Historia del ARA 25 de MAYO vendido como chatarra
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La historia del portaaviones argentino que fue vendido como chatarra
Por Jennifer P. Olivera
Fotografía : Internet
Alguna vez, la Armada Argentina, tuvo un portaaviones que formaba parte del Comando de la Flota de Mar protegiendo nuestros recursos y riquezas de nuestras aguas territoriales. Supo vivir días de gloria y estar al frente de eventos y hechos históricos que marcaron la historia argentina, pero que por azares del destino, termino desechado como basura en un astillero al otro lado del mundo.El portaaviones ARA “Veinticinco de Mayo” (V-2), fue un portaaviones ligero de Clase Colossus y descendiente del primer portaaviones que integró la Armada Argentina, el ARA Independencia (V-1) que brindó, a su vez, servicio desde 1950 hasta 1969.
El ARA “Veinticinco de Mayo” fue construido en el astillero Camell Laird & Co. de Birkenhead, Reino Unido. Bajó el nombre HMS Venerable sirvió en la Royal Navy hasta 1948 cuando fue entregado a la Armada del Reino de Holanda.
En Holanda, se lo bautizó con el nombre de HMNS Karel Doorman, y fue sometido a una reconstrucción, que luego de 10 años de servicio, transformó su aspecto original, pero que le sirvió para adaptarlo a las necesidades que imperaban en la época. La modernización a la cual fue sometido, le permitió al portaaviones incorporar el uso de aviones de reacción modificando su cubierta de vuelo y dotándolo de una potente catapulta.
Sin embargo, en 1967 un poderoso incendió hizo que las autoridades holandesas decidieran retirarlo del servicio de su Armada.
Dos años después, el HMNS Karel Doorman arribaría a la base naval de Puerto Belgrano para comenzar con su nueva tarea de servir a la Armada Argentina, donde sería rebautizado bajo el nombre ARA “Veinticinco de Mayo”.Para la Armada Argentina, el estado del buque ofrecía ventajas y capacidades que no podían ser ignoradas, como por ejemplo, el hecho de que poseía una cubierta angulada, y la modificación realizada en Holanda, que le brindo una catapulta de gran potencia, además de la electrónica a bordo que era considerada moderna. Por ello, gracias a un decreto, se otorgó su incorporación a la Flota del Mar el 28 de septiembre de 1969.
Créditos a quien corresponda.
El portaaviones ARA “Veinticinco de Mayo” sirvió con éxito en la Armada constituyéndose como Nave Almirante de la Flota del Mar y albergando en su cubierta al Comando de Aviación Naval (COAN). Asimismo formó parte de varios operativos y ejercicios que se organizaban anualmente, siempre reafirmando su valerosa presencia en el mar.Características generales del portaaviones
El ARA “Veinticinco de Mayo” con una eslora de 211,8 metros y una manga de 24,4 metros, poseía un desplazamiento de 18.040 toneladas a plena carga y conservaba una autonomía de 12.000 millas a 14 nudos y podía alcanzar una velocidad de 25 nudos. A bordo del buque existía capacidad para una tripulación de 1200 personas con el Grupo Aéreo Embarcado (GAE). Igualmente, podía embarcar hasta 35 aeronaves y poseía un sistema de catapulta British Steam 4 serie 9, con una longitud de 199 pies y una capacidad de fuerza de 15.000 a 30.000 libras a velocidad máxima de 303 nudos.A su vez, contaba con armamento de 9 cañones Bofors AA40 mm/70 y un sistema de propulsión de dos equipos de turbinas Parsons Compound de reacción pura, 20 000 HP c/u a 230 rpm.
El ARA Veinticinco de Mayo y su rol en la historia
El ARA Veinticinco de Mayo fue protagonistas de varios eventos que le sumaron cierta popularidad, entre ellos se destacó en 1972, cuando una vez arribado en el puerto de Nueva York en los Estados Unidos, realizó la audaz tarea de embarcar dieciséis aviones de caza y ataque Douglas A-4Q, con munición y carga de distinta naturaleza. Su desempeño fue notorio y logró destacarse frente a una de las flotas más importantes del mundo.Otro hecho memorable se dio en 1978, cuando el portaaviones fue enviado a la zona de conflicto encabezando una importante flota de buques de superficie y submarinos. El Conflicto del Beagle entre Argentina y Chile, en escalada, parecía tomar proporciones y características típicas de un conflicto armado y la presencia del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo en su Operación Soberanía, desplegaba todo su orgullo preparado para defender los intereses de la Nación. Sin embargo, el hecho sufrió una distensión luego de la intervención del Papa Juan Pablo II, retornando la flota desplegada, nuevamente a la Base Naval Puerto Belgrano.
Portaaviones condecorado
El 2 de abril de 1982, el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, desembarcó en Malvinas para luchar en la Guerra de las Malvinas contra los ingleses. Su desempeño fue activo y estelar, y el mismo le valió una condecoración.Gracias al portaaviones, la Armada Argentina pudo cubrir y desplegar a su GAE (Grupo Aéreo Embarcado), del COAN, de una manera que no hubiese sido posible hacer desde tierra firme.
Fotografía: Internet. Periódico The Sun alerta sobre la flota argentina que se acerca para interceptar barcos ingleses, con una imagen en portada del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo.
El portaaviones, por aquel entonces, protagonizó un ataque diseñado para impedir el avance de la flota inglesa, y el mismo contó con la intención de desplegar sus aviones Douglas A-4Q, guiados desde los Grumman S-2 Tracker. Sin embargo la misión no pudo ser llevada a cabo por la presencia de un submarino inglés y la posibilidad que fuese atacado por este.El desempeño indudable de su GAE, atacando a las fuerzas inglesas y el presunto ataque a un POSSUB (posible submarino inglés), le valieron un reconocimiento por “Operaciones en Combate”.
Programa de modernización
Para 1988 se puso en marcha un proyecto de modernización del portaaviones en el Astillero Río Santiago. La modernización incluía el cambio de su planta propulsora y toda la electrónica del mismo con el objetivo de maximizar su operatividad, sin embargo, la ya familiar crisis económica de los 90, eliminó toda posibilidad de modernización dejando al portaaviones a la deriva y el proyecto abandonado.Posteriormente, se comenzó un proceso de canibalismo, en dónde sus piezas, poco a poco, fueron separadas y vendidas a la Marina de Brasil. Para 1997, el entonces presidente Carlos Menem declaró su puesta en venta, y en el año 2000, fue finalmente vendido como chatarra y enviado al Puerto de Alang en la India donde fue presuntamente desmontado.
Así, terminó sus días, el portaaviones que trajo encanto y lucimiento a la Armada Argentina dónde sirvió por 20 años.
Hoy, por su ausencia y falta de reemplazo, la Armada Argentina perdió su capacidad estratégica sobre el Atlántico Sur, y con ello la posibilidad de otorgar una verdadera defensa del territorio nacional.
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Memorias del portaaviones `25 de Mayo'
Por Sebastián Muzi || La Prensa
El portaaviones ARA 25 de Mayo fue durante varias décadas el orgullo de la Armada Argentina."Cuando uno va comparando las Marinas, nosotros éramos una muy modesta, no con medios obsoletos, pero el Portaaviones 25 de Mayo y el Crucero General Belgrano ya tenían 40 años y a pesar de eso se lograron cosas muy importantes como armar aviones y hacerlos operativos. ¿Cuál es el sentimiento que tengo? El equipo, porque cuando el buque está operando, el equipo no está todo junto como en tierra donde el jefe va adelante y los arenga. Acá estábamos pensando en el otro. Y el tema era el temor a fallar, a fallarle a los compañeros. Había un orden, un respeto y una comunicación permanente. Cuando yo me subía al avión que estaba en cubierta, tenía un hormiguero alrededor mío que rogaba hacer todo bien para que no me pasara nada. Los mecánicos, los conscriptos, los cabos y los suboficiales me cuidaban tanto como mis padres y rezaban por no tirarme al agua. Ese era el espíritu del portaaviones'', comienza el relato el ex vicealmirante de la Armada Benito Rótolo, quien durante el conflicto del Atlántico Sur fue piloto de los A-4Q en el portaaviones más famoso de la Fuerza.
Junto a él estaban el guardiamarina Eduardo Ganeau, el soldado Osvaldo Errico y el meteorólogo Eduardo Andolina, todos tripulantes del entrañable buque, quienes ofrecieron una charla en el búnker de `Malvinas siempre', la empresa de indumentaria malvinera manejada por hijos de ex veteranos de la gesta de 1982.
HISTORIA
El Portaaviones ARA 25 de Mayo fue durante varias décadas el orgullo de la Armada Argentina. Había llegado a Buenos Aires en 1969, aunque 20 años atrás sirvió para la Marina Real británica como el HMS Venerable y, posteriormente, para la Armada Real de los Países Bajos con la denominación HRMS Karael Doorman.
Si bien había sido botado por los ingleses el 23 de febrero de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, nunca entró en el conflicto ya que su construcción se completó recién dos años más tarde. Y Londres lo tuvo apenas unos años operativo: en 1948 decidió venderlo al gobierno holandés, que no sólo lo puso en reparación sino que también le hizo modificaciones, dotándolo de una catapulta que permitió el uso de aviones de reacción, algo que la Argentina aprovechó a posteriori con los Super-Etendard y los A-4Q. Había tenido, hasta 1968, más de 8.500 aterrizajes.
El 16 de septiembre de ese año fue finalmente adquirido por nuestro país, que necesitaba un reemplazo del ARA Independencia. Pudo haber tenido su bautismo de fuego en el conflicto con Chile ya que integraba la flota de buques del Operativo Soberanía, pero la mediación del papa Juan Pablo II logró la paz entre los vecinos y el 25 de Mayo debió regresar a la Base Naval Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires.
"El portaaviones era el buque más grande que tenía la Armada. Con 220 metros de largo, eran poco más que dos cuadras. El ancho, unos 40 metros. Los aviones se colocaban en la proa, y en el sector de atrás estaban los cables donde los aviones se enganchaban. Además estaba protegido por 20 aeronaves entre aviones y helicópteros, y al mismo tiempo teníamos dos destructores y otras corbetas más chicas que complementaban la flota. Pero para que se den una idea, el 25 de Mayo pesaba 20.000 toneladas; el Belgrano llegaba a 12.000'', explica Eduardo Ganeau.
MALVINAS"A pesar de que teníamos cosas viejas, el Portaaviones 25 de Mayo era un reloj. Nunca estuvimos mejor que en esos días de la guerra. Y la energía ayudaba a que todo estuviera bien. Pero para mí fue muy duro y un tema no resuelto el no haber podido hacer el ataque para defender al Belgrano. Hubiese sido una batalla naval decisiva'', señala Rótolo, quien se refiere al trascendental hecho meteorológico que no permitió el despegue de los aviones por no tener los nudos suficientes, primero, y luego por acatar la orden de no abrir fuego porque había que esperar el resultado de las negociaciones para el acuerdo de paz.
"Después cuando me reuní con los almirantes Anaya y Lombardo, les dije: `yo hubiese atacado y luego acatado los 7 puntos del acuerdo, porque esta señora Thatcher no era una persona que le temblara el puso: se propuso recuperar Malvinas y no quiso negociar nunca. Cuando se estaba negociando, ahí atacó al Belgrano. Lo hundieron el 2 de mayo y el 4 nosotros hundimos al Sheffield; eso determinó el curso de la guerra hasta el 14 de junio''.
TESTIMONIOS "Cuando el 28 de marzo salió la flota con el portaaviones y nos enteramos que íbamos a recuperar las islas Malvinas, mi primera reacción fue: ¿qué islas? No me acordaba, sólo lo que había leído en la escuela'' recuerda el conscripto Osvaldo Errico, quien en el portaaviones se encargado del control de averías.
En consonancia con lo descripto por Rótolo en el inicio, el soldado asegura que "acá no había un héroe, todos hacíamos nuestra parte para que los aviones salgan. No teníamos miedo, y algunos hasta se frotaban las manos diciendo `al fin vamos a tener acción después de tantos años de preparación'. Esa gente estaba orgullosa de la recuperación. Sabíamos que íbamos a quedar en la historia, y fue fuerte porque nos dimos cuenta que no estábamos de picnic''.
Cuando Ganeau se pregunta cuánto valen las islas, afirma que hay que tomar en cuenta los detalles de la soberanía territorial, ya que "desde Buenos Aires a las Malvinas hay 2.000 kilómetros de distancia en línea recta. Nuestra jurisdicción llega hasta el borde de las islas Sándwich, que para llegar hacen falta unos 6 días de navegación. Si sumamos las Malvinas, las Georgias y las Sándwich, más la superficie del mar, suman casi 15.000 kilómetros cuadrados, mucho más que toda la Argentina, que tiene 2.800.000 kilómetros cuadrados. Imaginen el valor en recursos. Y a eso se le suma el reclamo de soberanía argentina sobre la Antártida, que suma otro millón. Todo eso es lo que tenemos en juego en nuestro futuro''.
LA SOCIEDAD
"No tengo dudas de que debió haberse evitado el conflicto, no tenía racionalidad tener una guerra contra Gran Bretaña, porque además tenemos más o menos la misma cultura pero con distintas ambiciones, eso hay que dejarlo bien claro. Pero volviéndose inevitable el conflicto, los que íbamos al campo de batalla teníamos la legitimidad de la sociedad argentina. Yo la sentía en mi familia. Todos aceptaron que había que combatir. Y se hizo con una preparación de 20 días. Si hubiésemos tenido al menos 6 meses (incluso en conjunto con las otras fuerzas), posiblemente ellos no hubieran podido recuperar las Malvinas. O simplemente poniendo sólo las tropas especializadas que teníamos desplegadas por Chile'', señala el ex piloto de caza.
Cuando se refiere a los reconocimientos de la sociedad hacia los soldados, Rótolo asegura que "las Fuerzas Armadas tenían medios desparejos. El soldado que vino de Corrientes con un overol y un fusil, se alistó y combatió. Pero todos lo hicimos con lo que teníamos. Pero gracias al reconocimiento de los británicos se pudieron recomponer un montón de acciones que fueron heroicas'', como por ejemplo cuando los mismos ingleses salieron a defender el coraje con el que lucharon los soldados argentinos."En el caso naval, con los hundimientos del Sheffield, el Atlantic Conveyor y la fragata Ardent, eso fue reconocido al principio, pero a la gente de tierra les llegó tarde el reconocimiento'', se lamenta.
DESTINO FINAL
Sobre el final de la charla, La Prensa dialogó con Rótolo, autor de `Malvinas, cinco días decisivos', libro que aborda el inicio del conflicto y qué hubiera pasado si se desencadenaba una batalla naval.
-¿Se pudo haber evitado el desembarco inglés?
-Es algo que siempre nos preguntamos. Si se hubiese dado la batalla naval del 2 de mayo -y dicho también por los propios británicos- hubiera sido un problema, sobre todo si se dañaba el `Invencible'. Para hacer un desembarco hay que tener el dominio del mar y el dominio del aire. Ellos tenían 4 submarinos, pero si lográbamos dañar uno de los portaaviones, eso era posible (de hecho estaba previsto por Woodward: si le dañaban uno se volvía). La apreciación que ellos tenían es que necesitaban hacer un desembarco con los dos portaaviones -que tenían 16 Harrier cada uno- para poder contener a nuestros aviones de la costa. No se pudo evitar el desembarco pero sí fueron atacados. Lo que pasa es que la efectividad no jugó a favor nuestro: hubo buques que quedaron con bombas adentro y no explotaron. De todas formas, acá lo que vale es que las diferencias tecnológicas las pudimos suplir con mucha imaginación. Teníamos la adversidad de la guerra y de los medios.
-¿Qué sintieron con el destino final del portaaviones cuando se decidió su desguace?
-Un gran dolor. El portaaviones debió quedar como museo, e incluso había un proyecto. En Estados Unidos, en el río Hudson, hay un portaaviones de la Segunda Guerra Mundial que lo visita todo el mundo. Es un atractivo, y eso hubiese sido el 25 de Mayo. La Armada lo quiso hacer, el proyecto estaba, pero no tengo otra explicación.bolded text
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Cuando se dió de baja el portaaviones, también se firmó un decreto para comenzar la construccion de su reemplazo. Habia un proyecto del astillero IZAR, hoy Navantia, que era un buque de 30 mil toneladas de desplazamiento y la ARA a su vez tenia su propio proyecto de portaaviones.
Hasta el año 2010, la ARA mandaba a adiestrar a sus tripulaciones y GAE a los ejercicios ARAEX y Gringo-Gaucho para que no pierdan las calificaciones, porque tenia la espèranza de que recuperaría el portaaviones. No contaba con que se iba a topar con una clase politica que rechazara cualquier idea de reequipamiento y contraria a mantener capacidades de disuasión como el portaaviones y los submarinos. Al final el portaaviones dado de baja sin reemplazo y se cerró el astillero donde se construirían los submarinos y hoy ya estamos sin capacidad submarina. Se han perdido los dos vectores que le dan disuasión a una Armada
De acuerdo a la opinión de los profesionales como los Vicealmirantes Imperiale, Cal (VGM), Rotolo (VGM) y los planes que se tuvieron de reequipamiento, la Argentina debe contar con un buque con capacidad de embarcar aviones de combate. Pero bueno, nuestra geografia asi lo indica (4500 km de extensión de nuestra costa) y un territorio en el continente antártico ubicado a más de 2000 km al sur de Tierra del Fuego indican que se debe contar con uno, aunque la realidad económica marque lo contrario