Desarrollo nacional de la CYT
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Todo eso esta muy bien desarrollado en el libro "El Estado Emprendedor" de Mariana Mazzucato.
Este es el origen de todas las tecnologías que componen al Iphone.
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@Bouchard dijo en Desarrollo nacional de la CYT:
Todo eso esta muy bien desarrollado en el libro "El Estado Emprendedor" de Mariana Mazzucato.
Este es el origen de todas las tecnologías que componen al Iphone.
Esto explicado en el congreso de España por un diputado:
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@Bouchard
Yo puedo ir más a trás y demostrarte que la electricidad, la corriente alterna, la bombilla eléctrica, la radio, el radar, el motor eléctrico y mucho más fueron inventos de particulares y en muchos casos con capital privado. Maas adelante, los sistemas operativos de hoy en día se basan en la arquitectura original del Windows y en el caso de software los ejemplos son incontables.
Hewlett Packard informó que invirtió Usd 1.900 millones en I+D durante 2020
https://www.opportimes.com/hewlett-packard-investigacion-y-desarrollo/El año pasado una sola empresa como Hewlett Packard invirtio mas que todo el estado Argentino
Pero mi enfoque es distinto de de Uds, no es en las grandes corporaciones si no en las pymes. SI dos mil pymes invierten 1/4 de millon de dolares la inversion seria realmente importante y seria un multiplicador de fuentes de trabajo y desarrollo. Para ello se necesitan politicas de incentivos que no existen. Y hay gente con ganas de invertir pero cada vez son menos
Empresa local de innovación digital invierte $ 30 millones (365 mil dólares oficiales)
https://mercado.com.ar/tecnologia/empresa-local-de-innovacion-digital-invierte-30-millones/
Buquebus invierrte en el desarrollo de propulsión a hidrógeno para sus buques
https://biodiesel.com.ar/14934/energias-renovables-la-empresa-buquebus-inicia-estudios-para-introducir-el-hidrogeno-en-su-flota
La empresa Explora invirtió Usd.5 Millones en el desarrollo de nuevas tecnologías para trasnformar desechos cloacales en biodiesel
https://biodiesel.com.ar/14940/biodiesel-en-santa-fe-la-empresa-explora-invirtio-5-millones-de-dolares-en-el-desarrollo-de-nuevas-tecnologias-para-transformar-desechos-cloacales-en-biodiesel -
@Darwin dijo en Desarrollo nacional de la CYT:
@Bouchard
Yo puedo ir más a trás y demostrarte que la electricidad, la corriente alterna, la bombilla eléctrica, la radio, el radar, el motor eléctrico y mucho más fueron inventos de particulares y en muchos casos con capital privado. Maas adelante, los sistemas operativos de hoy en día se basan en la arquitectura original del Windows y en el caso de software los ejemplos son incontables.
Hewlett Packard informó que invirtió Usd 1.900 millones en I+D durante 2020
https://www.opportimes.com/hewlett-packard-investigacion-y-desarrollo/El año pasado una sola empresa como Hewlett Packard invirtio mas que todo el estado Argentino
Pero mi enfoque es distinto de de Uds, no es en las grandes corporaciones si no en las pymes. SI dos mil pymes invierten 1/4 de millon de dolares la inversion seria realmente importante y seria un multiplicador de fuentes de trabajo y desarrollo. Para ello se necesitan politicas de incentivos que no existen. Y hay gente con ganas de invertir pero cada vez son menos
Empresa local de innovación digital invierte $ 30 millones (365 mil dólares oficiales)
https://mercado.com.ar/tecnologia/empresa-local-de-innovacion-digital-invierte-30-millones/
Buquebus invierrte en el desarrollo de propulsión a hidrógeno para sus buques
https://biodiesel.com.ar/14934/energias-renovables-la-empresa-buquebus-inicia-estudios-para-introducir-el-hidrogeno-en-su-flota
La empresa Explora invirtió Usd.5 Millones en el desarrollo de nuevas tecnologías para trasnformar desechos cloacales en biodiesel
https://biodiesel.com.ar/14940/biodiesel-en-santa-fe-la-empresa-explora-invirtio-5-millones-de-dolares-en-el-desarrollo-de-nuevas-tecnologias-para-transformar-desechos-cloacales-en-biodieselEs que el desarrollo de las PyMES está muy bien... pero no es ese el que mueve el amperímetro del desarrollo tecnológico... las tecnologías "troncales" que permiten el resto de los desarrollos (energía, metales, radiaciones, etc) son demasiado caras, demasiado prolongadas en el tiempo y demasido riesgosas para que las encare un privado chico o grande... y para eso está el estado... después si vienen los privados que agarran ese conocimiento le multiplican las aplicaciones posibles...
La electricidad, la corriente alterna, el motor de combustión interna, o windows no hubiese podido ser desarrollados sin un estado presente detrás que desarrollase sus tecnologías de base y hubiese generado las condiciones para que apostar a esos desarrollos fuese negocio...
A mi se me puede ocurrir una genialidad... pero si estoy en un país sin condiciones para su desarrollo no existe...
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Darwin, es como dice Julio, no renegamos de la inversión en cyt de las pymes o privados. Lo que decimos es que esa inversión no existe en paises que no tienen inversión publica en cyt. Cualquiera de los paises desarrollados con alta inversión en cyt privada, también tiene alta inversión en cyt publica.
A nivel local Satellogic no existiría sin INVAP y de igual manera muchos institutos públicos siembran la semilla de empresas privadas que luego se desarrollan solas, pero para eso se necesita la generadora de semillas. -
@Bouchard dijo en Desarrollo nacional de la CYT:
Darwin, es como dice Julio, no renegamos de la inversión en cyt de las pymes o privados. Lo que decimos es que esa inversión no existe en paises que no tienen inversión publica en cyt. Cualquiera de los paises desarrollados con alta inversión en cyt privada, también tiene alta inversión en cyt publica.
A nivel local Satellogic no existiría sin INVAP y de igual manera muchos institutos públicos siembran la semilla de empresas privadas que luego se desarrollan solas, pero para eso se necesita la generadora de semillas.Yo creo que son dos patas de la misma escalera, podes tener una o la otra, pero si o si necistas de las dos para mantenerla levantada
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Si, totalmente de acuerdo pero siempre hay inversión privada en CyT donde hay inversión publica. Hay casos donde hay alta inversión publica y baja inversión privada, como el nuestro, pero no hay casos con inversión privada y sin inversión publica.
El objetivo es llegar a las dos, como vos decís, y para eso hay que primero sembrar en la publica. -
El estado español financia la investigación y desarrollo I+D+I, y no el estado si no además la UE subvencionan a la industria privada de la defensa
ESPAÑA: La industria aeroespacial, de defensa y seguridad invierte más en I+D+i que la de automoción.
FLY NEWS - Por Esther Apesteguía
TEDAE ha presentado hoy su informe sobre el impacto económico y social de las actividades que desarrollan las empresas de la asociación, elaborado por la consultora KPGM.
Más de 2.500 millones de euros de contribución a la balanza fiscal, más de 200.000 empleos, entre directos, indirectos e inducidos, y una nómina media de los empleados del sector un 83 por ciento superior al salario medio nacional.Estos son algunos de los datos del informe que ha presentado hoy TEDAE, elaborado por la consultora KPGM, cuyo objetivo, según ha explicado el presidente de la Asociación, Ricardo Martí Fluxá, en un encuentro virtual para presentarlo, es poner en relieve la importancia del sector para la economía nacional. “Aunque los que integramos el sector éramos conscientes –ha explicado Ricardo Martí Fluxá durante el encuentro virtual- este informe desvelará la importancia real de la actividad, especialmente en áreas como la inversión en I+D+i, que con 2.000 millones de euros el pasado año, un 8 por ciento de la facturación total de nuestras empresas, se coloca en segundo lugar a nivel nacional, solo por detrás del sector Farma y por delante del de Automoción.”
Martí Fluxá ha explicado que las empresas que forman TEDAE han dado un paso al frente poniendo sus capacidades industriales y su tecnología a disposición del Gobierno para superar la adversidad creada por la pandemia. “Cada compañía se enfrenta a sus propios retos, pero como sector debemos mirar al futuro con optimismo y empresas y Administración deben trabajar conjuntamente para salir reforzados de esta crisis”, ha comentado el presidente de TEDAE.
«La recaudación fiscal de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio ascendió a 2.538 millones de euros durante el año 2019, lo que representa aproximadamente un 1,2% de la recaudación de este mismo periodo.»
Además, el presidente de la Asociación ha incidido en la necesidad de promover aún más la colaboración público-privada porque “no es el momento de preguntarnos si nos recuperaremos de la crisis, sino cuándo lo haremos. Y, para ello, es esencial que podamos mantener nuestra industria y nuestra actividad con el apoyo de la Administración, que nunca nos ha fallado”.
Carlos Sanz Senón, Manager Global Strategy Group de KPMG, ha sido el encargado de presentar el informe sobre el impacto de los sectores TEDAE a nivel económico y social. Las cifras hablan por sí solas. Sanz de Semón ha explicado que la facturación de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio viene creciendo desde 2014 hasta alcanzar en 2019 más de 14.101 millones de euros, uno de los sectores industriales con un mayor crecimiento continuado.
Esta facturación se transforma en un impacto directo en el PIB de más de 10.600 millones de euros, además de este efecto directo, se ha estimado que el efecto indirecto sobre otros sectores económicos es de aproximadamente 7.000 millones de euros.
Según el responsable del informe: “Este valor tiene una importancia fundamental, no solo pone de manifiesto cómo la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio genera riqueza por sí mismo, sino que demuestra cómo gracias a su extensa cadena de suministro, el impacto que tiene en otros sectores ayuda a impulsar a otros sectores económicos, evidenciando su papel motor en la economía nacional.”
Otra de las cifras que revela la importancia nacional de los sectores TEDAE se refiere al empleo. El informe recoge los siguientes datos: la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio es responsable directa o indirectamente de un total de 211.921 empleos en España. El empleo directo es, además, un empleo de calidad. Esta característica se evidencia por otra de las magnitudes que recoge el informe, el salario medio es un 83% superior al de la media nacional.
Begoña Cristeto, Socia Responsable de Automoción e Industria de KPMG,y ex secretaria general de Industria y PyME en el gobierno de Mariano Rajoy, ha destacado, durante su intervención en este encuentro virtual, la importancia de la calidad del empleo del sector. Cristeto ha explicado que el sector aeroespacial tiene ya la consideración de estratégico para el ministerio de Industria, y que esto puede facilitar el acceso a los fondos de rescate europeos para paliar los efectos de la pandemina.
En este sentido la ex secretaria de Estado ha explicado que: “estamos en un momento clave para la captación de los fondos europeos, por lo que este informe será una herramienta que ayudará a las Administraciones Públicas a conocer el impacto social y económico de los sectores de TEDAE en la toma de decisiones.”
«La Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio lideró en 2019 la actividad en proyectos de innovación y desarrollo en España, acompañando
a otros sectores estratégicos como la industria farmacéutica y la automoción.»
Cristeto ha recordado las dos vías por las que las empresas podrán acceder a estos fondos europeos, a nivel individual, con los mecanismos que actualmente están desarrollando organismos vinculados con varios ministerios competentes en la materia, y con los fondos asignados a la acción de Manifestación de interés para proyectos cooperativos, con grandes recursos.SEGUNDO EN INVERSIÓN EN I+D+i
Sin duda uno de los elementos claves del informe, como ha explicado el presidente de TEDAE, Ricardo Martí Fluxá, se refiere a la inversión que la industria aeronáutica, de defensa, espacio y seguridad dedica a la I+D+i. De hecho, este grupo de empresas encabezan el ranking español en el capítulo de inversiones en innovación e investigación, solo por detrás del sector farmacéutico, y antes que el de automoción.
El pasado año esta industria dedicó un 8 por ciento de su facturación al capítulo de investigación e innovación, casi 2.000 millones de euros.
Para Carlos Sanz Senón “La Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio es responsable de aproximadamente 2.000 millones de euros en inversiones en I+D+I que, sin la existencia del sector, no se dedicarían a innovación. Detrás de estas cifras de actividad se encuentran importantes proyectos que ya están teniendo impacto directo en la sociedad y cuyo mantenimiento es clave para mantener a España como una referencia en innovación en el sector. La innovación se trata de una palanca clave para mantener la competitividad, especialmente en sectores eminentemente exportadores como es el caso de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio.”
El informe recoge también la factura fiscal del sector, la contribución de las empresas de TEDAE a la recaudación fiscal ascendió a 2.500 millones de euros durante el año 2019, lo que representa el 1,2% de la recaudación nacional.
https://www.tedae.org/uploads/files/1607939815_impacto-economico-kpmg-b-pdf.pdf
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https://agendarweb.com.ar/2020/12/20/la-industria-electronica-argentina-la-de-brasil-y-el-mercosur-que-no-fue/
La industria electrónica argentina, la de Brasil, y el Mercosur que no fue
20 diciembre 2020, 05:50Hace algunos años Daniel Arias desarrolló en un blog personal de este editor una crónica en muchos capítulos: la historia de la energía nuclear en Argentina (En AgendAR pensamos en editarla en formato de libro en un futuro no muy lejano).
Necesariamente, también fue una historia de la política tecnológica (y la falta de ella) en Argentina. En estos dos capítulos no escribió de lo nuclear, sino de otra de las tecnologías que formaron nuestro mundo actual: la informática. De lo que los argentinos logramos en ese campo, y de lo que se habría podido hacer con Brasil.
Más importante, es también una indicación de lo que tuvimos, quizás todavía tengamos, la capacidad de hacer.
Oportunidades perdidas con Brasil
sadosky
cifra
El matemático Manolo Sadosky, poco antes de su muerte en 2005. Abajo, la primera calculadora CIFRA 211, sobria, bella, irrompible y diseñada por sus alumnos. Entre 1969 y 1976 hizo de la Argentina uno de los 10 mayores fabricantes mundiales de electrónica de oficina.
«1986 pudo haber sido el año de boom de un “Mercosur Informático”. Ventana de oportunidad, la hubo y grandota: el mercado se había reinventado y disparado en los suburbios de Los Ángeles en 1981 con la aparición de las computadoras de escritorio, y Brasil –bajo su gruesa coraza aduanera- se había trepado con solidez a esa rampa. Y nos invitaba a subirnos.
Y no por filantropía. Desde 1979, literalmente entre gallos y medianoche, Brasil había devenido en la gran subpotencia informática regional: partiendo de un 27% de dominio de mercado propio, llegó al 60% en 5 años, los últimos 2 bajo paraguas de una ley de reserva de mercado. Habiendo devorado sus recursos humanos por exceso de éxito, las empresas brasucas, junto con los palacios de Planalto e Itamaraty, pedían urgentemente de la vieja baquía de la UBA en Computación Científica, carrera creada por el clan de Manolo Sadosky en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Y eso era historia vieja: había sucedido en 1962, con la instalación de la primera supercomputadora de la región, la célebre “Clementina”.
Sadosky fue a los números lo que Sabato a los átomos, pero sin ningún paraguas naval, cuando todavía servían. Echado de la UBA por Onganía y luego del país por la Triple A, el irrompible don Manolo volvía en 1983 como Secretario de Ciencia, a recoger los pedazos del sistema científico y juntarlos sin Poxipol, porque el cemento epoxy no estaba en el presupuesto. De todos modos, aunque don Raúl Alfonsín no le diera jamás un mango, Manolo era pasajero inevitable en el avión presidencial.
Los nuevos empresarios informáticos brasileños tenían por fin con quién hablar.
Pero además tenían tema. No sólo querían asociarse a Sadosky y a la UBA, querían sobre todo a sus hijos intelectuales, los dispersos ingenieros argentos de FATE Electrónica, con su extraordinaria experiencia en materiales, electrónica, diseño, fabricación y exportación. Estaban dispersos en el sistema científico, en las industrias o en el exterior.
Esta historia tiene una prehistoria. Desde 1967, los empresarios Manuel y Adolfo Madanes, fabricantes de impermeables desde 1935 (FATE= Fábrica Argentina de Telas Engomadas) y desde 1945, de neumáticos, dominaban el mercado automotor argentino.
En 1967 los Madanes aprovecharon la dispersión de cráneos (en más de un sentido) que desató Onganía en la UBA con su “Noche de los Bastones Largos”. Con la diáspora de renunciantes, los Madanes armaron otra empresa, “un aguantadero electrónico de tecnozurdos”, como la definen con nostalgia incrédula los memoriosos.
Los Madanes eran millonarios y contrataron a los próceres matemáticos e informáticos criados por Sadosky, entre ellos Humberto Ciancaglini y el radioastrónomo Carlos Varsavsky. Los que entonces eran muy jóvenes siguen en la brecha y recuerdan: Alfredo Moreno, que desde ARSAT diseñó en 2014 el software de la plataforma de cine argentino “Odeón”, o el maestro criptógrafo Hugo Scolnik, que dirigió hasta 2014 el Data Center de la firma.
Desde la citada noche de cachiporrazos y hasta la llegada de Martínez de Hoz, durante 9 años, “aquella chusma valerosa” (por decirlo a lo Borges) de Exactas y de Ingeniería, con Varsavsky como Jefe de Nuevos Proyectos, logró implantar la marca CIFRA en casi toda oficina privada o pública argentina y latinoamericana. “Implantar” minimiza todo. CIFRA barrió con la competencia. La pisoteó y pulverizó.
¿Quién era la competencia? La italiana Olivetti ante todo, que tenía el 90% del mercado. Lo perdió. ¿Y Corea del Sur no aprovechó para colarse? Ni pintaba. ¿Qué sabían esos de electrónica? Las firmas a vencer eran la mencionada, más las yanquis Remington, Monroe, Hewlett Packard y Victor, más las emergentes japonesas Toshiba y Sharp. Y derrotadas fueron, desde Tierra del Fuego al Río Grande.
Años de oro de la electrónica argentina: otros fabricantes de calculadoras se sumaron al malón argentinos: Czerweny, Drean, Talent. Los equipos de audio Audinac y Holimar eran MEJORES que los japoneses, y sólo les pisaba el poncho alguna marca “very high end” como la yanqui Marantz, la nipona Luxman o la inglesa NAD. Pero lo de FATE-CIFRA era un vendaval. ¿Qué quedó de eso?
Diez años y 30.000 muertos más tarde, en 1986, la de FATE-CIFRA era ya otra épica industrial olvidada en el Gran Alzheimer Argentino, pero los brasileños la recordaban bien.
Sabiendo en peligro su Política Nacional de Informática escrita de apuro en 1984 para decirle “vade retro” a Bill Gates y a sus obras, el presidente Jose Sarney trataba de prolongar el momento de gloria de sus propias marcas. Hablo de Modulo en software, e IGB, Itautec y Bravox en hardware, y varias más que aquí no pintaron nunca.
En 1986, los brasileños habían chocado contra un techo interno: necesitaban no solo de nuestros recursos humanos como de nuestra capacidad de formarlos. Cuando tuvieran que sobrevivir fuera de su corralito, debían salir matando, mandarse “la gran blitzkrieg” brasuca. De modo que decidieron hablar con expertos en invasiones electrónicas fulminantes.
Sí, tal cual, no mire alrededor. Hablo de nosotros.
La gran electrónica argenta
varsavsky
cifra
El hombre y la obra: el astrofísico Carlos Varsavsky y las Microcifra 10 científicas, que en 1975 ya se exportaban a Europa. Como concesión a los EEUU, usaban punto decimal, en lugar de coma.
Y así los brasileños le hicieron a Manolo Sadosky la propuesta de la ESLAI, la Escuela Latinoamericana de Informática, para ir formando una mejor base de profesionales en el subcontinente entero. Como les sucedía con los asuntos atómicos, los primos tenían plata y la gastaban a espuertas en abrir y ampliar universidades. Ya empezaban a cosechar ingenieros, y buenos.
Pero eran esclavos de su pasado: les faltaba un siglo entero incubando un sistema educativo público de excelencia de punta a punta. Sadosky era Mariano Acosta + UBA, matemático, físico e informático. Varsavsky era Nacional Buenos Aires + UBA, astrofísico por una parte, y organizador industrial experto en prospectiva. Los propios ingenieros Madanes, una luz para la política y los negocios, jamás habían pisado un aula privada. Eran gente muy polivalente y de un nacionalismo nada declamatorio.
La historia de CIFRA entre 1969 y 1976 todavía eriza la piel. Bajo protección aduanera puesta por Aldo Ferrer durante la presidencia del general Roberto Levingston, y con Julio Broner, líder de la entonces potente Confederación Económica Argentina(CGE) – como para que se mantuviera en tiempos del general Alejandro Lanusse-, aquellos Madanes estaban inventando otra Argentina. Con tecnología 100% salida de la Universidad de La Plata, sin pagar un dólar de royalties a ningún consultor externo, acababan de fundar ALUAR en Madryn. La idea era transformar bauxita importada en aluminio nacional en lingotes. Lo quería la Fuerza Aérea quería para su Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, por si había pesto con vecinos y pintaba boicot de proveedores externos.
Como reducir bauxita a metal es un proceso electrolítico que consume barbaridades de energía, a ALUAR Lanusse le construyó “gratarola” la central hidroeléctrica de Futaleufú, en la lejana cordillera, y un electroducto de 330 KV que cruzaba 300 km. de la estepa chubutense. El 99% de la electricidad se la “bebía” la inmensa ALUAR y con el 1% restante, sobraba para iluminar Trelew y Madryn. Paradójicamente, aunque ALUAR refundó Madryn y la hizo lo que es hoy, el único enclave patagónico de valor agregado, después de Bariloche, la Fuerza Aérea nunca le pidió “dural”, aleación de aluminio aeronáutico. No sé por qué razón, lo siguió importando (siempre le gustó importar). Pero el país empezó a exportar aluminio en lingotes a lo pavote, y como sobraba capacidad instalada, además se llenó de cerramientos, autopartes y matricería de aluminio argentino.
En el cenit de su poder económico, político e intelectual, aquellos Madanes y los discípulos de Sadosky hicieron de CIFRA uno de los 10 mayores fabricantes de calculadoras del mundo. Sí, leyó bien. Y la firma, conste en actas, no era un armadero fueguino: tenía tecnología propia integrada verticalmente: impresoras, memorias, carcazas… ¡Diseñaba sus propios chips con sistemas CAD en 1970! ¡Y los fabricaba, junto con los “leds” de las pantallas, en una planta de 1400 personas!
¡Y qué innovación! De 1973 a 1974, las CIFRA pasaron de tener 150 circuitos integrados a sólo 7, y mayor potencia de cálculo.
Aquellas máquinas tenían una impecable belleza y no había modo de romperlas. Literalmente hidrolavaron y rasquetearon del mercado nacional a Olivetti, IBM y Phillips, para luego inundar el latinoamericano hasta el Río Grande. Mientras en casa CIFRA era dueña del 50% de las ventas, en México, capturó el 30% en las barbas mismas del Tío Sam. En la orilla norte del Río Grande, Texas Instruments, «encantada». El único mercado donde las “multis” del Hemisferio Norte le lograban armar una especie de Línea Maginot era… je, Brasil. ¿Cómo nos iban a olvidar, los vecinos?
En 1975 las CIFRA ya cruzaban el Atlántico rumbo a dos países de Europa, gracias a la “MicroCifra”, la segunda calculadora de bolsillo de la historia después de la Hewlett Packard 35, y la primera con capacidad de operaciones científicas y financieras. Aquí copó la región de movida, para desconcierto de Japón, que estaba llevándose puesto el resto del planeta con Casio, Canon, Sharp y Sanyo.
Cuando se quisieron acordar, los Madanes tenían 400 distribuidores en Argentina, unos 100 más afuera, y las maquinitas criollas pintaban hasta en la República Federal Alemana. El 30% de la producción se exportaba. El 15% de las utilidades se invertía en Investigación y Desarrollo.
La craneoteca de FATE Electrónica tramaba ya la serie 1000, una proto-PC de escritorio, sin teclado gráfico o pantalla independiente. Ahora el rival a barrer era IBM y el nicho computacional, el de las máquinas “mainframe”. La FATE 1000 tenía la potencia de cálculo de una IBM 370, la cual en comparación, por tamaño y forma, parecía una heladera adosada a un piano. La maquinita criolla intentaba una revolución conceptual: subir todo ese mazacote a un escritorio, e intentar la transformación de la computadora como bien de capital en otro de consumo.
Y ahí quedó. En la búsqueda de ese cambio de paradigma, la CIFRA 1000 no llegó a enfrentarse jamás con IBM. Tampoco pudo batirse con un adversario aún más elegante, avanzado y temible, un artilugio modular con pantalla, teclado y mouse, que dos hippies de nombre Steve y apellidos Jobs y Wozniak respectivamente, pergeñaron en un garaje de Los Altos, suburbio de Los Ángeles. Hoy el lugar es sitio histórico: fue la cuna de la Apple II, que vendió unas 6 millones de unidades y cambió la historia de Jobs, de Wozniak y del mundo.
La Apple II y la CIFRA 1000 coincidían en ser aparatos difíciles de imaginar para los ingenieros en sistemas, y casi amigables para quienes no sabemos un comino de computación. Jobs y Wozniak sacaron su producto sin el respaldo financiero e industrial de Madanes, pero en un ecosistema económico y tecnológico de inmensa potencia: el californiano, protegido y mimado de mil maneras directas e indirectas por la DARPA y el Pentágono. A los Madanes, en cambio, se les estaba incendiando el país. Varsavsky se tuvo que rajar a los EEUU cuando mataron a su sobrino David, y con muchas amenazas de muerte encima. Murió allí como lo que había sido antes: un radioastrónomo académico.
Jobs dejó este mundo en 2011 sin haber siquiera oído de la marca CIFRA. El diseño de la ya antideluviana 211 tenía ese minimalismo “cool” de Apple. Pero esa firma (hoy la más valiosa del mundo) nunca pasó por el Rodrigazo y trascartón, por el industricidio traccionado a genocidio de aquel otro hijo de su madre, para quien era lo mismo producir aceros o caramelos, esquelético señor con apellido de hoz pero guadaña de Parca, quien con su apertura de de aduanas, de chupaderos y de financieras exterminó no sólo a miles de personas y empresas, sino también la noción misma de capitalismo tecnológico en Argentina.
Lector@s, no me fumé nada raro. Cualquiera que supere los 60 vio y usó las máquinas CIFRA. Quien conserve alguna, que la cuide: son objetos de culto en Internet. Cuando en 1978 las primeras Apple II llegaron a la Argentina, más como chiche de ricos que otra cosa, los restos mortales de FATE Electrónica fueron comprados por la firma japonesa electrónica NEC. Para su entierro.
Pero quién nos saca la copa del Mundial ’78, eh?
Daniel E. Arias
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Excelente entrevista..
Diego Hurtado: “El salto que queremos dar es importante”
El secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del MINCYT habló con TSS sobre cómo la pandemia irrumpió y se incorporó a la planificación del ministerio. Cuáles son los ejes del Plan 2030 que presentarán el año que viene, los aprendizajes en los que se apoyaron para el diseño de una agenda de producción de conocimiento y los desafíos socioambientales a los que deberán dar respuesta.
Por Bruno Massare
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Agencia TSS – En octubre pasado se realizó el primer encuentro (virtual) de la Comisión Asesora para el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CAPLANCYT), con el objetivo de trazar los lineamientos para la elaboración del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, junto con la presentación de un documento prelimilar. Este nuevo plan, que reemplazaría al ya expirado Argentina Innovadora 2020, “tiene que servir de guía para esta Argentina que queremos construir”, dijo el titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT), Roberto Salvarezza.En el diseño del Plan 2030 juega un rol clave Diego Hurtado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del MINCYT. Hurtado es doctor en Física, historiador, docente en la UNSAM y especialista en desarrollo tecnológico en países semiperiféricos. También fue presidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y parte del directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, hoy Agencia I+D+i.
En esta entrevista con TSS, agencia de noticias que creó y dirigió, Hurtado se refirió a cómo la pandemia impactó en el diseño de políticas para el MINCYT, a la importancia de la coordinación interministerial, a la deuda que existe en términos socioambientales y a por qué considera que lograrán llevar a cabo un plan que contiene objetivos muy ambiciosos.
¿Cuáles eran los lineamientos de políticas que tenían pensados para el MINCYT y cómo los afectó la pandemia?
Cuando llegamos teníamos algunas cosas bastante bien definidas. Teníamos un diagnóstico del plan Argentina Innovadora 2020 al menos hasta 2015, contábamos con trabajos específicos y tesis sobre los fondos de la Agencia y sobre el CONICET. Lo que hicimos entre 2016 y 2019 no fue solo resistir políticas del macrismo, sino también discutir lo que se había hecho antes. Con la recuperación del MINCYT, sabíamos que había que mejorar las capacidades de coordinación del ministerio, que se había encapsulado sobre sí mismo. La otra dimensión clave para nosotros es que debemos responder a la demanda, que no puede venir solo de otros ministerios, sino de la conexión entre lo que se defina en las políticas públicas y las agendas de las economías regionales. El concepto de demanda está en el ADN del plan Argentina Innovadora 2030, es lo que va a definir la agenda de producción de conocimiento. Queremos saldar el sesgo ofertista, que es una de las grandes debilidades de la región y tiene que ver con la dependencia cultural y económica. En la Argentina no tenemos ecosistemas preparados para procesar una parte importante del conocimiento básico y llevarlo a valor económico. Sobre esto nos ha dado un indicio el trabajo de Darío Codner. Entonces, ahí hay dos ejes para nosotros, casi hasta la obsesión: por un lado, el concepto de federalización, desagregado en las economías regionales, lo que a la vez supone el compromiso de los gobiernos provinciales. Y, por otro, las políticas públicas de los ministerios sectoriales que definan la primera demanda. Con esas ideas nos pusimos a trabajar en un documento preliminar y de repente apareció la pandemia. La reacción fue crear la Unidad Coronavirus y avanzar en la centralización de las capacidades científico-tecnológicas a nivel nacional, para ponerlas a disposición del Poder Ejecutivo.
¿Qué implicó eso?
Supuso reuniones y acciones de todo tipo. Por ejemplo, que el Ministerio de Salud nos pidiera que nos pusiéramos en contacto con la principal empresa de respiradores del país, Tecme, para ver cómo podíamos ayudar. Fuimos a VENG, empresa del sector espacial que depende de la CONAE, y por lo tanto del MINCYT, que tiene capacidades en ingeniería que no abundan en nuestro país. Juntas, en solo dos meses, lograron duplicar la producción. Tecme producía algo más de 200 respiradores por mes y pasó a producir 400 con una planta de producción gemela. Más allá de este ejemplo, el nivel de coordinación con el que se logró responder a la pandemia nos hizo pensar que no debemos perder este esfuerzo logrado. El concepto de coordinación hoy es clave, creemos que puede ser la gran marca de esta gestión.
“Con la recuperación del MINCYT, sabíamos que había que mejorar las capacidades de coordinación del ministerio, que se había encapsulado sobre sí mismo”, dijo Hurtado.
¿Qué cosas fueron postergadas por la pandemia?Durante tres o cuatro meses fue todo pandemia y algunos pocos recursos seguían con otras líneas, como transición energética, pero a media máquina. De a poco fuimos recuperando una agenda y podemos decir que la pandemia y lo que trajo de irreversible quedó incorporado al plan que estamos diseñando. El octubre logramos publicar el documento preliminar para empezar a trabajar en el proceso de construcción colectiva del Plan 2030. En ese documento plasmamos cuatro conceptos núcleo que lo articulan. El primero es el de Estado protector, que nos parece fundamental. El Estado tiene que ser emprendedor, coordinador tecnológico, pero también tiene que ser protector de los sectores más vulnerables. En segundo lugar, la sustentabilidad, entendida como socioambiental, porque donde hay impacto ambiental hay seres humanos. La tercera noción es la de territorialidad: la dimensión provincial y las economías regionales. Entendemos que la federalización no va a ser posible si no logramos el compromiso con la definición de las agendas de I+D de las provincias y regiones, de manera articulada. El cuarto núcleo, que está tomado de la CEPAL, de la economía del desarrollo, es el concepto de cambio estructural. Esto supone una agenda de producción de conocimiento que acompañe a un país que quiere salir del lugar de productor primario y que, para eso, debe cambiar su matriz productiva.
Algunas de esas ideas estaban en el Plan Argentina Innovadora 2020. ¿Por qué si no se logró antes deberían funcionar ahora?
Porque tenemos la experiencia y el diagnóstico. ¿Dónde hubo debilidades en el Plan Argentina Innovadora 2020? Antes hablábamos de los problemas de coordinación. Otro aspecto fue la capacidad para llegar a las pymes, por ejemplo, a través de instrumentos de política científica y tecnológica. Los instrumentos estuvieron en la Agencia I+D+i, como el FONTAR, y esto lo hemos hablado mucho con Fernando Peirano, su presidente, pero los instrumentos de financiamiento con los que se contó fueron escasos y el mundo de las pymes es muy heterogéneo. Claro que es fácil criticar con el diario del lunes, había que estar gestionando en un país que había salido del 2001. Yo prefiero hablar de aprendizajes y me parece que ahora estamos mejor equipados para hacerlo. Un ejemplo es lo que estamos empezando a hacer con la economía social. Estamos hablando de cuatro millones de personas que hoy están en la economía informal y que el proceso de industrialización más virtuoso que pueda generar nuestro país tendría grandes dificultades para incorporar a la economía formal. Entonces, hay que incorporar a la producción popular, o a la economía social, cualquiera sea el concepto que utilicemos. Por eso, estamos explorando el formato de lo que llamamos parques de producción social, junto con el Instituto de Producción Popular, que dirige Enrique Martínez, que serían el equivalente de los parques industriales pero para albergar empresas sociales. Entendemos que eso no se soluciona con un subsidio y después arreglate. La idea de un parque de producción social supone un espacio físico común, enclave territorial, infraestructura, organización interna, capacitación, una intervención mucho más sistémica sobre este sector.
¿Hay algún modelo que estén mirando?
Eso es lo que estamos explorando, qué características deberían tener en la Argentina estos parques. Es un modelo que aquí no tiene tradición pero sí la tiene en países anglosajones. Estamos trabajando en un documento para entender aspectos como qué funcionamiento tienen y cuáles son los compromisos del Estado, para ver cómo se podrían adaptar a nuestra realidad. Para eso también estamos en interacción con el Ministerio de Desarrollo Productivo, con Desarrollo Nacional y con el ANSES.
Alguien podría preguntar qué tiene que ver el Ministerio de Ciencia con la economía social.
Exacto. Tiene que ver con la idea de que el MINCYT debe poder generar agendas de producción de conocimiento y extensión, en este caso para la economía social. El MINCYT puede apuntalar e incorporar conocimiento en los parques de producción social. Esto mismo lo estamos trabajando para la economía formal, en el mundo de las pymes, junto con Desarrollo Productivo.
“En la Argentina, la orientación de proyectos por misión permite estabilizar instituciones”, dijo el secretario de Planeamiento y Políticas del MINCYT.
En el plan anterior había grandes metas cuantitativas, que no fueron alcanzadas, en aspectos como cantidad de investigadores por miles de habitantes e inversión en en el sector de ciencia y tecnología como porcentaje del PBI. ¿Esas metas estarán proyectadas?El plan va a tener otra lógica, va a estar orientado por problemas, no por metas. Se parte de cuáles son los grandes desafíos que se propone nuestro país para el año 2030. A partir de ahí, se definen agendas nacionales, provinciales y regionales. Transición energética o la mejora de nuestro sistema de salud, por ejemplo, son problemas que tendremos que atender. En cada uno de esos problemas se pueden poner metas cuantitativas. En energía, metas de emisión y de transición, por ejemplo. Pero una pregunta elemental es cómo va a ser la política energética argentina, qué tipo de tecnologías pueden producirse en el país. La política energética tiene que ser una política industrial y tecnológica, y entonces hay que entender dónde la Argentina puede ser competitiva con industria nacional. Entonces, partimos de definir problemas y los desagregamos en agendas nacionales y provinciales. En paralelo, aparecen las tecnologías transversales que nos ayudan a resolver esos problemas. A eso se suman los proyectos orientados por misión, un concepto que fue muy desarrollado por (Mariana) Mazzucato, pero que viene de los años ochenta y que tiene que ser adaptado a nuestra realidad. En la Argentina, la orientación por misión permite estabilizar instituciones, lo que se puede ver con claridad, por ejemplo, en el sector nuclear. Las metas ambiciosas ayudan a darle continuidad a las instituciones, a generar capacidades de coordinación, a trascender gobiernos y a garantizar la inversión pública.
¿Qué plazos manejan para la presentación del plan?
La primera versión tiene que estar para fines de 2021. Pero eso no significa que ahí se terminó el plan, sino que recién empieza, porque después vendrá una segunda versión con metas cuantitativas. Eso no podemos hacerlo ahora porque queremos hacer un proceso de construcción colectiva en el que primero los ministerios marquen los lineamientos de políticas públicas y después entren a tallar las provincias. Eso no significa que no estemos definiendo líneas, sectores y financiamiento. Por ejemplo, estamos destinando 5 millones de dólares del PICT 5, programa que viene del BID, a la producción pública de medicamentos. Nos sentamos con la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) y con la Agencia, y les dijimos que queríamos apoyarlos en líneas de producción pública. Ellos hicieron durante meses un trabajo de rastrillaje y las definieron. Sin embargo, hay casos que encontró la ANLAP que no podemos financiar con fondos del BID porque son de modernización tecnológica. Así que fuimos al Ministerio de Desarrollo Productivo y coordinamos con la Dirección de Compre Nacional, que puede financiar modernización tecnológica en medicamentos. Entonces, acá hay algo que va a ser inédito: vamos a financiar con fondos sectoriales y con modernización tecnológica, con dos instrumentos que vienen de ministerios diferentes pero hacen foco en la misma meta, que es generar capacidades nacionales para producir la vacuna BCG, que la podemos producir en el país pero la importamos porque no alcanza con lo que se fabrica. Entonces, aumentamos capacidades de I+D para producirla, para cubrir el calendario nacional, dejamos de importarla y ahorramos divisas.
Para ejecutar un plan hace falta inversión. ¿Están esperando la aprobación del proyecto de ley en el Congreso para establecer un aumento progresivo de la inversión en ciencia y tecnología?
Para nosotros es una bendición la ley de financiamiento porque nos daría previsión presupuestaria y sabemos que iría en aumento. Entendemos que hay un consenso importante y que se va a aprobar, casi que diría que estamos contando con esa ley. Tener previsibilidad de incrementos puede ser crucial en la planificación. Pero eso es inversión pública, tenemos el desafío de traccionar la inversión privada.
Si se miran las curvas de inversión en el sector en las últimas décadas, la curva de inversión privada no sigue a la de inversión pública. ¿Cómo se cambia eso si no se logró en los años de mayor crecimiento?
Es una situación compleja. En la Argentina gobierna el Gobierno nacional y también los poderes fácticos. Hay un proyecto de país que no necesita de ciencia y tecnología, y que además reproduce conductas y culturas empresariales predatorias y cortoplacistas, que fugan en lugar de inverti. Todo esto en el marco de una economía extranjerizada. Por eso, necesitamos culturas empresariales que jueguen al proyecto de país que votó la gente y que sostiene la democracia argentina, que las hay. Necesitamos instrumentos y capacidades para generar metas comunes. Vamos a tener que hacer un esfuerzo muy grande, mucho trabajo interministerial, para poder avanzar en este sentido, es un problema multidimensional.
“Tenemos una economía extranjerizada en la que el impacto de la producción primaria es tremendo”, dijo Hurtado.
En cuanto a la inversión prevista en ciencia y tecnología en el Presupuesto 2021, si bien en términos nominales es un 40% superior, si se la mide en dólares es bastante exigua con respecto al gasto asignado años atrás. ¿En qué medida condiciona la planificación?Lo primero que quisimos mostrar es un rebote en la curva. El Gobierno está haciendo un esfuerzo enorme. Es una limitación, obviamente, ya que con mayor inversión podríamos ponernos objetivos más ambiciosos. Lo que sí está claro es que con el aumento presupuestario, más las señales que da el Gobierno y la capacidad de reordenarnos y volver a poner metas, alcanza para dar un salto en 2021. El plan espacial se está relanzando con una inversión de 18 millones de dólares, que para la NASA no es nada, pero para nosotros es algo que sirve para recuperar lo que estaba frenado. Reorientar, poner foco y relanzar instrumentos de financiamiento nos ayuda a volver a poner los motores en marcha.
¿Cómo van a enfrentar los desafíos ambientales desde el MINCYT? Hubo críticas al acuerdo porcino con China y al trigo genéticamente modificado, y también tendrán que dar respuesta a los cuestionamientos al impacto de la minería y los agrotóxicos.
Cuando llegamos no nos imaginábamos la relevancia que iba a tener el tema ambiental, que es otra de las asignaturas pendientes al año 2015. Tenemos una economía extranjerizada en la que el impacto de la producción primaria es tremendo. De ahí también la idea de Estado protector, porque el impacto ambiental se socializa sobre los sectores más vulnerables. El tema ambiental nos irrumpió como un tsunami que teníamos que poder enfrentar. Hoy en el gabinete está Carolina Vera, que es una referente del cambio climático, lo que no es algo menor. Lo ambiental es una variable fundamental y conflictiva, no solo para nosotros, sino para la mesa interministerial. ¿El Ministerio de Agricultura puede trazar una salida gradual de las peores prácticas ambientales del agronegocio? Agricultura se puede poner esa meta y diseñar incentivos, pero aparece toda una agenda de producción de conocimiento que debería poder garantizar capacidades de producción y regulación, y ahí juega el MINCYT. El Observatorio de Agroquímicos que impulsó el ministro Salvarezza es un ejemplo. Si hablamos de carne porcina, es un tema que viene evolucionando. Hubo una primera aproximación y ahí apareció el problema de qué tipo de granjas son sustentables en la Argentina y cuáles son los límites. Nosotros fuimos interpelados y tratamos de dar respuestas, es un debate que se está dando en el plano de las agendas de producción de conocimiento. Nos estamos sentando con Ambiente, con Agricultura, y saltan chispas, porque hoy la agenda ambiental relacionada con las formas de producción es problemática. Hay que pensar cómo se genera sustentabilidad en estas áreas y eso exige negociaciones. Muchos encuentran que esto va en contra del clima de negocios, ya que la sustentabilidad exige inversiones.
El plan que están diseñando parece más un plan de desarrollo que uno de ciencia y tecnología. ¿Tendrá capacidad el MINCYT para poner en marcha lo que se propone? Sin el compromiso de otros ministerios y de los gobiernos provinciales podría quedar plasmado solo en intenciones.
Es el riesgo de tomar agendas y compromisos vinculados con un proyecto de país. Nosotros podríamos ponernos como meta la publicación de papers. Es un trabajo político y es el principal desafío que enfrenta este ministerio. La pregunta supone la idea de que nosotros estamos jugando con un riesgo altísimo de no acompañamiento. Yo digo que no es tan alto el riesgo o, en realidad, nosotros estamos teniendo la percepción de que todo lo que va surgiendo como compromisos de agenda son cosas que se vienen trabajando, otras son diagnósticos y otras son deudas históricas. No minimizo el planteo, ya que las metas son muy ambiciosas en lo que supone de coordinación y acompañamiento de los gobiernos provinciales. Pero, por otro lado, hay una demanda muy fuerte de federalización, por ejemplo. Ahí es donde se conectan las dos cuestiones. Es un desafío que está abierto y dependerá de poder generar consensos y construcciones. El salto que queremos dar es importante.
https://www.unsam.edu.ar/tss/diego-hurtado-el-salto-que-queremos-dar-es-importante/
28 dic 2020
Se busca reforzar la seguridad de las fronteras y se presta atención al vínculo entre el gobierno de Luis Arce y el régimen de Teherán
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En el Gobierno crece la preocupación por el acuerdo suscripto en materia de defensa por Bolivia e Irán el año pasado. A la par del vertiginoso giro de la gestión de Javier Milei en política exterior, que no solo versa en torno a reforzar las relaciones con Estados Unidos e Israel sino que además viene aparejado de los virulentos modos del Presidente, en las áreas de Defensa y Seguridad analizan el rol que tiene la potencia regional que preside el iraní Ebrahim Raisi en la región latinoamericana.
A pesar de la virulencia con la que Milei se refiere a los asuntos de política exterior, y a la reiterada iniciativa de mudar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, en las filas de un sector del oficialismo reconocen que no es momento para generar un problema diplomático. El anuncio de Milei enfureció al grupo terrorista palestino Hamas. La canciller Diana Mondino buscó matizar el anuncio y dijo que se trata de una moción que podría llevar al menos cuatro o cinco años.
l Sistema de Inteligencia Nacional y el área de Defensa prestan atención a cómo evoluciona la relación entre el gobierno de Luis Arce y el régimen de Teherán. Uno de los acontecimientos que observan es la ruptura de relaciones diplomáticas que hizo Bolivia con Israel. Pero además miran de reojo la política militar boliviana y se preguntan qué efecto puede tener sobre la Argentina.
Irán y Bolivia firmaron a mediados del año pasado un memorándum de entendimiento para ampliar la “cooperación bilateral en el campo de seguridad y de defensa”, según informó en ese entonces la agencia estatal iraní IRNA. El acuerdo fue firmado en Teherán por el ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo Aguilar, y su par iraní, Mohammad Reza Ashtiani. Los alcances y detalles del pacto firmado entre Irán y Bolivia no son públicos porque están protegidos por una cláusula de confidencialidad. Pero sí se conoció que Teherán vendió al estado boliviano una cantidad de drones y lanchas, entre otros elementos de equipamiento militar. “Hay mucha actividad entre Bolivia e Irán, Bolivia tiene una embajada con mucha presencia iraní”, dijo una fuente con trayectoria en áreas de defensa y seguridad a LA NACION.
Como parte de este contexto en el Gobierno recuerdan el incidente ocurrido hace más de diez años, cuando el expresidente de Bolivia Evo Morales recibió una visita oficial del entonces ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, que está prófugo de la Justicia argentina y acusado de ser coautor ideológico del atentado contra la AMIA, en el que murieron 85 personas en 1994. La Cancillería argentina presentó en ese momento una queja formal ante la embajada de Bolivia.
En el Gobierno consideran que se debe apuntalar la política militar para contrarrestar las posibles “amenazas terroristas” en las fronteras y esto lleva a sus funcionarios a querer ampliar las facultades de las Fuerzas Armadas. El ministro de Defensa, Luis Petri, trabaja en la modificación del decreto 727/2006, que reglamenta el accionar de las Fuerzas Armadas. Según supo LA NACION, busca que estas puedan intervenir y desplazarse a zonas de frontera para combatir el terrorismo y el narcotráfico. “Las Fuerzas Armadas tienen que poder trabajar más allá de las hipótesis de conflicto estatales y abordar las no estatales”, dijo a LA NACION un dirigente del Gobierno que sigue la iniciativa.
La modificación que busca promover Petri es sobre los denominados principios básicos del decreto que firmó Néstor Kirchner en 2006, cuando reglamentó y restringió el accionar de las Fuerzas Armadas. El artículo 1 de ese decreto estableció: “Las Fuerzas Armadas, instrumento militar de la defensa nacional, serán empleadas ante agresiones de origen externo perpetradas por fuerzas armadas pertenecientes a otro/s Estado/s, sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley Nº 24.059 de Seguridad Interior y en la Ley Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas en lo concerniente a los escenarios en los que se prevé el empleo del instrumento militar y a las disposiciones que definen el alcance de dicha intervención en operaciones de apoyo a la seguridad interior”.
Y el mismo decreto clasifica: “Se entenderá como “agresión de origen externo” el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de nuestro país, o en cualquier otra forma que sea incompatible con la Carta de las Naciones Unidas”.
La Argentina y Estados Unidos buscan ahora posicionarse como aliados en materia de política internacional. La preocupación por el vínculo entre Bolivia e Irán es compartida y Brian Nichols, el secretario adjunto para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos que visitó el país la semana pasada, lo ratificó.
Consultado por LA NACION sobre si a Estados Unidos le preocupa este eje, en el que se encuadra, entre otras cosas, la flexibilidad para el otorgamiento de visas (en octubre hubo alerta de la facilidad con la que Bolivia emitía visas a ciudadanos iraníes) y la flexibilidad en la frontera, Nichols dijo: “La presencia de países como Irán en especial, pero Rusia o la República Popular de China es algo que los gobiernos de nuestra región debieran de evaluar si es conveniente o no”.
Y agregó: “Creo que en el caso de la relación con Estados Unidos- Argentina compartimos valores y preocupaciones de la presencia de actores preocupantes en nuestra región y solo digo que vamos a seguir a actuando y hablando a favor de nuestros valores, la seguridad de nuestros pueblos, y una colaboración en todos los ejes como buenos amigos y aliados”.
Como parte de este realineamiento y de la intención de ambos países de reforzar sus relaciones, hace poco más de una semana el jefe de Gabinete Nicolás Posse viajó con el interventor de la AFI, Silvestre Sívori, a Washington, para reunrise con el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William J. Burns. No trascendieron detalles de su encuentro, pero según reconstruyó LA NACION, los funcionarios argentinos fueron con la intención de conseguir que el gobierno norteamericano provea al Sistema Nacional de Inteligencia argentino equipos para mejorar la tecnología para realizar tareas de inteligencia. Las cifras de las expectativas son de al menos 50 millones de dólares, según supo este medio.
“Nos alejamos cada vez más de la frontera tecnológica y cada vez somos más pobres”)
11 diciembre 2020, 05:50
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En la cámara de Diputados está próximo de ser aprobado un proyecto que busca garantizar un aumento progresivo del presupuesto asignado a ciencia y tecnología. Propone que para el año 2032 la inversión estatal en el sector alcance el 1% del PBI.
Se espera que no haya dificultades para la media sanción de la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. La normativa deriva de la unificación de dos proyectos presentados por el oficialismo y la oposición. El proyecto parte desde una inversión estatal del 0.28% del PBI en el 2021 y establece aumentos sucesivos anuales para alcanzar la meta del 1% en 2032.
Sobre esto opina Fernando Stefani, investigador del CONICET y vicedirector del Centro de Investigaciones de Bionanotecnología. Stefani sostiene que en Argentina todavía “tenemos que comprender cuál es el rol de la tecnología y el rol de la ciencia en la economía” y que, si bien el aumento de la inversión estatal en ciencia y tecnología es algo positivo, resulta fundamental que se generen incentivos a la inversión privada en Investigación y Desarrollo (I+D).
-¿Qué % del PBI invierten los países desarrollados en ciencia y tecnología y cuál es tu mirada respecto a los objetivos de esta ley?
-Muchas veces nos comparamos con países desarrollados y obviamente las métricas de Argentina dan mal. Más importante que analizar dónde están parados los países desarrollados es analizar cuáles fueron sus trayectorias a lo largo del tiempo para desarrollarse. Lo que nosotros tenemos que hacer es establecer un camino de crecimiento económico sostenido en el tiempo. Cuando vemos qué hacen los países desarrollados, vemos que invierten cada vez más en I+D. Cuando digo cada vez más, hago referencia a fracciones de su economía, no solo más dinero, sino un porcentaje mayor de sus PBI. La razón por lo que lo hacen no es una cuestión cultural o la mera posibilidad, lo hacen para mantener sus niveles de bienestar.
Esto se puede medir. Una manera de medirlo es ver qué velocidad aumentan esta inversión expresada como fracción del PBI. Si uno mira los países desarrollados, eso es casi a un nivel constante de un 0,03% del PBI por año. Es un número muy chiquito, pero constante. Argentina al igual que otros países rezagados también invertimos más, tenemos idas y venidas, en el gobierno anterior fuimos para atrás, en el último gobierno justicialista fuimos para arriba, pero en promedio, si uno toma una serie histórica más larga, nos da que aumentamos a un 0.01%, tres veces más lento que los países desarrollados. Nuestras capacidades científicas y tecnológicas aumentan 3 veces más lentas. Nos alejamos cada vez más de la frontera tecnológica, nos alejamos de mejorar nuestra competitividad y cada vez somos más pobres.
Acá en Argentina la ciencia y la tecnología son temas desligados de la economía y la producción. Se considera la ciencia más como un tema cultural y a la tecnología como algo que se compra cuando uno la necesita y en general se la compra en el extranjero. Ese es el cambio de paradigma que tenemos que hacer. Tenemos que comprender que la ciencia y la tecnología tienen un rol vital en la economía. No existe ninguna estrategia de crecimiento económico sostenido en el tiempo que no tenga en su corazón a la ciencia y la tecnología.
¿Cómo entra esta ley en este panorama? Esta ley legisla sobre la inversión pública. Todos los números que dije recién se refieren a la inversión total de los países, la pública y la privada. En los países industrializados, aproximadamente el 70% de la inversión es privada y el restante es en el sector público. En Argentina esto se invierte. Tenemos una inversión total muy baja, que aumenta demasiado lentamente y es aproximadamente un 70% pública y un 30% privada. ¿Cómo pasamos de una situación a la otra? ¿Cómo hacemos que la inversión privada crezca más que la pública? Antes aclaremos que no es importante que sea privada porque sí, es porque la inversión privada te marca las innovaciones que se hacen en el sector productivo, las que verdaderamente van a impactar en la economía.
Esta ley plantea un incremento programado y a un ritmo mucho mejor que el que está haciendo Argentina, pero de la inversión pública. Es un avance muy positivo, pero tiene que complementarse con otra serie de políticas para incentivar la inversión privada en I+D.
-¿Cuál es la diferencia entre una innovación y un invento?
Muchas veces se confunde innovación con invento. Un invento lo puede hacer cualquiera. A vos o a mí se nos puede ocurrir una idea que, al menos hasta donde sabemos nosotros, no se no se le ocurrió a nadie. Eso es un invento. Una innovación es transformar una nueva idea o concepto en tecnología incorporada en un producto o servicio disponible para la sociedad. Y si se trata de un producto o servicio comercial, que esté comercializado a escala. Eso es mucho más complejo. Hacer innovación en serio es una tarea muy competitiva y compleja. Se requiere de capacidades específicas que no son ni las de un científico ni las de un empresario. Un científico y un empresario pueden hacer innovación, pero no es su rol natural. El rol de un científico no es innovar, es producir conocimiento y el de un empresario tampoco es innovar, sino producir y comercializar productos y servicios de un modo rentable. La innovación es justamente lo que une a estos dos mundos.
En Argentina hacen falta políticas e instituciones públicas de innovación mucho más fuertes que las que tenemos, mucho más competitivas internacionalmente que las que tenemos. Hacer innovación en serio es una tarea muy competitiva y compleja. En el mundo desarrollado la innovación se produce a través de instituciones muy profesionalizadas porque esto requiere habilidades y conocimientos muy específicos.
En Argentina no arrancamos de cero. Tenemos el INTI, el INTA, el INIDEP, por mencionar algunas instituciones importantes, pero que deben fortalecerse y modernizarse. Por caso, el INTI y el INTA fueron creadas en la década del 50 y han sido instituciones muy maltratadas a lo largo del tiempo. Hoy no tienen el poderío que deberían tener para poder ser competitivas en innovación internacionalmente. Tienen que ser fortalecidas enormemente, puede ser que sea necesario reestructurarlas para especializarlas por sector. El CONICET también fue creado en la década del 50, pero la manera de hacer producción científica no cambió tanto desde esa época, desde la época de Galileo que no cambió tanto. El método científico es el mismo. Cambia la tecnología, las maneras, pero no la esencia. En cambio, la innovación en el mundo ha cambiado enormemente desde la posguerra.
-¿Qué tipo de políticas se tendrían que aplicar para que el sector privado empiece a invertir más en I+D?
Nos faltan incentivos a la inversión privada. Las empresas argentinas, al igual que cualquier empresa del mundo, necesitan apoyo institucional para invertir en I+D, apoyo en términos de regulaciones, rentabilidad e incentivos. Todos los países desarrollados tienen un menú muy amplio de incentivos a inversiones productivas y de I+D. Eso es dinero que tiene que destinar el estado para fomentar la inversión en I+D. Muchas veces se argumenta que no hay dinero, pero cuando uno hace las cuentas y ve a qué tasa aumenta la inversión en I+D China, por tomar un ejemplo, vemos que desde hace 40 años China aumenta su inversión en I+D a un ritmo de 0.08% por año. O Malasia va al 0.06%. Si hacés la cuenta, el PBI argentino promedio del 2011 al 2019 da más o menos 550 mil millones de dólares. El 0.08% de esos 550 mil millones te da 440 millones de dólares. No es un número exorbitante. La fuga de capitales en nuestro país, es decir riqueza que se genera en Argentina pero que no es reinvertida en Argentina porque no se encuentran buenas oportunidades, viene siendo de miles de millones de dólares al año. Este es un problema constante que se incrementó enormemente durante el anterior gobierno. Por ejemplo, pasamos de unos 8.500 millones de USD en 2015 a un promedio 25.000 millones por año en el período 2017-2019. Si vos pusieras instrumentos que atraigan tan solo entre un 2 y 5% de ese capital para inversiones productivas con I+D, tendrías todo lo necesario para alcanzar metas de inversión en I+D competitivas. Hay que generar las condiciones para que esa riqueza en vez de irse se reinvierta acá en actividades productivas y de innovación, no en actividades financieras que no nos dejan nada. El problema de alcanzar una inversión en I+D competitiva internacionalmente no es uno de recursos económicos, es de política, hacen falta políticas y regulaciones para que se puedan dar de una manera positiva.
-Diste el ejemplo chino como un caso de un proceso de desarrollo iniciado en un país que no estaba en la frontera del conocimiento. Es una experiencia iniciada en el siglo XX. ¿En el mundo actual se puede iniciar una trayectoria similar viviendo en un mundo diferente?
Sí y no. Es un mundo diferente, donde las tecnologías y el conocimiento se mueven de una manera más rápida, pero manejar tecnología tiene tres partes: el hardware, el software y el brainware. El hardware son los aparatos e instrumentos, software son los procedimientos, códigos e instrucciones para usar esos equipamientos y por último, está el brainware, el saber hacer. Se necesitan las tres cosas, el hardware se puede mandar por correo, barco o avión, el software se puede mandar por una comunicación electrónica, pero el brainware no se puede transportar tan fácil. Eso está adentro de las personas. Trasladar eso de un país a otro no es sencillo. Requiere mover gente de un lugar al otro, capacitar, aprender, mandar al extranjero y que vuelvan. Hay que tener cuidado en decir que todo circula tan fácilmente porque no es tan así. Respecto a países que hayan iniciado procesos de desarrollo más recientes está Malasia. En el siglo XXI Malasia fabricaba baratijas, pero hace unos años que está en un claro proceso de desarrollo y en muy pocos años, sino cambiamos nuestra estrategia, la vamos a mirar para arriba.
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