia sigue siendo la mejor opción con los LADA que ofreció.
Ellos pagaban el entrenamiento de dos tripulaciones por submarino y sus técnicos además, de que serían en caliente y eso es algo que soluciona muchas cosas y obliga a los sajones a gastar más dinero que no tienen en Malvinas.
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@w-antilles a mí me sorprende q nunca hayan querido hacer torpedos, minas. Los usas desde lanchas torpederas, Flomar, submarinos, aviones....Pero a así somos, de a puchos y en compartimentos estancos.
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@pisciano dijo en ARGENTINA Y SU ARMA SUBMARINA: UNA NECESIDAD IMPOSTERGABLE:
Compiten Alemania y Francia por dotar a la Argentina de submarinos
POLÍTICA
13 Julio 2022 - 00:00
Jorge Taiana de gira por el exterior recorrió, la semana pasada, las góndolas de los astilleros Thyssenkrupp y Naval Group.
Por Edgardo Aguilera
En el alto mando naval se lo conoce como Plan Génesis. Es una carpeta destinada a revisar toda la doctrina y procedimientos, especialmente en torno a la seguridad, y evaluar todo lo escrito en la Fuerza de Submarinos para establecer cuáles son las condiciones que debe cumplir la sexta generación de submarinos de la Armada Argentina. De allí saldrá parte de la decisión de selección del próximo sistema submarino del país. La política dirá para dónde se inclinará el fiel.El ministro Jorge Taiana de gira por Alemania y Francia recorrió la semana pasada las góndolas de los astilleros Thyssenkrupp y Naval Group, los candidatos en evaluación con sus productos: submarino Tipo 209/1400 (alemán) y Scorpene (francés).
El nuevo requerimiento mantiene la necesidad de unidades con autonomía para patrullas de al menos 90 días en los 1.783.278 kilómetros cuadrados del Mar Argentino, que cuente con propulsión diésel-eléctrica e incorpore avances tecnológicos en materia de procesamiento de datos, telecomunicaciones, sistema de armas, electrónica y capacidad de motores y baterías. Se prevé comprar tres, mínima ecuación estratégica de; un submarino en patrulla, otro alistado y el tercero en mantenimiento o reparaciones aunque la premisa ideal del Plan Génesis eleva el número a seis. Valores de mercado indican que un buque de esas características ronda los 500 millones de euros; “pelado”; sin los amenities de última generación en materia de armas y sensores (torpedos, sonar, contramedidas, radar y otros).
El presidente de Tandanor, Jorge Tudino integró la delegación viajera. Se busca capitalizar la capacidad y conocimientos técnicos del astillero estatal adquiridos en sucesivas reparaciones de los submarinos nacionales y la de media vida del ARA San Juan para encarar la construcción con la transferencia de ingeniería del oferente seleccionado. El modelo de negocio al que se aspira (habitual siempre que haya una matriz productiva ya desarrollada) es construir la primera unidad en origen y completar la serie en el país. Suena fácil, las condiciones económicas (financiamiento, inversión en maquinaria, entrenamiento de personal, etc), son determinantes en la operación. Argentina recorrió ése camino y fue con espinas por designio político.
Perón en su último gobierno firmó los decretos secretos N°956 “S”/74 Plan Nacional de Construcciones Navales y Programa de Submarinos, N°768 “S”/74 referidos al convenio con el astillero alemán Thyssen para la transferencia de tecnología necesaria para fabricar un astillero especializado y los submarinos de la clase TR-1700 con propulsión diésel-eléctrica. Dos primeros a construir en Alemania (ARA Santa Cruz, recibido en 1984 y ARA San Juan en 1985) y cuatro restantes en el astillero nacional desarrollado para la misión: Domecq García. En la década del 90 el vaciamiento y la destrucción de la industria estratégica argentina alcanzó al astillero Domecq García. En 1991 se clausuró el programa de submarinos, que no alcanzó a concretar ninguno de los cuatro TR-1700 de manufactura nacional, se desguazó el astillero, vendida la maquinaria “al peso” como chatarra, se abandonó una inversión de más de 500 millones de dólares sin contar la pérdida del know how que nuevamente se pretende recuperar.
Con novedades tecnológicas similares entre los dos competidores, hay dos razones del producto de Thyssen que hacen la diferencia en la apreciación de los marinos. Los submarinistas criollos llevan 40 años operando el modelo alemán, están formados con el ADN de esa tecnología, tripulaciones y técnicos saben de memoria cómo sacarle el jugo a un arma preparada para no estar en puerto, cuentan con el pilar logístico de años aunque el presupuesto hizo trizas el escaparate de repuestos. Valoran la perfomance del submarino alemán en guerra. El modelo 209 anterior, ARA San Luis, entró en combate real durante el conflicto del Atlántico sur, atacó en tres oportunidades blancos británicos. Es cierto que hubo fallos de las computadoras de a bordo y del sistema filo guiado de torpedos, sin embargo pudo penetrar el esquema de protección naval inglés sin ser detectado, atacar y evadir los buques enemigos.
El Scorpene tiene un atractivo estratégico del que tomaron nota en la Armada Argentina. La Marina brasileña se desprendió de la tecnología alemana que equipaba el arma submarina, operadora del modelo alemán 209 similar al de la marina argentina. Pasó a la manufactura francesa de Naval Group con la construcción de un astillero para submarinos, una base adecuada y transferencia de tecnología para que Brasil concrete el desarrollo del submarino nuclear sobre la plataforma (agregado de una sección donde se aloja el reactor) del sumergible de la clase Scorpene. Nada de esto es posible sin el planeamiento, el sentido de continuidad, la visión a largo plazo y legislación de offset. Factores de escasa presencia en la dirigencia política criolla. Ningún oficialismo, del color que sea, impulsó hasta ahora la denominada ley de compensaciones (offset), herramienta esencial que permitió a Brasil llegar al podio de desarrollo en la industria aeronáutica militar (fabricación del caza Gripen) y en la naval dentro del programa Prosub de fabricación e incorporación de 4 submarinos convencionales clase Scorpene en base a un acuerdo firmado con Francia en 2008 con el adicional de construcción del “Álvaro Alberto”, el primer submarino nuclear que saldrá de la planta estatal brasileña ICN y será entregado a la marina brasileña en 2031.
https://www.ambito.com/politica/compiten-alemania-y-francia-dotar-la-argentina-submarinos-n5484990
ooooo
La opinión de AgendAR:
Los submarinos «pelados», sin armas, sensores y electrónica de los que habla esta nota de Ámbito no nos sirven para nada.
Son el equivalente de los A-4R Skyhawk comprados por Menem a EEUU: útiles sólo para entrenamiento en navegación y desfiles. Entendemos que tener al menos una unidad pelada en Argentina eximiría a la Armada de la humillación reiterada de mandar a las tripulaciones de la Fuerza de Submarinos a entrenar en unidades peruanas, por supuesta falta de unidades propias.
Pero el Ministerio de Defensa no está para aliviar el sufrimiento psíquico de nuestros almirantes, sino para establecer una política de defensa e nuestros intereses marítimos. Por ende, el precio equivalente a U$ 500 millones por unidad pelada carece de todo sentido para el país.
Por lo demás, lo primero a charlar con los alemanes de ThyssenKrupp es que necesitamos que nos ayuden a reconstruir el astillero Storni. Ése el el nuevo nombre del Domecq García desde 2006, cuando lo reabrió Néstor Kirchner.
Las tareas prioritarias del astillero son reparar el ARA Santa Cruz, un TR-1700 oceánico, y el viejo ARA San Luis (un 209 costero), en lugar de comprar unidades nuevas pero únicamente decorativas.
La tarea siguiente es terminar aquí, bajo garantía, los TR-1700 a media construcción, con las renovaciones y novedades necesarias. Y esto al Ministerio de Defensa le abre un arco enorme de posibilidades:
- ¿Se mantienen las baterías de plomo-ácido originales, o se las suplanta por baterías de iones de litio como las que llevan ya 2 submarinos japoneses diésel-eléctricos clase Soryu, y el próximo clase Taigei? El Ministerio de Defensa japonés dice que, esperablemente, estas nuevas baterías son de mayor densidad energética que las de sulfúrico-plomo, ergo almacenan más carga, se recargan más rápido, y le han dado al Oryu y Toryu, los 2 últimos ejemplares de la clase Soryu, mayor autonomía y velocidad en navegación silenciosa puramente eléctrica, con los motores diésel apagados. Pero -son militares- no dan cifras concretas.
¿Se mantienen las motores diésel, o se los suplementa con algún tipo de planta térmica anaeróbica AIP (Athmosphere Indepent Power)? Un TR-1700 es un submarino relativamente compacto: no tiene espacio para ninguna planta de éstas, salvo que se le añada un anillo extra al casco. Pero justamente, hablamos de 2 unidades que no se terminaron jamás, lo cual quizás los exima de un corte de casco de presión: el ARA Santa Fe, con un avance de obra del 74%, y el ARA Santiago del Estero, con un 35%. ¿Qué se gana con una planta AIP? Las hay de diversa tecnología y con distintas prestaciones, pero su destino suele ser más la recarga de baterías que la propulsión, porque no dan grandes potencias. En general rinden casi una semana más de inmersión sin usar el snórkel, con los diésel apagados, en total silencio, pero con suministro de aire, agua y calor para la tripulación, y potencia para los sensores y sistemas de ataque. En caso de guerra, un submarino AIP tiene casi 3 semanas en las que al enemigo le será muy difícil localizarlo, incluso aunque esté directamente bajo sus barbas.
La opción nuclear: cualquiera de los TR-1700 sin terminar es el destino natural del reactor tipo PWR (Pressured Water Reactor) que el equipo del Ing. José Converti, de la Comisión Nacional de Energía Atómica, vienen desarrollando desde la ingeniería básica. Es sumamente compacto, para caber dentro de los 7,30 poco generosos metros de diámetro de los cascos resistentes de este tipo de naves.
Lo de comprarle submarinos a Francia porque eso nos abre la opción nuclear es no entender el negocio naval y tampo el negocio nuclear. La opción nuclear ya la tenemos abierta por la Comisión Nacional de Energía Atómica. Francia a Brasil sólo le ha dado la tecnología para fabricar su nueva flota de Scorpene diésel-eléctrica. El submarino nuclear brasileño SNB Alvaro Alberto usa el casco, los sensores y armas de un Barracuda, submarino del mismo astillero (Naval Group) pero bastante mayor que un Scorpene por dimensiones. Y por ahora con el motor nuclear los brasucas se las están arreglando solos. No sin los esperables tropiezos: van muy despacio.Podría ser que Francia sí los ayude a los primos a motorizar el Alvaro Alberto. Después del desaire de los EEUU y el Reino Unido hacia Francia, cuando les soplaron a Australia como cliente y sumaron a la isla-continente como país aliado dotado de submarinos nucleares por decretazo del ex presidente Donald Trump, quedó muy dañada una regla diplomática jamás formulada en forma pública, pero clarísima por sus efectos, nacida en la Primera Guerra Fría.
Esa regla dice que la motorización nuclear para submarinos no se transfiere ni se vende, ni siquiera a aliados, y se ha respetado desde la construcción del Nautilus hasta este incómodo asunto australiano. Como argento, confío más en un reactor naval propio y posible que en uno francés imaginario, montado además en un submarino impagable.
Un Barracuda, oh, lector, es un animalito de U$ 1.200 millones por unidad, y eso con motores diésel-eléctricos + un motor Stirling AIP.
Lo que dicen las revistas y webzines de defensa de nuestro país, que repiten acríticamente lo que les mandan decir algunos almirantes, es que conviene olvidarse de los TR-1700 y contentarse con el sucesor de exportación de ThyssenKrupp, el tipo 214. Es decir, olvidate de que tenés YA COMPRADAS Y PAGADAS una Toyota Hilux usada a reparar y dos más sin uso pero a terminar, pero modelo 1988, y alegrate con una Corolla crossover. Eso sí, nuevita.
Los tipo 214 son submarinos excelentes si uno es Grecia, Corea del Sur, Portugal o Turquía, es decir si uno no está demasiado excedido de longitud de costas y de kilómetros cuadrados de plataforma continental. Lamentablemente somos el 8vo país del mundo por superficie monocontinental, con 6.400 km. de costas, 1,8 millones de km2 de mar, 1 millón de km2 de Zona Económica Exclusiva intrusados por pesca depredadora mayormente española y asiática, y pérdidas de soberanía sobre 1,7 millones de km2 de aguas usurpadas por el Reino Unido.
Me encantan los 214, como sucesores evolutivos del 209 que, con el nombre de San Luis, tan bien nos sirvió en Malvinas… aunque estaba tan miserablemente mal mantenido por el cliente (es decir la Armada) que le fallaba todo, desde la computadora de tiro hasta los torpedos.
Si Alemania regalara los 214, le aceptaría todos los que nos donen. Pero prefiero los TR-1700, primero porque ya los compramos y están juntando óxido bajo el galpón de Storni desde hace 30 años.
Revistas autodenominadas nacionales de defensa insisten en que justamente, son viejos irremediables, valetudinarios, no tienen recuperación.
Clarísimo, los EEUU tienen todavía activo al USS Bremerton, el primer submarino nuclear de ataque de la clase Los Angeles, botado en 1978, comisionado en 1981. Peor aún, tienen activos 27 submarinos más de esa clase, los muy ignorantes.
De la clase Los Ángeles, los EEUU retiraron únicamente a los 33 más ruidosos. Y si hay que hacer historia, la única vez que un TR-1700 argentino tuvo que hacerle frente en maniobras navales a una cantidad de ese tipo de naves, ¿adivine el lector quién ganó, a fuerza de silencioso y rápido? Sí, el TR-1700, concretamente el ARA San Juan, y eso sucedió en 1994 durante las maniobras Fleetex organizadas por los EEUU y Venezuela.
Los gringos sabían que los TR-1700 eran adversarios jodidos. Cuando el ARA Santa Cruz se vino desde Bremen a la Argentina, viajó por superficie, escoltado por el destructor Phoebe, por su helicóptero Sea Lynx y por los cuatrimotores Nimrod antisubmarinos de la Royal Navy, que necesitaban tomarle la firma acústica… hasta entrar en el Golfo de Vizcaya. Ahí, en medio de un tormentón, el Santa Cruz se les piró y no lo encontraron nunca más. Maggie Thatcher dio orden a los 2 submarinos nucleares en patrulla por el Mar Argentino de hundirlo, si se acercaba a las islas. Añadió 3 destructores a la búsqueda. Los gringos peinaron el mar con sonar activo, pasivo y sonoboyas, pero nada. ¿Adónde estaba el Santa Cruz?
¡Pop! Reapareció como si nada frente a Mar del Plata, tras un viaje submarino de 556 horas y ocho minutos, y con un total navegado en inmersión de 5246,55 millas náuticas. Lo que en unidades más normalitas de medida, serían 9700 km. Faltaba nomás la Reina buscándolo. ¡Y no lo detectaron!
El siguiente TR-1700 fue el San Juan. Nuestro pobrecito viejo submarino inútil se coló en silencio a través de la cortina defensiva de submarinos nucleares y destructores, y «hundió» el USS Mount Whitney, la nave capital del equipo atacante.
Hablamos del mismo ARA San Juan que naufragó -pero esta vez en serio- en 2017 por una válvula de snórkel que no cerraba bien, y falta de mantenimiento, y falta de huevos en la cadena de mando para decir «Si no está 100% operable, no sale». En lo más alto de dicha cadena de mano, el poliministro Jorge Aguad, que pasó de Telecomunicaciones a Defensa, a cuyo paso los satélites morían y los aviones se caían, le echó obviamente la culpa al astillero Storni.
Todo el mundo se la tiene jurada al Storni. Al menos, el mundo alineado hoy con la OTAN. Para comprobarlo, sólo es ver la historia del ARA Santa Cruz, que en 2015 ingresó al Storni reparación de media vida, algo que dura entre 1 y 3 años de acuerdo a cuánto haya que renovar y sustituir. Pero ahí se quedó, abierto como una sandía.
Porque en 2017, cuando se perdió el San Juan, Aguad interrumpió la reparación de su submarino gemelo. Hombre precavido, dicen algunos, y otros vivan a Su Majestad Isabel 2da. Desde entonces, seguramente por un traspapelamiento, uno querría creer, está en disponibilidad 4, es decir, para el chatarreo, aunque nadie ha querido tirar la primera piedra. Y oficialmente desde entonces, no tenemos submarinos. Pero es un macanazo.
La diferencia más importante entre los submarinos 209 de HowaldsWerke y los TR-1700 de Thyssen no era únicamente dimensional -que no es tanta- o de cantidad de combustible a bordo, que es notoria. Ambos usaban bancos de baterías de media tonelada por pieza, pero de ésas nuestro TR-1700 tenía 960, el doble que los tipo 209. Es parte de la explicación de la velocidad de los TR-1700 en inmersión: 24 nudos de máxima… declarada.
Su Majestad sabe por reina pero más sabe por vieja. Con 4 de estos aparatos en Argentina, ni en un rapto de locura se habría atrevido a sacarle tantas aguas territoriales como nos sacó a nosotros desde 1986 en adelante.
Todos los TR-1700 son submarinos oceánicos, y como tales, constituyen armas de contrabloqueo. Ayuda-memoria: los ingleses nos bloquearon 2 veces en el siglo XIX, entre 1806 y 1807, cuando el Virreinato, y luego entre 1845 y 1850 en tiempos de Rosas. El costo económico para la naciente Confederación Argentina fue enorme. Salvo que reinventemos un poco nuestra geografía y nuestra producción, siempre seremos un país fácil de bloquear. El 80% de lo que producimos sale por el Plata.
Todos los submarinos alemanes son acústicamente invisibles, pero los TR-1700 son un arma desequilibrante. Pueden reventar un bloqueo de la boca del Río de la Plata y del puerto de Quequén desde retaguardia, cosa que a los derivados de los 209, como el 214, les quedaría muy fuera de sus capacidades, por autonomía en inmersión.
Si tu misión es volver carísimo un bloqueo naval, olvidate de submarinos costeros y de la Plataforma Continental. Pensá en grande. Operá desde mar adentro. Para algo tenés como arma principal un TR-1700 con 90 días de autonomía real, y cuyo casco de presión -como lo demostró el naufragio del San Juan- resistió la implosión hasta la increíble profundidad de 600 metros.
No estamos apurados en comprar submarinos. Tenemos 4, uno declarado muerto cuando todavía tiene harta vida por delante, 2 sin uso, uno de ellos potencialmente nuclear.
Estamos, eso sí, muy apurados en recobrar el astillero Storni. Somos industrialistas.
Daniel E. Arias
https://agendarweb.com.ar/2022/07/14/argentina-necesita-submarinos-no-estos/
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Yo no comulgo mucho con Arias generalmente, pero en esta estoy 100% con él.
Los TR son la mejor opción que tenemos. Nadie puede decir nada si le ponemos armamento chino, turco o del que se nos ocurra. Si negociamos AIP tipo Stirling, o una pila de Hidrógeno Siemens o desarrollamos unas súper baterias de litio de alta carga.
Va por ahí. Hay que dejar de pensar en comprar el modelo que nos quieran vender para tenernos agarrados.
Si los U209 siguen siendo armas válidas y se siguen actualizando, un buque basado en el TR1700, con mayor longitud, nueva tecnología, armamento no vetable y sensores propios debería ser el camino.
Usaría el 209 y el TR1700 que tenemos para desarrollar los sistemas de los otros dos, y formar a las tripulaciones, de la misma forma que ya le pasaría el ARA Heroína a ARS y Tandanor para que desarrollen la base del programa de actualización y remotorización de las MEKO360. Y así llegás a los definitivos, usando los otros para desarrollar.Se tiene que armar un plan. La clase dirigente no entiende nada, pero se pusieron de acuerdo en votar el fondef porque, dentro de su ignorancia, ven que el material es obsoleto, inútil y peligroso.
Y con la malaria de divisas que hay, todo lo que se pueda pagar en pesos debería encararse localmente...Saludos
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Me pasó lo mismo, siempre tiene algunos errores o se bandea mucho, pero está vez le pegó un 100%! Los TR son la mejor opción, lástima los almirantes q tenemos...
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La propuesta de ThyssenKrupp Marine Systems es por tres 209 de última generación con transferencia de tecnología y capacitación de técnicos y trabajadores argentinos, los tres a ser contruidos en Tandanor.
No hace falta usar mucho la imaginación para darse cuenta que con el upgrade a Tandanor, terminar luego los TR1700 es el paso lógico.
Por útimo no entiendo esa obsesión de un sub. convencional de propulsión nuclear, sería una pesadilla presupuestaria y logística, una cosa es un boomer cargado de confites (absurdo para Argentina) y otra lo que realmente necesitamos, patrullar, espiar e interceptar. -
El submarino nuclear siempre te vas dar velocidad de emplazamiento, para llegar a la zona de patrulla, autonomía en general y más que nada autonomía sumergido.
Y si sos como Brasil, que aspira a tener su grupo de combate de portaaviones en un futuro, lo necesitas para que le pueda mantener el ritmo a los buques de superficie o incluso adelantarlos, para llegar a la zona de patrulla antes que la fuerza de superficie, cosa que los submarinos convencionales no pueden hacer, ni con AIP.
Con la cantidad de agua territorial que tenemos el submarino nuclear no es una necesidad descabellada. El tema es bancar el desarrollo y después el mantenimiento... Son muchos años de guita comprometida. Y a un buque nuclear no lo podés dejar que se lo coma el óxido en un puerto, porque no solo es un riesgo para sus tripulantes, sino para todo lo que lo rodea...
Demasiado compromiso, me parece.Saludos
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Seguro, no niego las capacidades de un sub nuclear, pero en estos momentos me parece descabellado, prefiero varios costeros bien furtivos bien equipados con sensores y armamento de última generación y lo ideal complementarlos con alguno para aguas profundas.
Cuando no saben donde estás, estás en todos lados.
Saludos -
Es que solo costeros no te termina de servir. Teniendo una sola base en Mar del Plata, te gastás la mayoría de la autonomía llegando a la zona de patrulla. El esquema original planteado para los TR con 2 tipo 209 más costeros y 6 TR más oceánicos parece más acertado. El arma submarina tiene que poder adentrarse en el Atlántico y atacar, de ser necesario, líneas de suministro u obligar a que un adversario ya se empiece a preocupar desde bien lejos.
Yo creo que con todo el conocimiento que se ha juntado estos años de los TR, de sus virtudes y falencias, tenemos la gran oportunidad de lograr las mejoras de la plataforma que sean necesarias, con la libertad de armarla con lo que se nos ocurra. Es un conjunto de oportunidades que no ofrece ninguna otra opción.
Y hasta se podría innovar en seguridad para la tripulación. El 209 1500 tiene una cámara de presión para resguardar a la tripulación. Y también se debería invertir en un buque de apoyo y rescate para submarinos. La tragedia del San Juan no se puede volver a repetir.Saludos