La economía de países del este de la UE empeoran, mientras que la economía rusa ha mejorado su previsión de crecimiento según el FMI. Pese a las sanciones aplicadas desde Occidente, su crecimiento fue superior a todos los países de la UE de la región del este de Europa.
Estas conclusiones pueden extraerse de un análisis reciente formulado por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, BERD. En este sentido, Beata Javorcik, economista jefe del mismo, ha asegurado públicamente que muchos gobiernos de la zona este de Europa tienen miedo a sufrir cuantiosas pérdidas económicas sin opción alguna de sobreponerse.
Con los informes oficiales a mano del FMI correspondientes al 2023, la economía rusa ha mejorado su previsión de crecimiento y se situó en el 2,6%. De hecho, el rublo recuperó su valor de 2021, mejoró durante 2022 y siguió en esa posición de fortaleza en 2023, pese a que durante los últimos meses el comercio exterior de Rusia con Europa haya vuelto a caer con fuerza. No obstante, la economía rusa no parece quebrarse y por el contrario mejora sus previsiones.
Ante la dependencia energética de algunos países europeos con Rusia, que en algunos casos como Alemania o Finlandia adquerían entre el 60% y el 80% del gas natural que precisaban para su suministro, en el 2023 lograron bajarlo al 25 % y 30 %. Otros países como República Checa, Eslovaquia, Hungría o Letonia tenían una dependencia del gas ruso de entre el 80% y el 100%.logran situarse ahora en solo el 20 %, salvando casos de algunos países del centro de Europa como Hungría, Bulgaria y Eslovaquia, que no han mostrado grandes variaciones y su nivel de dependencia sigue prácticamente en valores parecidos al 2021.
Y si bien es cierto que algunos países de la Europa del Este no han logrado reducir su dependencia energética de Rusia, en general el conjunto de la Unión Europea en 2023 solo el 14% de las importaciones de gas natural procedía de Rusia.
Ahora, Washington se posiciona como el tercer mayor exportador de GNL del mundo, con 95.000 millones de metros cúbicos de gas exportado en 2022. De hecho, las importaciones de GNL (exceptuando a Rusia), principalmente de los EE.UU., Qatar y Nigeria, fueron del 25,7 %, siendo Noruega y Argelia otros dos exportadores esenciales en esta batalla energética.
El caso de Arzebaiyán paso del 6% suministrado en 2019 al casi 30 % en 2023 a la UE y se espera en 2024 que lleguen a enviar el 50 % del consumo europeo, unos 200.000 millones de metros cúbicos de gas de los casi 400.000 millones que consume el conjunto de la UE.
Hay que tener en cuenta que la economía de la UE y, en especial, de los países del este del viejo continente, se ha visto perjudicada. El shock de la oferta, provocado por el aumento progresivo de los precios del gas y del petróleo, así como el impacto de las amenazas geopolíticas ha derivado en una situación crítica para Europa.
Se estima que los impactos económicos de la guerra de Ucrania con costes presupuestarios directos a corto plazo para la UE y sus miembros podrían ascender a 175.000 millones de euros o alrededor del 1,1 al 1,4 % del PIB en 2022. De este modo, 50.000 millones de euros habrían sido empleados para contener los precios internos ante el agravamiento del shock de la oferta por transferencias, recortes de impuestos y/o controles de precios.
Además, 75.000 millones de euros fueron empleados para poner en marcha un plan de independencia energética, capaz de reducir la dependencia de Rusia, mientras que 30.000 millones de euros fueron empleados para mutualizar el coste de acoger refugiados y 20.000 millones en seguridad y defensa en 2022 (cifra duplicada en 2023).
Estos costes adicionales perturbarán el plan de consolidación fiscal planificado a partir de 2023 y es probable que agrave las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública en los estados miembros más frágiles.
Pese al incremento del endeudamiento, los países de Europa Central y del Este logran subsistir.
Los expertos entienden que 2024 será un año muy positivo, pues los países del sureste demostraron ser bastante resilientes, mientras que los del llamado Grupo de Visegrado, conformado por Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia, tendrán un crecimiento medio del 0,6 %, con la excepción de la economía húngara, que caerá un 1 %.
Si bien es cierto, el crecimiento económico será más lento, por lo que estas deducciones indican que la mayoría de los países de la región han digerido gran parte del impacto económico causado por la guerra. La idea es, ante todo, que Moscú no eleve la intensidad del conflicto.
La inflación continúa en unos niveles demasiado altos, aunque se prevé que los países de la región miembros de la Unión Europea, experimenten un crecimiento económico del 1 %, por encima del 0,2 % previsto para el bloque.
Los países de Europa del Este están protagonizando una convergencia real. El PIB per cápita en Eslovenia ha superado ya al de España y se espera que supere a Italia en 2029 si se ajusta al poder adquisitivo, según las últimas proyecciones del FMI.
Por otro lado, Polonia y Lituania superarán a España e igualarán a Italia, a finales de la década de 2020. Por consiguiente, pese al desarrollo del conflicto y del aumento de los costes de endeudamiento, el desarrollo y bienestar económico de la Europa del Este sobrevive.
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