Conflicto de Afganistán
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Afganistán al borde del abismo: los talibanes rodean las ciudades
The New Yors Times - Por Thomas Gibbons-Neff y Taimoor ShahPhotographs by Jim Huylebroek
16 de febrero de 2021Los talibanes se han acercado a varios centros de población importantes, incluida la capital de la provincia de Kandahar, mientras el gobierno de Biden evalúa si retirar o dejar sus tropas
Un avión A-29 de la fuerza aérea afgana despega del campo aéreo de KandaharPANJWAI, Afganistán — Los talibanes llevan meses invadiendo ciudades clave de Afganistán, amenazando con llevar al país a un punto de ruptura y empujando al gobierno de Joe Biden a una situación sin salida justo cuando se supone que la guerra más larga de Estados Unidos está llegando a su fin.
En los alrededores de la ciudad septentrional de Kunduz, a pesar del feroz frío del invierno, los talibanes han tomado puestos de avanzada y bases militares, y utilizaron pequeños aviones no tripulados armados para aterrorizar a las tropas afganas. En la vecina Pul-i-Khumri, se apoderaron de importantes autopistas en un asedio a la ciudad, y amenazan las principales vías de comunicación con Kabul, la capital del país.
Y en la ciudad de Kandahar, un bastión de importancia histórica y política y un centro económico para el sur del país, los combatientes talibanes han asaltado los distritos circundantes y se han acercado a la toma de la capital de la provincia como no lo habían hecho en más de una década.
La descarada ofensiva de los talibanes ha puesto al gobierno de Biden en un peligroso aprieto político. En virtud del acuerdo alcanzado por el presidente Donald Trump con los talibanes el año pasado, todas las tropas extranjeras —incluidos los 2500 miembros del ejército estadounidense restantes que apoyan al asediado ejército y a las fuerzas de seguridad de Afganistán— deben retirarse antes del 1 de mayo, lo que deja al país en una situación especialmente precaria.
Si el gobierno de Biden cumple la fecha de retirada, los funcionarios y analistas temen que los talibanes puedan aplastar a lo que queda de las fuerzas de seguridad afganas y tomar el control de ciudades importantes como Kandahar, en un intento de lograr una victoria militar completa o una amplia rendición del gobierno afgano en las negociaciones de paz en curso.
Pero si Estados Unidos retrasa su plazo de retirada, como recomendó el 3 de febrero un comité designado por el Congreso, lo más probable es que los talibanes consideren nulo el acuerdo de 2020 con Estados Unidos, lo que podría dar lugar a nuevos ataques contra las tropas estadounidenses y de la OTAN, y atraer potencialmente a Estados Unidos hacia una mayor implicación en la guerra para defender a las fuerzas afganas, contra las que los talibanes aún podrían tomar enérgicas represalias.
“La amenaza de victorias militares de los talibanes, especialmente en una zona tan simbólica y estratégica como Kandahar, hace difícil que el gobierno de Biden asuma los riesgos de finalizar la retirada de las tropas”, dijo Andrew Watkins, analista principal sobre Afganistán para el International Crisis Group, una organización de resolución de conflictos con sede en Bruselas. “Retirarse podría ser políticamente imposible si Kandahar aparece en las noticias de la noche”.
En Panjwai, un distrito vecino a la ciudad de Kandahar, el ruido sordo de la artillería marcó una reciente y cálida tarde de invierno, e indicaba la proximidad de los talibanes a su centro poblado.
En los límites del distrito, un único puesto de la policía, encajado en la roca, dominaba lo que ahora era territorio talibán. Un oficial tenía la cabeza vendada por la explosión de una bomba en la carretera, otro llevaba un cabestrillo de gasa bajo el uniforme, que sostenía un hombro herido por la bala de un francotirador.
“Siguen operando aquí; no podemos remplazarlos, porque no tenemos suficientes fuerzas”, dijo Safiullah Khan, el oficial de policía a cargo. “Nuestros comandantes nos roban el combustible, la comida y el suministro”.
Durante una ofensiva en otoño, los talibanes capturaron franjas de territorio y luego, en su mayoría, mantuvieron sus posiciones a pesar de los intentos de desalojarlos de las fuerzas de seguridad afganas y de los ataques aéreos de Estados Unidos.
Los comandantes talibanes dijeron a los funcionarios tribales del distrito que el grupo insurgente se detuvo deliberadamente antes de tomar de Panjwai, dijo Haji Mahmood Noor, alcalde del distrito, porque se les dijo que esperaran y vieran cómo se desarrollaba la siguiente fase de las negociaciones de paz.
“Cuando los árboles se pongan verdes, la situación empeorará”, dijo Noor, refiriéndose a la primavera, cuando los talibanes pueden moverse más a gusto al amparo del follaje floreciente.
El casi colapso de Panjwai y la creciente amenaza a la ciudad de Kandahar son en parte consecuencia de la muerte en 2018 del general Abdul Raziq, quien había sido el jefe de policía de la provincia desde 2011. Conocido por resolver las disputas con amenazas y represalias sangrientas, y acusado de muchos abusos contra los derechos humanos, el general Raziq también utilizó su estrecha relación con el ejército estadounidense para mantener la provincia de Kandahar mayormente segura durante años.
Tras la muerte del general Raziq a manos de un infiltrado talibán, su hermano, el general Tadeen Khan, fue nombrado general de la noche a la mañana y asumió el cargo de jefe de la policía, pero su falta de experiencia militar hizo que estuviera muy desconectado y ausente de sus funciones. Mientras sus oficiales cobraban tributos y abusaban de los residentes casi sin ser supervisados, los talibanes forjaron alianzas con los líderes tribales locales y pagaron a los oficiales de policía de bajo nivel para que abandonaran sus puestos antes de la ofensiva de otoño, dijeron funcionarios locales y provinciales.
Cuando los talibanes entraron en los distritos que rodean Kandahar, la policía opuso muy poca resistencia. Muchos puestos avanzados apenas contaban con personal, dijeron Noor y otros funcionarios locales. Algunos funcionarios del gobierno afgano refutaron esa acusación, y dijeron que se retiraron por miedo. Otros dijeron que desconocían por qué se habían replegado.
El general Tadeen rechazó cualquier acusación de corrupción y abuso y negó que sus fuerzas policiales se estuvieran debilitando en los alrededores de Kandahar.
“Los talibanes no tienen más poder”, dijo, desde su bien resguardado complejo en la ciudad de Kandahar. “Las fuerzas afganas pueden defenderse solas”.
El deterioro de la situación en Kandahar es un reflejo más amplio de la situación de la seguridad en todo el país. Los talibanes han pasado los últimos meses capturando bases militares y puestos de policía e instalando puestos de control en las carreteras cerca de las capitales en provincias como Helmand y Uruzgán en el sur, y Kunduz y Baghlan en el norte.
Aunque las tácticas de los talibanes varían de una región a otra, los resultados suelen ser los mismos: el aumento del peaje en las carreteras, el desplome de los ánimos entre las fuerzas de seguridad afganas que cuentan con cada vez menos apoyo estadounidense, y el aumento del miedo entre quienes viven en zonas que antes eran seguras.
El objetivo de los talibanes es obligar al gobierno afgano a cumplir sus condiciones de paz. En Qatar, los líderes talibanes han exigido la liberación de unos 7000 prisioneros más y el establecimiento de un gobierno interino, dos peticiones que Ashraf Ghani, presidente de Afganistán, ha rechazado hasta ahora.
“Los talibanes parecen creer que aplicando esta presión, poniendo en escena a sus combatientes para que potencialmente ataquen Kandahar y otros centros urbanos, presionarán a Estados Unidos para que se retire, o algo más”, dijo Watkins. “La lógica estratégica podría tener el efecto contrario”.
Para prepararse para un posible ataque múltiple en caso de que Estados Unidos se quede más allá de la fecha límite del 1 de mayo, el Pentágono ha solicitado opciones militares adicionales, lo que incluye un aumento de las tropas estadounidenses o un compromiso de más apoyo aéreo del Mando Central de Estados Unidos, que supervisa las operaciones en Oriente Medio y Afganistán, según dos funcionarios estadounidenses. La concesión de estas peticiones depende del próximo movimiento del gobierno de Biden, que se espera que se anuncie en las próximas semanas, una vez que se haya completado la revisión del actual acuerdo en vigor con los talibanes.
Los disturbios ya han retrasado en los últimos meses la entrega a las fuerzas afganas del campo aéreo de Kandahar, una extensa base estadounidense situada al este de la capital. Por ahora, un pequeño destacamento de tropas estadounidenses y de la OTAN permanece para apoyar a las fuerzas afganas en apuros, según un funcionario militar estadounidense.
Con las fuerzas policiales en su mayor parte maltrechas, el ejército afgano y los comandos se mudaron a Kandahar y en noviembre comenzaron las operaciones para recuperar el territorio que luego fue retomado por los talibanes. Los oficiales del comando dijeron que sus fuerzas estaban agotadas por las frecuentes órdenes de sustituir a sus homólogos de la policía.
En el cercano distrito de Arghandab, el lugar de la ofensiva norte de los talibanes sobre la ciudad de Kandahar, los líderes del ejército y los oficiales de policía dicen que están muy faltos de personal y que sus peticiones de apoyo no han sido escuchadas por los funcionarios de Kabul.
Un puesto de avanzada utilizaba dos vehículos blindados que probablemente quedaron de la invasión soviética de la década de 1980 para defenderse de las posiciones de los talibanes en las orillas del río.
En diciembre, casi 200 puestos de control en Kandahar fueron abandonados por el ejército afgano, según un informe de vigilancia del gobierno estadounidense publicado el 1 de febrero. El colapso de algunas bases militares en otoño permitió a los talibanes disponer de un gran número de equipos militares y municiones, incluidas varias piezas de artillería pesada.
Las fuerzas de seguridad afganas también se enfrentan a una parte de la población que confía más en los talibanes que en el gobierno. Al capturar nuevos territorios, los talibanes instalaron sus propios servicios administrativos, explicó Lal Mohammad, de 23 años, un agricultor de trigo y uva que ahora vive detrás de la línea de avanzada de los talibanes en Panjwai.
Los combatientes insurgentes han destrozado los teléfonos inteligentes y prohibieron la música, impusieron toque de queda, cavaron túneles defensivos entre las casas de la gente y utilizan las habitaciones vacías en ellas como posiciones de combate. Las bombas colocadas al costado de la carretera están por todas partes, dijo. Pero las disputas por la tierra y la pequeña delincuencia están bien gestionadas, en comparación con la corrupta burocracia del gobierno afgano, comentó Mohammad.
“A la gente le gusta”, dijo Mohammad, y añadió que solo quiere que alguien se haga cargo de Kandahar para que la gente pueda volver a sus vidas.
Estos sentimientos son comunes en las zonas más rurales de Afganistán. Pero la incompetencia del gobierno afgano y la corrupción generalizada han llevado esa actitud a las puertas de una de las ciudades más pobladas del país.
“El gobierno”, dijo Mohammad, “ha fracasado.”
Fahim Abed colaboró con reportería desde Panjwai y Najim Rahim desde Kabul, Afganistán. Eric Schmitt colaboró con reportería desde Washington.
Thomas Gibbons-Neff es corresponsal en el buró de Kabul y marine retirado -
Finalmente están allí, gracias a que EE.UU. los armó, preparó, organizó y los hizo poderosos...y durante muchos años fueron el sostén o el brazo armado de ellos, en los años 70 y 80, y no pensaron que su misma gente luego iba a ser un problema, una vez extinguida la guerra contra la URSS, los norteamericanos pensaron que una vez que ellos entraran allí, los talibanes se entregarían sumisos y acabarían bajo sus órdenes...y una vez mas. se equivocaron, por desconocer la profundidad del conflicto y la tragedia afgana, su génesis y su reciente historia oficial...(aunque en realidad la historia de ellos tiene mas de 2000 años)
La única solución de Afganistan es la balcanización a "la yugoeslava" y que sean ellos, sus gentes los que definan el o los países y sus fronteras como ellos quieran...(pashtunes, balushis, aimaks, tayikos) y que los extranjeros se vayan de allí y regresen a sus países de origen...los del norte en primer lugar (uzbekos, kirguises, tadjicos) -
Durante el primer intento de ocupación británica sufrieron una tremenda derrota en la batalla de Gandamak a manos de las tribus afganas, fue aniquilado un ejército británico del que solo sobrevivió un oficial cirujano.
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Biden justifica la retirada militar de Afganistán: "Es hora de acabar con la guerra más larga"
El presidente defiende la salida de las tropas el 11 de septiembre porque EEUU cumplió "su objetivo".
Redacción El HuffPost / EFE
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha defendido este miércoles la salida en septiembre de este año de las tropas estadounidenses de Afganistán porque Estados Unidos cumplió “su objetivo” al desmantelar a Al Qaeda y matar a su entonces líder, Osama bin Laden.
“Creo que nuestra presencia en Afganistán debería estar enfocada en la razón por la que fuimos allí en principio, para asegurarnos de que Afganistán no se convirtiera en una base para atacar nuestra nación otra vez. Hicimos eso. Cumplimos ese objetivo”, ha resaltado Biden.
El mandatario ha recordado que es el cuarto presidente que gobierna con tropas estadounidenses en Afganistán y ha prometido que no pasará esa “responsabilidad a un quinto”. Antes que él, tres presidentes ya intentaron salir del país asiático: George W. Bush (2001-2009); Barack Obama (2009-2017); y Donald Trump (2017-2021).
Durante su discurso ha revelado que habló este martes sobre su decisión con Bush y, aunque no ha explicado qué le dijo el expresidente, ha afirmado que ambos agradecen a los Fuerzas Armadas el sacrificio en Afganistán.Pocos detalles
Como ya se adelantó el martes, la decisión de Biden significa que EEUU y el resto de aliados de la OTAN no cumplirán la promesa que Trump hizo a los talibanes de sacar todas las tropas de Afganistán antes del próximo 1 de mayo.
El objetivo del actual mandatario es iniciar el proceso de retirada en esa fecha y terminarlo antes del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Biden no ha ofrecido nuevos detalles de los plazos de la retirada y se ha limitado a decir que no será una salida precipitada sino que se hará de forma “responsable” y “segura”.
Además, ha señalado que en los “próximos meses” concretará el tamaño del pequeño contingente que EEUU quiere dejar en Afganistán para proteger a los diplomáticos estadounidenses.Símbolos
Aunque ha faltado concreción, este anuncio, el mayor de Biden en política exterior en lo que lleva de mandato, sí estuvo repleto de símbolos. El mandatario eligió dar su discurso en la “la Sala del Tratado” de la Casa Blanca, donde en 2001 Bush anunció el inicio de la ofensiva militar.
También ha recordado que es el primer presidente en 40 años en tener un hijo que estuvo en una zona de guerra, en referencia a Beau, quien luchó en Irak y falleció de cáncer en 2015.
Además, ha sacado un papel que llevaba en el bolsillo desde hace 12 años con el número exacto de estadounidenses que han perdido la vida en Afganistán: 2.488.
“La guerra de Afganistán no fue diseñada para ser un proyecto de generaciones”, ha manifestado Biden, quien ha incidido en que hay estadounidenses destinados en ese país que ni siquiera habían nacido cuando se produjeron los ataques del 11 de septiembre y, además, hay familias en las que padres e hijos han luchado en ese conflicto.
Asimismo, tras el discurso, Biden ha realizado una ofrenda floral en la sección 60 del cementerio nacional de Arlington, donde están enterrados los soldados que perdieron la vida en las guerras de Irak y Afganistán.
“Es hora de acabar con la guerra más larga de Estados Unidos. Es hora de que las tropas estadounidenses vuelvan a casa”, ha subrayado.
La guerra de Afganistán comenzó en octubre de 2001 con la misión de dar caza a Osama Bin Laden, el “cerebro” de los atentados del 11 de septiembre de ese año, y castigar a los talibanes que le habían dado refugio.Se defiende de las críticas
Por último, Biden se ha dirigido directamente a quienes han criticado su decisión de salir de Afganistán sin condiciones, es decir, sin supeditarla al cumplimiento de ciertos compromisos por los talibanes o el Gobierno afgano, como hicieron sus predecesores.
“No podemos continuar este ciclo de extender o expandir nuestra presencia militar en Afganistán con la esperanza de crear condiciones ideales para nuestra retirada y esperando un resultado diferente”, ha contraatacado.
Además, ha argumentado que la amenaza del terrorismo es global y EEUU necesita concentrarse en otros temas prioritarios para Washington, como el auge de China.
Horas antes del discurso, el director de la CIA, William Burns, ha criticado la decisión de Biden al considerar que si EEUU se retira existe un “riesgo significativo” de que Al Qaeda y otros grupos terroristas encuentren un refugio en Afganistán, como ocurrió con los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Frente a ello, Biden, ha considerado que otros países con intereses en la zona, como Pakistán, pueden ayudar al Gobierno afgano y ha asegurado que Washington seguirá dando ayuda humanitaria.
Se ha comprometido también a apoyar las conversaciones entre el Ejecutivo afgano y los talibanes, que no han dado fruto en sus siete meses de duración y que los insurgentes ahora amenazan con boicotear por la decisión de Biden, al que acusan de traicionar la promesa que les hizo Trump.
Actualmente, hay unos 3.500 efectivos estadounidenses en Afganistán, entre ellos 2.500 militares y 1.000 miembros de las fuerzas especiales; mientras que la OTAN mantiene a otros 7.000 soldados, procedentes de otros países de la Alianza y también procedentes de socios como Georgia. -
"No distraer recursos.."
O sea preparase para llevar la tropa a "otros" lugares... -
Muchachos arrenglense nos vemos, adios. Que lindoestar en los zapatos de los gobernantes afganos.
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Olvidate...Tranzaron Irán por Afganistán con los rusos...
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Se tuvieron que ir los rusos y también los norteamericanos, alguna similitud con Vietnam, los fraceses fueron derrotados y se metieron los norteamericanos y tambien fueron derrotados.
Se la pasaron 20 años destruyendo el país, pero, cuando en peliculas norteamericanas aparecen héroes de Vietnam no hay mencion al desastre que hicieron y a los dos millones de muertos civiles vietnamitas. -
Las fotos posteriores a la guerra de Vietnam, mas algunos documentos desclasificados, nos muestran los horrores y el encarnizamiento con poblados y aldeas enteros, como en el caso del poblado de My Lai, donde soldados norteamericanos masacraron o ejecutaron a sangre fria, literalmente, a todos los civiles desarmados en ese pequeño pueblo, al mejor estilo (o aún peor) que lo que hizo el ISIS en Siria o en Irak...Y habrá muchos otros que nunca salgan a la luz...
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20201117/5970222/crimen-castigo-matanza-my-lai.html
Como suele ocurrir con los EE.UU. , suelen quedar sin castigo y con total impunidad, por la presión que ellos ejercen en el mundo...Lo inmoral es que lo que ellos practican, luego van por el mundo de jueces y moralistas de la libertad y sancionan a otros países por casos similares (o que ellos se inventan), comno ocurre con el caso Venezuela y otros tantos casos mas... -
Afganistán: ganar las batallas y perder la guerra
Estados Unidos abandona el país centroasiático sin saber si ha logrado cumplir los objetivos de su conflicto más largo
EL PAÍS - GUILLERMO ALTARES - Madrid - 16 ABR 2021
Estados Unidos ha anunciado su intención de retirarse de Afganistán sin saber si ha ganado o perdido su conflicto más largo, que se ha prolongado durante casi 20 años, más tiempo que la suma de la primera y la segunda guerras mundiales y la intervención en Vietnam. “La guerra interminable”, como ha sido bautizada, finalizará antes del 20º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para las tropas internacionales todavía desplegadas allí –casi 10.000 bajo el paraguas de la OTAN, unas 2.500 de ellas estadounidenses–, pero no para Afganistán, que se hunde en un periodo de incertidumbre.
El ex primer ministro sueco y mediador internacional Carl Bildt expresó así el problema en un artículo publicado poco antes del anuncio de retirada estadounidense: “En un discurso pronunciado el 14 de febrero con motivo del 32º aniversario de la retirada de la Unión Soviética, el presidente [afgano], Ashraf Ghani, hizo una importante distinción. La guerra civil que devastó Afganistán no fue causada por la salida de las tropas soviéticas, sino por la incapacidad de formular un plan viable para el futuro de Afganistán. Ahora que Estados Unidos se plantea su salida del país, debería tener en cuenta esta lección”.
Los militares que pasaron por Afganistán, ampliamente entrevistados por la prensa estadounidense, se van con la sensación de que dejan un país al borde del precipicio y sin tener claro si, tras 20 años de intervención y miles de millones invertidos, ha mejorado el tejido institucional afgano, si su Ejército será capaz de mantener la seguridad y tampoco si su población volverá a sufrir una tiranía como la de los talibanes. La coalición liderada por Estados Unidos “no ha perdido ninguna batalla, pero ha perdido la guerra”, explica Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano.
“Los talibanes no han podido con las tropas internacionales”, prosigue Arteaga “y la finalidad antiterrorista ha tenido éxito, pero la comunidad internacional ha fracasado en el objetivo de construir un Estado. En realidad, el objetivo final de la intervención nunca estuvo totalmente claro”. Este investigador hace referencia a cómo fueron cambiando los motivos del despliegue, desde la expulsión de Al Qaeda tras el 11-S hasta la construcción de un Estado lo suficientemente sólido como para que no vuelva a convertirse en una base para el terrorismo internacional y para permitir a los afganos (y sobre todo a las afganas) vivir en paz. Y eso, ahora mismo, parece cada vez más lejano. Según los últimos datos de la ONU, los civiles muertos y heridos durante el primer trimestre de 2021 aumentaron un 29% con respecto al mismo periodo de 2020: 1.783 víctimas civiles (573 muertos y 1.210 heridos), más de seis muertos cada día.
David Petraeus, el general estadounidense que dirigió la mayor ofensiva de todo el conflicto, con el despliegue de 100.000 soldados estadounidenses en el llamado surge de 2010, se ha mostrado en público especialmente pesimista. “Comprendo muy bien las frustraciones que han llevado a tomar esta decisión”, señaló el miércoles Petraeus en una conferencia recogida por la revista especializada Defense One. “Nadie quiere ver el final de una guerra más que aquellos que han luchado en ella. Pero creo que debemos tener mucho cuidado con nuestra retórica, porque poner fin a la participación de Estados Unidos en una guerra interminable no pone fin a la guerra interminable. Solo termina nuestra participación. Y me temo que esta guerra va a empeorar”.
El temor es que la historia se repita. Afganistán lleva en guerra desde 1979, cuando las tropas de una tambaleante Unión Soviética invadieron el país para proteger a un régimen comunista títere. Diez años después, como había ocurrido un siglo antes con las tropas británicas, la URSS se convirtió en el segundo imperio derrotado por los muyahidines afganos, que contaron con la ayuda, militar y económica, de Estados Unidos.
Con la salida de Moscú comenzó una guerra civil salvaje, durante la que los señores de la guerra, en muchos casos los mismos que mantienen hoy el control sobre sus respectivos territorios, destruyeron el país. Gran parte de Kabul, por ejemplo, quedó reducida a escombros. Los talibanes, una milicia islámica radical, lograron el control de casi todo el país en 1996 porque fueron capaces de imponer el orden. Lo malo es que su orden se basa en una interpretación brutal del islam, que condenó a las mujeres y niñas al terror, el sometimiento y la ignorancia. Además, Afganistán se convirtió en puerto seguro para el grupo terrorista Al Qaeda, que Osama Bin Laden utilizó para planificar y ejecutar el 11-S.
Tras los atentados contra Washington y Nueva York, el presidente George W. Bush consideró el ataque un acto de guerra y lanzó una ofensiva contra los talibanes. En noviembre de 2001, con apenas un puñado de fuerzas especiales sobre el terreno, pero con un amplio apoyo aéreo, fueron cayendo todas las ciudades del norte de Afganistán casi sin apenas combatir, menos en Kunduz, un bastión pastún, la etnia afgana a la que pertenecen la mayoría de los talibanes. Ciudades como Taloqán o incluso Kabul fueron abandonadas sin apenas lucha.
Los talibanes se replegaron a las zonas pastunes y abandonaron ciudades de mayoría tayika, hazara o uzbeca, las otras etnias del país. Y comenzaron una larga guerra de guerrillas: hoy los optimistas consideran que controlan el 50% del país y los pesimistas el 70%. Desplazarse por carretera, incluso moverse por Kabul, resulta cada vez más peligroso. Los talibanes han lanzado además una campaña de terror contra mujeres, intelectuales y líderes sociales. Muchos temen que se trate de la primera fase de su nueva ofensiva de primavera.
Ocurra lo que ocurra en los próximos meses, Afganistán seguirá ocupando el mismo lugar crucial y estratégico que ha marcado su historia desde los tiempos de Alejandro Magno, que mandaba sobre el único imperio que logró invadir al país, aunque después de haber pactado con las tribus locales. “Es importante recordar que Afganistán forma parte de Asia central”, explica el historiador de la universidad de Houston (Texas) Frank Lee Holt, autor de un gran libro sobre Alejandro en Afganistán, Into the land of bones. “El término ‘central’ es muy significativo porque esta región es central en la geopolítica del mundo. Los occidentales suelen confundir Afganistán con una zona periférica; pero está en el corazón de la gran masa terrestre euroasiática. Lo que ocurre allí repercute en casi todo el mundo”.
https://elpais.com/internacional/2021-04-16/afganistan-ganar-las-batallas-y-perder-la-guerra.html