Noticias de Brasil
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Brasil rompe su récord y es el único país en el mundo con más de 3.000 muertes diarias por la covid-19
Las autoridades registran 3.251 fallecidos, sin una estrategia clara de combate contra la enfermedad
La pandemia de coronavirus se acelera en Brasil y ha entrado en su peor fase. Este martes, el país superó la marca de los 3.000 muertos para una sola jornada. En concreto, se registraron 3.251 muertes en las últimas 24 horas, lo que ha elevado a 298.676 las víctimas desde el inicio de la crisis, según datos del boletín del Ministerio de Salud. Solo Estados Unidos había superado, en diciembre del año pasado, la marca de 3.000 muertes diarias. México también alcanzó esta cifra, el 5 de febrero, pero esto se debió a que el día anterior no había contabilizado ninguna muerte.
Cuando Estados Unidos, que tiene 333 millones de habitantes, alcanzó 3.177 muertes en un día, el 9 de diciembre, representó una tasa de 9,6 muertes por millón de habitantes, según la plataforma Our World in Data. El 12 de enero, días antes de la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, sumó 4.477 muertes; la tasa subió a 13,53 muertes por millón de habitantes. Brasil, con unos 210 millones de habitantes, ha alcanzado este martes las 15,5 muertes por millón.
Las muertes del día en el Estado de São Paulo anticiparon el nuevo récord nacional. La entidad más rica de Brasil contó este martes 1.021 muertes en 24 horas, según el Gobierno de João Doria (PSDB). El récord anterior fue una semana antes, el 16 de marzo, día en que se contabilizaron 679 muertes. São Paulo tiene la red de hospitales públicos y privados más grande y prácticamente no hay vacantes para nuevos pacientes: la tasa de ocupación de camas de UCI supera el 91%. La situación es similar, o incluso más dramática, en las otras unidades federales. La semana pasada, los gobernadores dijeron que los medicamentos sedantes para la intubación de pacientes en las UCI se estaban agotando en al menos 18 Estados y que más de un centenar de ciudades ya estaban acusando falta de oxígeno envasado.
Las cifras de Brasil no colocan al país en una situación sin precedentes en el mundo, ya que otras naciones ya han pasado por períodos similares o incluso peores en la pandemia. Pero, mientras los principales afectados por el coronavirus apuestan por medidas estrictas para restringir la circulación, Brasil va en sentido contrario. El presidente Jair Bolsonaro niega la gravedad de la crisis desde sus inicios, promoviendo aglomeraciones y volviéndose contra los gobernadores que intentan endurecer las cuarentenas. Resultado: Brasil no es solo el segundo país con mayor número de muertes, solo detrás de Estados Unidos, con 543.196 muertes, sino que es el único que hoy registra más de 1.000 muertes diarias.
“No sabemos durante cuánto tiempo tendremos que enfrentar esta crisis, pero quiero tranquilizar al pueblo brasileño. Las vacunas están garantizadas”, ha dicho Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, este martes. “Estamos en un momento en que una nueva variante de coronavirus infelizmente le ha quitado la vida a muchos brasileños”, agregó el mandatario en un mensaje a la nación.
Entre los 10 países con el mayor número absoluto de muertes (Estados Unidos, Brasil, México, India, Reino Unido, Italia, Rusia, Francia, Alemania y España), Brasil también lidera la tasa diaria proporcional más alta. Considerando el promedio diario entre el 16 de marzo y el 22 de marzo, el país tiene una tasa de 10,85 muertes por millón de habitantes cada día. Está detrás de otros siete países: Hungría (20,23 muertes), República Checa (19,09), Montenegro (16,38), Bosnia y Herzegovina (15,41), Bulgaria (14,72), Eslovaquia (13, 06) y Macedonia del Norte (11,18), según Our World in Data
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Qué significa para el futuro de Lula en Brasil, el fallo del Supremo que le devolvió a la inocencia
En un fallo mayoritario, la máxima autoridad del Poder Judicial determinó que Sergio Móro había sido juez y parte al encausar, investigar y condenar a Lula en el marco de la operación Lava Jato. La libertad y la rehabilitación le llegan a quien será candidato petista en las elecciones de 2022 tras registrarse un nuevo récord de contagios y muertes por Covid-19 en Brasil.
El mocinho héroe ahora es bandido, y o bandido ahora es el héroe. Lula ha resultado inocente y Moro declarado culpable. En una decisión histórica, la máxima autoridad de la Justicia de Brasil invirtió la polarización sobre la que Jair Bolsonaro había montado su campaña para ganar las presidenciales de 2018. El sello de la garantía judicial cambió de campo. Pero no se vuelve al primer casillero: porque ahora los tribunales determinaron que el héroe septuagenario fue la víctima de la injusticia del bandido cuarentón, como los adultos mayores lo son ahora del gobierno brasileño en tiempos de Covid—19.
Los caminos de la libertad
En fallo dividido pero de nítido saldo —rico en razonamientos y razones sustantivas en el voto de la mayoría—, la segunda sala del Supremo Tribunal Federal (STF) sentenció que el ex juez federal Sérgio Moro había sido guiado por su parcialidad y por la busca excluyente de satisfacer objetivos prefijados previamente por él mismo al procesar, hacer investigar y condenar al ex presidente Luis Inázio Lula da Silva. Tres de los cinco ministros de la segunda sala concluyeron que el magistrado que había sido la figura de mayor perfil en la operación judicial anticorrupción Lava Jato había sido una de las más íntimamente corruptas. Los tres coinciden básicamente en que falta todo elemento que pudiera alegarse para desmentir esta sinopsis del juez de Curitiba: Moro había dado lugar en su jurisdicción a denuncias y abierto causas para cuyo procesamiento era incompetente y de las que no era juez natural, había sido juez y parte al guiar la investigación, había prejuzgado al reo y anticipado su sentencia al ministerio público, había violado las reglas del debido proceso y había avasallado el derecho de legítima defensa al aniquilar la "paridad de armas" entre fiscales y defensores.
Para los ministros que concluyeron la parcialidad de Moro después del examen de su proceder, los diálogos del magistrado con el Ministerio Público, conocidos por unas escuchas (o clandestinas, o bajo secreto pero clandestinamente obtenidas) difundidas por The Intercept Brasil, confirmaron —más que propiamente revelaron por su pobre contenido— un patrón de conducta. El juez Moro y el fiscal Deltan Dallagnol parecían en colusión, prejuzgando la culpabilidad del acusado. La reacción a la decisión del STF por parte del fiscal, que en su perfil de Twitter se define como "Discípulo de Jesús, Marido y padre apasionado, Tiene una Maestría en Harvard", fue la de justificar la justicia del Lava Jato por los 5 mil millones de reales que, después de las confesiones obtenidas de varios acusados de corrupción, fuero retornados a las arcas del Estado.
La edad de la razón
El Supremo Tribunal Federal no encontró válida ninguna interpretación que aprovisionara de un sentido justificativo al comportamiento del juez revelado por el estudio de los expedientes y de otros documentos. Encontraron que, en Moro, el magistrado que quería descubrir y castigar la colusión corrupta de Estado y empresas había sido sustituido por un cruzado que todo encontraba legítimo en una cruzada llamada Lava Jato que cada vez más elegía a priori a sus culpables según criterios políticos y después buscaba con qué apuntalar una condena previa. Esto, y ahí se detienen los jueces supremos, sería extrapolar, y ellos quedan del lado seguro de la frontera antes de extraer conclusiones lógicas, pero no por ello vigentes, de sus considerandos. La decisión concierne específicamente a uno de los cuatro procesos que siguió a Lula, el de un tríplex en la ciudad balnearia de Guarujá, en zona popular del litoral paulista, poco apetecido por el turismo.
El profesor de Derecho Penal y Procesal Penal en la Universidad de San Pablo (USP), y abogado criminalista, Gustavo Badaró de la USP comentó el fallo del STF y explicó así, a pedido del "Jornal Gente" de Radio Bandeirantes, cuál es el mensaje del voto mayoritario: "El magistrado debe mantenerse equidistante de las partes en un proceso. El fallo del STF no dice nada sobre la institución de la ‘delación premiada’. Aun cuando la institución fuera antigua, recibió un gran incentivo en 2013 con la ley 12850. Pero la parcialidad de Moro no está vinculada con el recurrir a delaciones premiadas para incriminar a Lula, dado que no hay delaciones premiadas en los cuatro procesos que culminaron con la condena de Lula. Aunque el fallo conocido el miércoles sólo aplica el fallo para el caso del tríplex en Guarujá, la jurisprudencia es pacífica al respecto: declarada la parcialidad del juez en un determinado juicio, esta se extiende a todos los restantes procesos que hayan involucrado al mismo acusado [los restantes tres conciernen a un terreno en la localidad paulista de Atibaia, a otro terreno comprado para la fundación suprapartidaria sin fines de lucro Instituto Lula (dedicada a la colaboración de Brasil con África y Latinoamérica), y a donaciones destinadas a este Instituto]. Así lo decidirá el plenario del STF. Pero no a todos los del Lava—Jato."
El aplazamiento
Los ministros Gilmar Mendes y Ricardo Lewandowski fueron los primeros en votar que Moro había sido, en efecto, parcial: cada uno con considerandos propios, abundantes, coincidentes en la doctrina última, aunque con diferentes énfasis y puntos de partida y de llegada. La opinión de Carmen Lúcia, la última y definitiva para consolidar la mayoría, fue conocida por todos los medios el miércoles. Más sintética, no menos contundente, Lúcia difiere en un punto procesal con el titular de la sala. Si Gilmar Mendes en su sentencia condena a Moro a pagar las costas de un proceso inválido y corrupto que resultó muy oneroso para el erario del Estado, Lúcia expresamente —dado que su fallo es posterior, conocía el de su colega— señala que no debe pagarlas el magistrado, porque esto sentaría un precedente que incitaría a los jueces procesales a la prudencia, al saber que sus errores podrían costarles literalmente demasiado caros. Según Badaró, introduce también este distintivo Lúcia: "El juez no sólo debe ser imparcial, debe parecer imparcial. El acusado tiene que sentir que está siendo juzgado por un juez imparcial, que no tiene como objetivo el perjudicarlo. El magistrado debe ser responsable de su actitud y comportamiento, que pueden afectar de manera grave el derecho de legítima defensa".
La sentencia del STF solo se ocupa de Moro, y nada dice propiamente de Lula. O casi nada. Porque al señalar que Moro intimidó al acusado y a su defensa durante el proceso, los jueces del voto mayoritario sugieren que, de no haber pesado sobre ellos estas presiones y desventajas inequitativas, su desempeño sin duda habría podido ser mejor de lo que fue. Es una señal para el público, una invitación a la reflexión: ‘No juzguen ustedes a Lula, no se formen ustedes ninguna opinión de él a partir de lo que hayan visto y oído a lo largo de este largo proceso. Juzguen, en cambio, a Moro’.
La situación de Lula
En cuanto a la situación de Lula, el cambio es cualitativo con respecto a la sentencia ‘monocrática’ del juez Edison Fachin del lunes 8 de marzo. En aquella sentencia, en respuesta a un hábeas corpus de los abogados de la defensa de Lula, se determinaba la incompetencia de Moro para procesar y condenar en Curitiba al ex presidente, como lo hizo, en el marco de Lava Jato. Era ya una incompetencia grave. No estaba fundada en el desencuentro de las jurisdicciones territoriales, en que los hechos presuntamente delictivos hubieran ocurrido en el estado de San Pablo y en que Moro fuera juez en los tribunales federales de Curitiba, estado de Paraná. Se fundaba en que el juez del Supremo no hallaba vinculación creíble alguna en el nexo, alegado por Moro para ser él y no otro magistrado federal quien llevara adelante esas causas, entre esos procesos y la operación Lava Jato. Moro se había distraído del Lava Jato y dedicado fuerzas, esfuerzos, tiempo y recursos para cuatro procesos en suma muy menores, sólo importantes porque el acusado era Lula. Tampoco esto había sido siquiera insinuado por Fachin, que se había limitado a consignar aquella inconexión para la que no hallaba justificación bastante. El fallo del STF cambió el rumbo, al dejar de lado la respuesta de Fachin, y preferir en cambio hacer lugar y dar respuesta a otra demanda de hábeas corpus diferente que también había presentado la defensa de Lula (descartada por Fachin), que denunciaba la parcialidad (y no, o no sólo, la incompetencia) del juez Moro.
Una victoria pacífica
Ya la decisión de Fachin, al anular los procesos, abría el camino a la elegibilidad política de Lula y a su candidatura por el Partido de los Trabajadores (PT) en las presidenciales de 2022. El fallo no declaraba a Lula inocente, pero le restablecía la presunta inocencia al anular procesos y por tanto condenas. La expresión ‘presunta inocencia’ se reserva para los procesados, o acusados, o aquellos que aguardan decisiones judiciales que pueden colocarlos en la situación de tener que probar esa inocencia que se les presume pero no se les da por probada. La decisión conocida el miércoles del STF permite decir sin la menor exageración que ‘Lula es inocente’.
Fachin había remitido a los tribunales de Brasilia, donde sí estarían los jueces naturales de Lula, todo lo actuado por Moro en Curitiba. De esos procesos, el juez era inválido, pero las pruebas podían ser válidas. Ya se hacían especulaciones sobre las diferentes decisiones de diferentes jueces de Brasilia, según que cayeran o no en sus manos los procesos remitidos por Fachin. La decisión del STF deja sin efecto la remisión de Fachin. Porque a partir de ahora todo lo actuado también está viciado, contaminado por la parcialidad de la actuación del juez. Y no sólo de una nulidad formal, procesal. Queda viciado en su interior: las pruebas obtenidas por un juez parcial ya nada demuestran de por sí, y su laboriosa restauración parece más ardua que la producción de nuevas pruebas (que, si probaran lo mismo que las viciadas, serían objeto de riguroso y escéptico examen por el público).
Hay otro motivo que hace que los partidarios de Lula celebren ahora con un entusiasmo más tranquilo que exasperado una victoria pacífica de la ley sobre el lawfare. En el caso de que en los juzgados de federales de Brasilia el Ministerio Público retomara de cero las causas aniquiladas, se enfrentaría con un freno para ese impulso: aquellos hechos —que Moro juzgó delitos— ocurrieron hace ya mucho tiempo y la prescripción inhibiría la formación de nuevas causas.
La muerte en el alma
En su primera conferencia de prensa tras haber sido anulados por Fachin los procesos donde había sido juzgado y sentenciado por el ahora declarado incompetente Moro, el miércoles 10 un Lula centrista había iniciado una campaña presidencial basada sobre la gestión: él apagaría la pandemia que Jair Bolsonaro atizó. Dos semanas después, el miércoles 24, Bolsonaro se ponía al frente de una campaña nacional de guerra al Covid—19 por vía de la vacunación. Si Lula había mostrado moderación calibrada, no menos calibrado fue el abandono del negacionismo de la pandemia por un presidente que ahora invitaba a vacunarse contra una peste a la que ya no degradaba a gripezinha, convocaba a la oposición y a los gobernadores estaduales a colaborar en santa unión nacional con el Estado Federal por la salvación pública, peregrinaba por los santuarios de los otros dos poderes del Estado y estrenaba nuevo y profesionalmente idóneo y respetado ministro de Salud, Marcelo Queiroga, el cuarto de su gestión.
La decisión del STF y su anuncio llegaron al público en las circunstancias y la coyuntura más anticlimáticas del siglo para la alegría brasileña. Cuando el país supera los 100 mil contagios diarios y un estudio de la Universidad Federal Fluminense (UFF) prevé un futuro demasiado próximo de 5 mil muertes cotidianas por Covid—19, cuya prolongación se podrá acortar según el acierto de la medidas que se adopten, pero cuyo advenimiento no podrá evitarse ni demorarse. La movilización de una oposición con capacidad de victoria está ahora fuera de radar para la agenda de fuerzas políticas del oficialismo, y fuera de foco para los medios de comunicación masivos en general. En aquella normalidad que hoy se sabe irrecuperable, habría sido una noticia como ninguna otra, y el PT ocuparía de nuevo ese lugar de vanguardia de la oposición que tan bien supo convertir en el espacio del cambio y aun la utopía en tiempos de la dictadura y la socialdemocracia. El solo hecho de que el STF haya sido quien frustró al lawfare en tiempos de Bolsonaro y que ni haya excusado a Moro, que sigue defendiendo su imparcialidad, ni exaltado la militancia moral del Lava Jato (hoy la sombra de una ruina ahora más arruinada), de que el juez del STF nombrado por el actual presidente, Kássio Nunes, haya votado en contra pero sin cajonear el caso indefinidamente —como estaba entre sus potestades el hacer, y como otros habían hecho antes en tiempos de Michel Temer (el vicepresidente de Dilma Rousseff y sucesor post— impeachment)—, no perjudica en nada al oficialismo.
En dos semanas, la catástrofe sanitaria había crecido en una proporción y con una velocidad mayores a las pronosticadas por un Lula erigido en líder de la oposición centrista que, sin embargo, había sido espectacularmente sombrío y apocalíptico. Más que el reclamo por vacunas, poco había podido aportar esa oposición que se empezaba a sentir con capacidad de victoria sobre el rival que había humillado al PT en 2018. El que se ofrecía como piloto de tormentas encontró una tormenta demasiado perfecta. No es el mejor momento para que Bolsonaro despliegue su antagonismo y desprecio por los jueces que devolvieron a Lula a la libertad y la inocencia. Tanto más cuando la sanción judicial de la parcialidad de Moro era esperada por los aliados de gobierno en el Congreso incriminados o de alguna manera imbricados en procesos nacidos de la operación Lava Jato, como Arthur Lira, presidente de la Cámara de Diputados, que congratuló al STF por acabar con una parcialidad "de la cual la Historia jamás absolverá [al juez corrupto]". En todo caso, la inocencia de Lula no parece amenazada por violencias en las redes o por marchas en las calles. No se ha dejado de señalar que hay otros procesos que siguen en pie contra el PT, y que eventualmente podrían implicarlo. El gesto luce un tanto abstracto. Si la baja intensidad, que promete durar, favorecerá a Lula, o todo lo contrario, es imposible decidir. Acaso lo deje mejor colocado para cumplir el destino de volverse el Joe Biden que tenga reservado el admirador de Donald Trump que gobierna Brasil.
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Crisis militar en Brasil: por primera vez en la historia renunció toda la cúpula de las Fuerzas Armadas
Tras reemplazar al ministro de Defensa, Jair Bolsonaro aceptó la renuncia de Edson Pujol, jefe del Ejército; Ilques Barbosa Junior, de la Marina; y Antonio Carlos Moretti Bermúdez, de la Fuerza Aérea
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Las autoridades sanitarias de San Pablo y otros estados de Brasil estiman que si Bolsonaro no toma pronto medidas de restricción a la circulación social para limitar los contagios es muy probable que Brasil llegue a los 400.000 muertos por Covid-19 para el mes de Mayo. Hoy hay una lista de espera de 6.500 pacientes sin cama en los hospitales de Brasil que están colapsados... Bolsonaro insiste en no tomar medidas sanitarias para no afectar la economía, pero con más de 12 millones de contagios desde hace un año que las principales industrias de Brasil vienen cortando turnos de producción por contagios en las plantas, al punto que en estos momentos hay una suspensión de dos semanas vigente en todas las terminales automotrices de Brasil acordada entre las empresas y los sindicatos para tratar de limitar contagios... la caída de la producción hace que en determinados modelos de autos la espera en las concesionarias sea de hasta cuatro meses...
Brasil se ha convertido por la negligencia de Bolsonaro en un factor de desestabilización regional que esmerila las políticas sanitarias de todos sus vecinos, y en el caso de Argentina en particular se agrava porque gran parte de las autopartistas argentinas exportan a Brasil que ahora está con una tasa de producción mínima y comenzó a reducir pedidos...
Un agravante de este cuadro es que uno de los pilares del proyecto político de Bolsonaro era el sector militar nacionalista que conformaba parte de su gobierno, pero con el que entró en crisis de entrada porque su otro gran pilar eran los militares y empresarios del sector más liberal encabezados por su ministro de Economía Paulo Guedes que para decirlo mal y pronto es como el Domingo Cavallo de ellos y que impulsa las privatizaciones de empresas estratégicas como Petrobras y Eletrobras y que parece que le copiara los discursos a nuestro Martínez de Hoz. Y a ese cisma fundacional del bolsonarismo se le suma que el ala nacionalista de los militares exigió de entrada medidas contra la pandemia (igual que el congreso, la corte suprema, la iglesia y todo Brasil) a las que Bolsonaro siempre se opone con vehemencia a pesar de como suben las cifras de muertos.
Para sumarle inestabilidad a la cosa el principal contendiente electoral de Bolsonaro para las elecciones presidenciales de Brasil en 2022 es quien hasta la llegada del coronavirus era uno de sus principales aliados, el gobernador de San Pablo Joao Doria que desde marzo del año pasado exige cuarentena y que en el laboratorio estatal de San Pablo, el Butantan, está produciendo la vacuna china sinpoharm y desarrollando una vacuna propia... Y Bolsonaro demoró en aprobarle el uso de la vacuna china hasta que logró firmar un contrato antes con otro laboratorio para no concederle a un posible rival electoral la medalla de quien aplicaba las primeras vacunas... y aunque es es probable que Lula sea el candidato con mayor intención de votos el que más preocupa a Bolsonaro es Doria porque podría dividirse con él los votos de derecha y facilitarle la cosa al PT.
Y ahí entra el último cachetazo que se comió en estos días Bolsonaro con la decisión de la Corte Suprema de Brasil de anular la condena contra Lula que emitió el ex juez (Y ex ministro de Justicia de Bolsonaro) Sergio Moro por "animosa" después que se filtraran los chats entre el juez y el fiscal para hacer un juicio que quedó más coreografiado que pelea de titanes en el ring.
Bolsonaro ya convirtió a Brasil en un problema regional, ahora está a un suspiro de además convertirlo en un problema ingobernable...
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Bolsonaro instigó a Lacalle Pou a mandarlo para cuestionar al Mercosur y decir que Argentina es un lastre para ellos. Les terminó saliendo todo mal, porque ante la bravuconada de Lacalle, AF le respondió "¿Ah, te querés ir?, Bueno andate" y Lacalle quedó pedaleando. No puede irse porque se derrumba la economía uruguaya muy dependiente de la Argentina y de un Brasil que viene derrumbandose
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@pisciano pero para los grandes medios, Fernandez es el soberbio. Increíble!
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Y que se puede esperar de un demente como estos tipos... no podía ser de otra manera y finalmente cumplió con todos los pronósticos..(mira como en Europa ahora van calladitos la boca)... "Quien mal empieza peor termina"...Bolsonaro llegó a Brasil como un elefante en una cacharreria, arrasando y avasallando todo impunemente a base de billetes, un maltratador, un racista, un misógino, un inmoral...con un pasado demasiado oscuro de sangre y violencia en sus negocios que nadie tiene h...os a denunciar..., la versión brasileña del Ku Klux Klan....utilizando el mismo mecanismo que usoTrump en EE.UU....y de quien es íntimo amigo desde hace años....
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Trump al lado de Bolsonaro es un moderado
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Brasil detectó una nueva variante que puede ser una mutación de la cepas de Manaos y de Sudáfrica
Fue diagnosticada en un paciente de la ciudad de Sorocaba, interior del estado de San Pablo, una de las más afectadas por el colapso hospitalario de la segunda ola de Covid-19.
Brasil detectó una nueva variante del coronavirus que puede ser una mutación de dos poderosas cepas presentes en la segunda ola en gran parte del mundo, la P1 de Manaos o Amazonas y la de Sudáfrica, informó el gobierno del estado de San Pablo.
La variante puede ser una evolución de la variante del Amazonas mezclada con la de Sudáfrica, dijo el director del estatal Instituto Butantan, Dimas Covas, durante una conferencia de prensa.
La nueva variante fue detectada en un paciente de la ciudad de Sorocaba, interior del estado de San Pablo, una de las más afectadas por el colapso hospitalario de la segunda ola de Covid-19.
Si bien es similar a la cepa sudafricana, no se descarta que sea una mutación de la variante de Amazonas, surgida en noviembre en la ciudad de Manaos, la mayor de la selva sudamericana.
"En Sorocaba fue identificada una variante que fue sometida al trabajo científico. Es una variante parecida con la de Sudáfrica pese a que la pesona no tuvo contacto con viajeros que hayan estado en Sudáfrica. Por eso existe la posiblidad de que sea una variante de nuestra P1 que se encuentre en mutación hacia la variante de Sudáfrica", dijo Covas al lado del gobernador paulista, Joao Doria.
Covas dijo que los laboratorios deberán ahora hacer un seguimiento para determinar si esta posible mutación está presente en otros pacientes de coronavirus o es un caso aislado.
Las aglomeraciones recurrentes registradas desde noviembre a febrero en Brasil llevóa especialistas a alertar sobre el surgimiento de nuevas variantes por la falta de aislamiento físico y social (Diario 26).
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Bolsonaro modera su discurso ultraderechista
Jair Bolsonaro se ha vuelto pragmático. El presidente brasileño quiere ser reelegido en las elecciones del próximo año y acaba de dar un golpe de timón para demostrar que lleva la iniciativa ante la irrupción del expresidente izquierdista Lula da Silva, que ya le supera en las encuestas con un discurso moderado.
Con el cambio de seis ministros en un día, Bolsonaro pretende dar un mensaje de moderación, que no es lo mismo que un giro hacia el centro, sino más bien sacarle el prefijo ultra a su ultraderechismo para ampliar apoyos entre votantes y partidos conservadores de toda la vida.En este sentido, la salida más destacada en la remodelación del lunes es la del ministro de Exteriores, Ernesto Araújo. Tan o más ultraderechista, ultrarreligioso y negacionista que Bolsonaro, Araújo ha dado un paso al lado como chivo expiatorio del desastre sanitario brasileño. En línea con el mandatario, el ministro tensó las relaciones con China, uno de los grandes productores de vacunas y principal destino exportador de Brasil, lo que no solo retrasó la inmunización, sino que afectó las relaciones comerciales.
Parlamentarios bolsonaristas, así como los presidentes del Congreso y el Senado y 300 diplomáticos habían pedido la destitución de Araújo. Su sustituto será Carlos Alberto Franco França, experimentado diplomático de perfil moderado.La primera vacuna en llegar al país, en enero, fue la china CoronaVac, gracias las gestiones del gobernador opositor de Sao Paulo, João Doria, y pese a los improperios antichinos de Bolsonaro, que al final se plegó al pragmatismo y aceptó el inicio de la inmunización con ese antídoto. Ayer, Bolsonaro exprimió Twitter para demostrar que la vacuna es su prioridad: acuerdo con Pfizer para la compra de cien millones de dosis y contador al alza del vacunómetro con cerca de 18 millones de personas inyectadas.
No obstante, apenas el 8,5% de los 210 millones de brasileños han recibido una dosis, con el país batiendo récord de muertos. Más de 2.600 fallecidos diarios de promedio la semana pasada, cuando también se alcanzó el récord de decesos en un día, con 3.600 el jueves. El país acumula 315.000 muertes.
El segundo relevo destacado se dio en Defensa, donde Fernando Azevedo dejó paso a otro general, Walter Souza Braga Netto, un golpe de mano de Bolsonaro para tener el control directo de las fuerzas armadas. La medida generó malestar en los cuarteles y ayer presentaron su renuncia los jefes de los tres ejércitos, en una crisis inédita en democracia. Los tres comandantes filtraron a la prensa que su decisión era un acto de protesta contra el presidente –al que consideran “autoritario”– después de que en los últimos meses se opusieran a que los militares se inmiscuyeran en polémicas políticas, como quería Bolsonaro.
Otro cambio importante es el nombramiento de una diputada del Partido Liberal (PL), Flávia Arruda, como ministra de la Secretaría General de Gobierno, cargo que articula las alianzas políticas del Ejecutivo. El PL pertenece a lo que en Brasil se conoce como centrão , grupo de pequeños partidos, generalmente derechistas, que anteponen los negociados a la ideología y ofrecen sus votos en el Parlamento al sol que más calienta. Hasta ahora, Bolsonaro había rechazado vincularse demasiado al centrão por ser sinónimo de clientelismo político, pero la cercanía electoral ha hecho que el líder populista pretenda sumar todos los apoyos posibles.
Los otros tres cambios ministeriales afectan a Casa Civil (Presidencia), al Abogado General del Estado –con rango de ministro– y Justicia y Seguridad, cuyo nuevo titular, Anderson Torres, es un comisario de policía cercano a lo que se llama bancada da bala , agrupación de parlamentarios favorables a la liberalización de las armas.