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23 DE MAYO, 2021 | 00.05
IMPSA, historia de una capitalización y su potencial clave.
Por CLAUDIO SCALETTAYa está todo listo para que esta semana, si el Covid no mete la cola, el gobierno anuncie el ingreso mayoritario al capital accionario de IMPSA, empresa que llegó a ser una de las tres principales multinacionales argentinas, junto con Techint y Arcor, pero que estaba a punto de ser liquidada por sus acreedores
La decisión de tomar el control de la firma no fue el resultado de un plan preexistente o de la voluntad de ganar relevancia estatal en un sector considerado clave, como fue el caso de YPF o como podría ser la reestatización de alguna distribuidora energética, sino una evaluación de oportunidad frente a la situación financiera crítica de la empresa.
La historia de la estatización comenzó a partir del pasado agosto, cuando llegó al Ministerio de Producción una nota de pedido de ayuda de la firma frente a un panorama financiero que podía llevarla a la quiebra.
IMPSA venía de un proceso de internacionalización fallida en Brasil y Venezuela. Al primero de los dos países ingresó para aprovechar un esquema financiero atractivo para la inversión en energías renovables. Para ello crearon IMPSA Brasil e instalaron un parque eólico, pero tuvieron dificultades con la tecnología que importaban desde Alemania para sus aerogeneradores. Por trayectoria y experiencia la empresa es competitiva en energía hidroeléctrica, específicamente en el diseño, construcción y mantenimiento de turbinas. En Venezuela ingresaron en la instalación de 10 turbinas para la gigantesca represa de Tocoma. Tanto por los problemas tecnológicos en Brasil, como por los cambios geopolíticos en la región la expansión a estos países fracasó. Los trabajos en Venezuela se paralizaron y los pagos adeudados por este país pasaron a incobrables.
La expansión fallida llevó los pasivos, redondeando números, de 250 a 1000 millones de dólares para 2015, lo que dio lugar a la primera reestructuración. En este proceso primó el criterio de los acreedores que ya controlaban el capital accionario a través de un fideicomiso. Normalmente los acreedores intentan minimizar las quitas de capital y los accionistas maximizarlas para que la empresa vuelva a ser rentable. Con acreedores accionistas lo que se obtuvo fue una solución de compromiso con una quita nominal del 50 por ciento, pero con una tasa de interés altísima del 10 por ciento anual y pagos que comenzaban en 2019. El objetivo real de los acreedores, los nuevos dueños, era en realidad vender la empresa. En el período 2016-17 aparecieron algunos interesados como Pampa Energía y el grupo Techint. En 2018-19 se sumó José Luis Manzano, pero finalmente ninguna de las ofertas prosperó.
Para entonces el principal ingreso que le quedaba a la empresa eran sus trabajos en Yacyretá, más unos pocos contratos con la CONEA, y algunas construcciones de grandes grúas para los movimientos de contenedores en terminales portuarias, otra área en la que IMPSA tiene competitividad diferencial, aunque su situación de deuda le dificultaba conseguir avales para las licitaciones internacionales. La consecuencia inmediata fue que con bajos ingresos en función a su estructura y obligaciones la empresa se fue quedando sin capital de trabajo.
Con este panorama comenzó la interacción con el Ministerio de Producción. La visión oficial fue que IMPSA era una empresa estratégica que había acumulado un importante know how diferencial en sus mercados específicos, especialmente en hidroelectricidad y que estaba bajo riesgo de desguace y desaparición. Sin embargo debe recordarse que en agosto pasado persistía todavía entre los funcionarios la sombra del fallido intento de rescate a Vicentín y nadie en las primeras líneas del gobierno quería escuchar hablar de estatizaciones. De alguna manera la experiencia de Vicentín funcionó como espejo invertido, como guía de qué no hacer durante el proceso. La decisión política fue que el Estado intervenga, pero no como socio bobo.
Para evaluar la situación de la IMPSA y cómo avanzar en el rescate en el Ministerio de Producción se formaron dos equipos ad hoc, uno de contadores y economistas y otro de abogados, cuyos trabajos se plasmaron en un informe de 200 páginas.
Lo primero que se detectó fue el “riesgo CIADI”, el tribunal bombero del Banco Mundial para los diferendos sobre inversiones que siempre falla en contra de los Estados. El acreedor principal, el grupo chileno Moneda, era propietario de un bono internacional bajo ley Nueva York en cuyo contrato existía una “cláusula antiexpropiación” que decía que si entraba el Estado, la deuda regresaba a las condiciones previas a la reestructuración, es decir que se duplicaba, ya que había sufrido una quita nominal del 50 por ciento. Otros acreedores eran el Banco Nación y en menor medida el BICE, lo que no representaba un problema para el rescate.
Sobre la base del citado informe oficial se decidió un plan de tres etapas. La primera era una reestructuración de la deuda con objetivos de mínima. Debía eliminarse el riesgo CIADI, es decir las cláusulas del bono internacional, reducirse los intereses del 10 por ciento anual en promedio a 1,5 y obtener dos plazos de gracia, hasta 2025 para los intereses y hasta 2028 para el capital, el que se pagaría a partir de entonces en 10 cuotas anuales. Si esto se conseguía se avanzaría a la segunda etapa en la que el Estado comenzaría a pagar, a partir de diciembre de 2020, el 75 por ciento de los salarios directamente en la cuenta de los trabajadores. La tercera etapa sería finalmente la estatización. Aunque para evitar polvareda ideológica, los funcionarios de Producción prefirieron siempre utilizar el eufemismo “capitalización”. En este punto se evaluó dejar que la empresa quiebre para que luego ingrese el Estado, pero eso significaba depender de un juez (el espejo Vicentín) y de un proceso judicial de dos o tres años en el que la firma seguramente desaparecería.
El plan de tres etapas se fue cumpliendo. En noviembre se aprobó el Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) que plasmó las nuevas condiciones de la deuda sobre la base de las condiciones mínimas establecidas, lo que le permitió a la empresa ingresar a la etapa dos, el “Programa asistencia a empresas estratégicas para la reestructuración de pasivos” (PAEERP) que paga el 75 por ciento de los salarios por cuatro meses, extensibles a seis. El PAEERP es un programa modelo que en adelante brindará una herramienta de rescate para empresas consideradas estratégicas (resolución 551/2020 del Ministerio de Desarrollo Productivo). Desde diciembre el Estado nombró al presidente de la Empresa, que es uno de los tres directores, y a un síndico. Actualmente los otros dos directores corresponden uno al grupo Moneda y otro a la familia Pescarmona, lo que cambiará con la nueva composición accionaria. El presidente saliente había sido puesto vía Banco Nación por Mauricio Macri.
La etapa que concluirá esta semana es la de la “capitalización”. Los funcionarios debieron resolver cuánto dinero pondría el Estado y a cambio de qué. El cálculo se estableció sobre la base de las necesidades de capital de trabajo de la empresa hasta recuperar, con la potencial expansión, nuevos niveles de equilibrio y autosuficiencia. La cifra estimada resultante fue el equivalente a 20 millones de dólares. También se decidió que a cambio se recibirían acciones en proporción al valor patrimonial del paquete. Para ello se pidieron cotizaciones a la consultora internacional Deloitte, al Tribunal de Tasasiones patrimoniales, que es un órgano del Poder Ejecutivo, y al Fondo de Garantías de Sustentabilidad de Anses, consultas de la que surgió que el aporte decidido era equivalente al 84 por ciento de las acciones.
Con esta información se avanzó en una segunda enseñanza de la experiencia Vicentín. Era necesario evitar que la llamada “grieta política” interfiera en lo que a esta altura se había convertido en una decisión estratégica. Como IMPSA es una empresa de origen mendocino con plantas en esa provincia se invitó al Estado provincial a participar del proceso y del capital accionario. De esta manera, dado que Mendoza es gobernada por la principal fuerza opositora, se neutralizaba un conflicto político potencial evitando que Juntos por el Cambio transforme la “capitalización” en otro casus belli. El resultado fue que Mendoza aportará 5 millones de dólares por el 21 por ciento del capital, aporte que fue aprobado por ley provincial, y Nación 15 millones por el 63 por ciento del capital. La Asamblea de accionistas de IMPSA ya aprobó el ingreso de los dos Estados. 5 por ciento seguirá en manos de la familia Pescarmona y el resto se repartirá entre los acreedores. El objetivo de quienes condujeron el proceso desde el Ministerio de Producción está ahora en el management. El modelo es INVAP, una firma estatal, con algunos directores estatales, pero con una gerencia absolutamente profesional.
El balance preliminar deja algunas enseñanzas. La principal es que sin el trabajo y el poder de negociación estatal no habría sido posible reestructurar tan duramente los pasivos. El rescate fueron diez meses de tarea silenciosa compartida entre varias agencias públicas, Producción, INTI (que realizó la evaluación tecnológica), FGS, Tribunal de tasaciones y el gobierno radical de Mendoza. A partir del saneamiento financiero y la participación estatal será posible reabrir los mercados internacionales, donde IMPSA continúa muy competitiva a pesar de la reciente descapitalización. También se podrá ampliar el mercado local, donde la mira esta puesta las concesiones otorgadas en los noventa de las principales represas hidroeléctricas que vencen en 2023 y que hoy están en manos de empresas como la italiana Enel, la dueña de Edesur, Pampa Energía, la estadounidense AES y Sadesa. Estas represas requieren adicionalmente comenzar a actualizar la vida útil de sus turbinas, con ampliación en la capacidad de generación, un negocio multimillonario por supuesto muchas veces superior al monto que hoy se aporta para estatizar la empresa. Dicho sea de paso, contando con una firma estatal local no sería necesario contratar a ninguna de las pocas empresas extranjeras que hoy tienen esta capacidad en el mundo. Dicho de otra manera, el fin de las concesiones y la existencia de una empresa como IMPSA, con un fuerte conocimiento técnico, supone disponer localmente de capacidades suficientes para pensar en nuevas asociaciones, por ejemplo con YPF y IEASA, para crear una empresa estatal que se quede con las concesiones a partir del 2023 revirtiendo las privatizaciones de los ’90.
Finalmente, la hidroeléctrica no es la única área en la que es fuerte IMPSA, también está la posibilidad de completar el desarrollo tecnológico de un aerogenerador local, por ejemplo junto a INTI e INVAP, con miras a la ampliación de la generación eólica, así como seguir con los desarrollos nucleares, en los que la empresa generó capacidades de ingeniería en la construcción de recipientes para residuos radioactivos.
Fuente: El Destape -
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Luego de la capitalización con fondos públicos, la centenaria metalúrgica mendocina busca meterse en proyectos oficiales que le permitan capear su millonaria deuda. Desarrollo Productivo tendrá la última palabra en el rumbo de la compañía. -
IMPSA culminó la fabricación de un componente esencial del CAREM-25
Se trata del primer reactor nuclear modular argentino para la generación de energía. La compañía definió este avance como "un salto tecnológico" en el que aplicó "su capacidad de diseño a todo lo relacionado al cálculo estructural del reactor".
16 DE DICIEMBRE, 2021 | 19.37
IMPSA culminó la fabricación de un componente esencial del CAREM-25
Tras culminar la fabricación para la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de uno de los componentes clave del CAREM-25, IMPSA firmó un convenio con CNEA para la provisión de servicios de ingeniería, fabricar o suministrar nuevos componentes para la construcción y puesta en marcha de dicho reactor. Con el CAREM-25, que es el primer reactor nuclear modular para la generación de energía fabricado en el país, IMPSA logró dar un salto tecnológico significativo al aplicar su capacidad de diseño a todo lo relacionado al cálculo estructural del reactor.Para el proyecto CAREM-25, IMPSA conformó un equipo específico de técnicos e ingenieros, quienes realizaron importantes desarrollos tecnológicos internos, algunos incluso basados en Inteligencia Artificial (IA). El nombre CAREM surge de las iniciales de Central Argentina de Elementos Modulares, y al menos el 70% de los componentes y servicios relacionados de CAREM-25 se obtienen de empresas argentinas.
“Le agradecemos a CNEA haber elegido a IMPSA para ser fabricante del primer prototipo de Reactor Modular Pequeño (SMR por sus siglas en inglés) a nivel mundial, algo que nos llena de orgullo. Queremos seguir trabajando juntos para aprovechar esa experiencia, para desarrollar más tecnología relacionada con la industria nuclear y porque vemos para el CAREM-25 una gran oportunidad a nivel mundial. Entendemos que es uno de los principales productos tecnológicos que Argentina puede exportar al mundo”, destacó Marcelo Kloster, presidente del directorio de IMPSA.
IMPSA tiene una amplia experiencia en ingeniería, obras y trabajos metalúrgicos calificados para instalaciones nucleares, entre los que se destacan el Recipiente de Presión del Reactor del CAREM-25 y los trabajos en las Centrales Nucleares Atucha I, II y Embalse. IMPSA es además la única empresa en Latinoamérica con Certificación ASME (American Society of Mechanical Engineers) para el diseño y fabricación de componentes nucleares.
En concreto, el componente del CAREM-25 que fabricó IMPSA es el “Blindaje térmico”, un recipiente de presión de 30 toneladas y de 5,5 metros de altura que la compañía realizó en su Centro Tecnológico de Mendoza. La función del “Blindaje térmico” es clave ya que es la pieza que soporta el peso del reactor nuclear y da la seguridad necesaria frente a cargas sísmicas.
Además, el “Blindaje térmico” evita que las altas temperaturas que se producen en el reactor nuclear se transmitan a las estructuras de hormigón de las obras civiles. El prototipo tiene 25 megas de potencia y a medida que la demanda crezca se puede hacer más grande, al punto tal que el módulo puede escalar hasta 120 megas de potencia.
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Por su parte, Sergio Carobene, gerente general de IMPSA, aseguró: "Es un orgullo para IMPSA representar el talento y el valor agregado de ingenieros argentinos llevando adelante los componentes claves para la elaboración de un reactor nuclear de la calidad y estándar internacional como es el CAREM-25. Seguimos en el camino de consolidar y de reafirmar el liderazgo de esta empresa 100% Argentina, en materia de generación y transformación de energía en el país y en el mundo".La firma del convenio estuvo a cargo de Marcelo Kloster, por parte de IMPSA, y de Adriana Serquis, presidenta de la CNEA, en un acto que se llevó a cabo en la Nave 1 del Centro Tecnológico IMPSA, en Mendoza, donde pudieron observar el “Blindaje Térmico” terminado como así también el avance de la fabricación del Recipiente de Presión del CAREM-25. Éste es el proyecto nuclear más avanzado de todos los que hay en el mundo, y el convenio suscripto entre IMPSA y CNEA reafirma el compromiso de ambos para que el sector nuclear argentino siga siendo reconocido a nivel mundial.
En tanto, la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, sostuvo: “Me da mucho orgullo visitar las instalaciones de IMPSA, que creo que también es un ícono para nuestro país. Ahora siendo también una empresa nacional, esperamos que pueda seguir contribuyendo al desarrollo de un montón de proyectos como el del CAREM, que ustedes saben que para la Comisión Nacional de Energía Atómica es uno de los proyectos o el proyecto que tiene mayor financiamiento en este momento para su desarrollo”.
El convenio establece las condiciones básicas para que IMPSA provea servicios de ingeniería, fabricación o suministro de componentes, equipos y dispositivos que la CNEA le requiera para la construcción y puesta en marcha del Prototipo de Reactor CAREM-25. En ese sentido, dispone que IMPSA y CNEA trabajarán de manera conjunta, con asistencia recíproca y que IMPSA pondrá a disposición del personal designado por CNEA, la infraestructura y los servicios necesarios para el normal desarrollo de las actividades de los mismos.
Previo a la firma del convenio, la presidenta de la CNEA junto a directivos de la entidad que participaron del proyecto, recorrió el Centro Tecnológico IMPSA, pasando por el Módulo de tecnología, el Laboratorio hidráulico, la Sala Nuclear y la Nave 1. Acompañaron a Serquis el gerente general de CNEA, Alberto Baruj; el gerente de Ingeniería de CAREM, Ignacio Arenaza; el jefe de Departamento Coordinación Mecánica Materiales y Ensayos no destructivos de CAREM, Federico Hermida; el jefe de División Modelística e Integridad y Materiales de CAREM, Sebastian Ditoma; y la responsable de suministros para CAREM, Laura Acevedo.
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IMPSA hoy en Argentina y en el mundo
IMPSA es el resultado de más de 100 años de trabajo y esfuerzo en una Argentina industrial, que genera valor agregado, exporta el 85% de su producción a Asia, Europa, África y las Américas y emplea de manera directa a 720 personas altamente calificadas y más de 100 PyMES nacionales. Su desarrollo tecnológico es reconocido a nivel mundial, siendo la única empresa en América y una de las cuatro de Occidente con tecnología para diseñar y producir equipamiento para grandes centrales hidroeléctricas. Lleva diseñadas y fabricadas más de 200 turbinas las cuales hoy en día producen energía en 40 países.Actualmente trabaja desde su Centro de Desarrollo Tecnológico ubicado en Mendoza, en el diseño y la fabricación de las nuevas turbinas de la Central Hidroeléctrica de Yacyretá, en los aerogeneradores del Parque Arauco (La Rioja), en los equipamientos para la Central Hidroeléctrica El Tambolar (San Juan), en los equipamientos para YPF y la fabricación del primer reactor nuclear argentino para generación de energía, el CAREM, entre los principales proyectos.
IMPSA tiene una amplia trayectoria en el sector nuclear. La compañía elaboró equipos para las centrales nucleares de Atucha I y Atucha II, y en 2010 llevó adelante la fabricación y suministro de los cuatro generadores de vapor de la Central Nuclear Embalse, en Córdoba, prolongando la vida útil de la central por 30 años.
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Estas son las noticias que nos alegran la vida y nos hacen creer que Argentina puede recuperarse y salir del pozo, con estas y tras tantas empresas que en silencio y sin hacer ruido, proyectan y desarrollan... y crean estos componentes a la par de los mejores del mundo...
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@zonca Por lo que leo IMPSA también estría fabricando el "Recipiente de presión", me dejó dejó con la boca abierta yo juraba que el recipiente se había mandado a hacer afuera.
La magnitud de este proyecto y lo que se está logrando son difíciles de creer -
@sam correcto, siempre leí que era parte del proyecto fabricarlo en el país. Entiendo que el desafío será fabricar el recipiente de presión del modulo de 120MW. Pero no dudo que los ingenieros de IMPSA puedan lograrlo.
Sin embargo y como sabrás, el desafío histórico y mas grande no es técnico sino político. -
@sam dijo en IMPSA:
@zonca Por lo que leo IMPSA también estría fabricando el "Recipiente de presión", me dejó dejó con la boca abierta yo juraba que el recipiente se había mandado a hacer afuera.
La magnitud de este proyecto y lo que se está logrando son difíciles de creerYo vi fotos que el recipiente vino desde Italia en bruto, tal vez los que esta haciendole IMPSA sea el maquinado y las terminaciones.
Edito
Aca encontre una de las fuentes: http://u-238.com.ar/avances-en-la-construccion-del-recipiente-de-presion-del-carem/ -
Creo que vienen los aniilos desde Italia e IMPSA los maquina y termina el recipiente.
https://www.impsa.com/productos/nuclear/ -
@aicke es verdad.. gracias por la info.