CNEA - Comisión Nacional de Energía Atómica
-
Adriana Serquis: “Debemos recuperar el filo tecnológico”
La nueva presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica habló con TSS sobre lo que pretende para esta nueva gestión de la institución, los proyectos en curso y las centrales nucleares con China, la minería de uranio y las críticas que recibió siendo candidata.Por Matías Alonso
Agencia TSS – El viernes pasado se publicó el Decreto 360/21, con el que se nombró como presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a la investigadora del CONICET y hasta entonces jefa del departamento de Caracterización de Materiales del Centro Atómico Bariloche (CAB), Adriana Serquis. Ganadora de un premio Konex en el área de la Nanotecnología y del premio L´Oreal-UNESCO por su aporte al uso racional de la energía, Serquis es doctora en Física (Instituto Balseiro) y realizó estudios de posgrado en Estados Unidos a partir del año 2000, donde en apenas cuatro años logró que sus desarrollos vinculados con materiales superconductores obtuvieran dos patentes. El presidente saliente de la CNEA, Osvaldo Calzetta Larrieu, nombrado en 2016, siguió en su cargo hasta el pasado viernes 4 de junio.
El nombre de Serquis para dirigir a la CNEA se impuso sobre otros que recibieron cuestionamientos por parte de la comunidad nuclear, como el de Mauricio Bisauta, expresidente de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) durante su reducción en el gobierno de Mauricio Macri; y el de Sergio Solmesky, exsecretario general por la Argentina en la Agencia Binacional Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Material Nuclear, resistido en la institución por actitudes misóginas.
La CNEA recobró presupuesto y jerarquía durante el período 2003 a 2015, pero con el gobierno de Macri comenzaron a demorarse y a cancelarse los proyectos en curso, además de sufrir la pérdida de personal altamente calificado. La asunción de Alberto Fernández era vista como una señal de cambio por el sector nuclear, aunque el Gobierno mantuvo a la misma gestión durante casi un año y medio y relegó la posición de la institución en el organigrama del Estado.
“En la gestión por la central Hua Long debería hacerse el mejor acuerdo posible para poder desarrollar el combustible en la Argentina”, dijo Serquis.
En un comunicado interno que distribuyó la flamante presidenta, el foco está puesto en recuperar el capital humano de la institución y en objetivos como la soberanía tecnológica. Serquis habló con TSS sobre lo que pretende en esta nueva gestión de la CNEA, los proyectos en curso, la minería de uranio y las críticas que ha recibido siendo candidata.¿Cuáles son los proyectos que buscará impulsar desde su gestión?
En primera instancia queremos avanzar en los proyectos que ya están en marcha, que son importantes y tenemos que terminarlos de manera eficiente. Y poder revisar otras áreas en las que es necesario que la institución empiece a hacer desarrollos que impacten, tanto en el área de energía, como salud y ambiente. Debemos recuperar el filo tecnológico, como dijo alguna amiga mía que estuvo siempre en la CNEA, que es algo que se fue perdiendo con el paso del tiempo.
En cuanto al acuerdo con China: ¿Cuál es su opinión sobre si la Argentina debería tener una nueva central CANDU? ¿A la CNEA le sirve tener una central Hua Long?
En principio, creo que la CNEA no va a tomar la decisión sobre si tendremos una central CANDU o no, es algo que se decide más arriba,y conforme a otros intereses tanto geopolíticos como por cuestiones técnicas, en las que la CNEA debería estar ayudando y apoyando. Hay una decisión personal que tiene que ver con defender los nódulos tecnológicos y ambas centrales pueden colaborar con seguir contribuyendo a tener una soberanía tecnológica. Los conocimientos no se pierden, pero que haya una central CANDU reforzaría los 70 años de tradición y conocimiento tecnológico. En la gestión por la central Hua Long debería hacerse el mejor acuerdo posible para poder desarrollar el combustible en la Argentina, para poder ser capaces de continuar con esto y la CNEA debería ser capaz de poder dar su opinión y aprovechar no solo los combustibles, sino un montón de otras cuestiones más y aprendizajes que se deberían poder hacer. Así fue como se hizo con la primera central Atucha, en la que los acuerdos relacionados con la tecnología nuclear se han visto favorecidos por un incremento del conocimiento y la soberanía tecnológica.
¿No sería más conveniente concentrar los esfuerzos en terminar el CAREM y tratar de comercializarlo?
El CAREM es el proyecto insignia de la CNEA y debemos hacer una revisión de lo que se hizo hasta ahora. Necesitamos no solo saber si este prototipo va a llegar a funcionar, sino que deberíamos terminarlo en tiempo y forma, y debería ser uno de los objetivos de los próximos años, así como el RA10, que es el otro objetivo. Cada uno de esos megaproyectos tienen un montón de desafíos, pero uno de los principales es poder finalizarlos, poder demostrar el concepto de estos proyectos. Tenemos que poder devolverle a la sociedad toda la inversión que se hace. Una cosa no quita la otra: apostar a una tecnología, la que sea, para la generación nucleoeléctrica, no quita que haya inversiones en estos proyectos puntuales, como lo son el CAREM y el RA10.
“El CAREM es el proyecto insignia de la CNEA y debemos hacer una revisión de lo que se hizo hasta ahora”, sostuvo la flamante presidenta de la CNEA.
¿Cómo fueron los cuatro años del macrismo en la CNEA y qué balance hace de la gestión de Calzetta?Fueron años muy duros en todo el sistema tecnológico argentino, porque pasamos de tener un Estado presente, trabajando en todos los niveles, el educativo y el de equipamiento, ayudando a que la sociedad comprenda el rol de la ciencia y la técnica en el desarrollo, a una ausencia de eso y la evaluación de cualquier cosa que se hiciera en función del beneficio económico inmediato, como si se manejara un almacén. Este tipo de proyectos grandes, que tienen que ver con el desarrollo económico y, sobre todo, con el desarrollo nuclear, no se pueden manejar de esa manera. El desarrollo del CAREM no se puede pensar en si voy a ganar más o menos, o una licitación en la que da lo mismo hacer una contratación afuera o si busco una contratación interna que nos permite generar la demanda. No se puede medir solamente por el número, por una planilla de cálculo. En ese sentido, hemos sufrido la presencia de personas que nos querían mostrar que todo se podía medir en términos de productividad en una planilla, tanto la investigación básica como el desarrollo tecnológico. Nos han expuesto a esa situación y, lamentablemente, muchos y muchas creemos que ha sido bastante nefasto para el sistema. Creo que Calzetta simplemente lo permitió. Más allá de que haya intentado enfrentar algunas cosas y haya logrado los pases a planta de un montón de trabajadoras y trabajadores que estaban contratados en el Estado, y de que haya tratado de favorecer a ciertos sectores, en la práctica permitió muchas cosas que venían con esa lógica de que todo se podía medir de esta manera.
La Argentina tiene reservas de uranio. ¿En este contexto de restricción externa de divisas se debería avanzar con la minería de uranio? ¿Existe licencia social para hacerlo?
Justamente, la última pregunta, la del licenciamiento social, es el centro de la cuestión. Para eso hay que abrirse a los cuestionamientos y poder contestarlos sin la soberbia de decir que nosotros tenemos la verdad y poder explicar cuáles son las condiciones seguras para poder hacerlo. Abrirse a ese debate necesario en todo nivel. Hay que comprender cómo se va formando en el pueblo la idea de cómo se hacen ciertas actividades que pueden ser tabú en algunos ambientes y poder hacerlas de manera segura.
¿Es realmente necesaria la minería de uranio o se consigue como commodity?
Es fundamental, no podemos dejar de lado toda la parte de minería. Si alguien quiere volver a una etapa en la cual la energía se pueda conseguir con leña y volver a la Edad de Piedra, adelante, pero si queremos un país desarrollado y con mejor vida para todas y todos hay que continuar con ciertas actividades con los controles necesarios. Eso es lo que hay que poner en discusión: qué controles, quién los hace, cómo se hace de manera segura la actividad para evitar que el daño sea pagado por generaciones futuras. Ese balance entre ambas cosas, el no pasar un pasivo ambiental, tiene que hacerse entre todos los actores.
A usted se le critica la falta de experiencia en gestión, un aspecto que parece muy necesario para dirigir una institución como la CNEA. ¿Qué piensa de eso?
Esa crítica es medio extraña porque la gestión de esta institución hace 20 años que está a cargo de las mismas personas, por lo que la única manera de tener a alguien con experiencia en gestión, en la misma institución y en un alto nivel, es elegir a una de estas personas. Eso significa que esa crítica tiene más que ver con querer que permanezca todo tal cual como está. Pero la idea de un proyecto conformado por un montón de gente es hacer cambios y, justamente, cambiar a esas personas. En cuanto a mi experiencia en gestión, diría que por ahora tengo un nivel 3, soy jefa de departamento, pero he participado en un sinfín de otras actividades de gestión en el Consejo de Administración de la Fundación Balseiro, como coordinadora de proyectos de la Agencia (I+D+i), como presidenta de la Asociación Argentina de Cristalografía, y también tengo participación en un montón de comisiones del CONICET y en evaluación de un montón de proyectos y personal. Desde mayo del 2020 soy directora alterna de una unidad ejecutora de más de 200 investigadores y becarias y becarios, además de estar también como coordinadora del Sistema Nacional de Rayos X. La gente que me conoce sabe que a mí nunca me interesó trabajar por una candidatura personal. Me gusta sumar al conjunto de organizaciones que nuclean al Frente de Todos dentro del CAB. Venía con un trabajo más bien de apoyo al Gobierno nacional y de querer contribuir con mis conocimientos y tratar de lograr una mejor transferencia tecnológica de cualquiera de las personas que estuvieran dentro de la CNEA. En principio no pensé en una candidatura, no tenía el interés, pero si desde el Gobierno se veía como una salida a la crisis de egos personales, yo iba a aceptar como la expresión de un equipo que quiere sumarse a un trabajo que tiene que ver con la reorganización de esta institución.
“La gente que me conoce sabe que a mí nunca me interesó trabajar por una candidatura personal”, dijo Serquis.
En los últimos años, los empleados de la CNEA han perdido mucho poder adquisitivo en sus salarios y eso hizo que se fueran muchos empleados. ¿Cómo se puede solucionar este problema?Esa es la prioridad cero: un salario digno y un poco más competitivo para la gente que está en sectores tecnológicos, incluso comparado con otras instituciones del Estado, que nos permita retener a la gente que se fue formando y que es vital para muchos de los proyectos que están en curso actualmente.
Cuando trabajó en la investigación sobre la muerte de Rafael Nahuel recibió críticas desde diversos ámbitos. ¿Fue respaldada por la CNEA en ese momento?
Creo que hubo bastante buena voluntad desde la institución pero, en general, no se ha tomado la misma iniciativa que una institución que decide protege a sus trabajadoras y trabajadores. Inmediatamente después de la crítica mediática, desde el CONICET y el área de Legales del CONICET recibí un llamado de apoyo. Pero también me tocó salir a buscar el apoyo por mi lado. Y no solo yo, sino también otras personas tomaron ese rol de querer buscar un apoyo porque hay un trabajo académico y científico atrás, y está en juego el aval de la institución. No fue un ataque personal, sino que fue a la credibilidad académica de la institución. Decir que no recibí apoyo sería injusto, decir que quizás no lo recibí en el tiempo que correspondía sería más correcto. Sí hubo una movida desde los gremios para la defensa del trabajo institucional.
Ese tipo de críticas también buscan sembrar desconfianza sobre el trabajo científico, ¿no?
Claro, por suerte la institución en eso sí se ha puesto la camiseta, en el sentido de decir que un trabajo científico no puede estar influido por cuestiones personales. Cuando la crítica tiene que ver con tu ideología política quiere decir que las personas que la hacen creen que es posible alterar un resultado científico según la ideología política, y eso no debería ser así.
Fuente: http://www.unsam.edu.ar/tss/adriana-serquis-debemos-recuperar-el-filo-tecnologico/
-
Interesante las propuestas de Adriana Serqui. Le veo bien enfocada, en los objetivos de CNEA. Sus dichos, aunque muy medidos políticamente, reafirman mis temores respecto de la nueva central Hua Long.
Lástima que se perdió un año y medio en que se pensara en una política nuclear para el país. Aunque no me extraña de un presidente que se enteró por teléfono que iba a ser candidato.
El entrevistador hizo un buen trabajo, fue bien preciso en las preguntas. -
@darwin un año y medio? Es como que haces un borrón y cuenta nueva desde el 2015 al 2019.
-
@zonca
Imaginate que se hubieran tomado 1 año y medio para designar ministro de economía -
@darwin El punto es que solo haces referencia al año y medio que se perdió para definir una política nuclear, pero te olvidas que llevábamos para ese entonces 4 años de perdidas.
Por otro lado, deja en claro en la nota que no había ausencia en el cargo sino que había alguien designado y la critica es dirigida precisamente a q esa persona era de la gestión anterior, siendo cómplice del vaciamiento y destrucción del área.
Respecto a la entrevista, espero que tenga éxitos la nueva presidenta del CNEA y logren tener influencia en las condiciones del contrato por la nueva central. Que se incluya la fabricación del combustible, retomar el acuerdo por otra central CANDU y aunque nuca se mencionó sería muy bueno poder establecer algún convenio para terminar la CAREM y poder comercializarlo en el exterior vía financiamiento chino. -
El gobierno anterior tuvo una postura equivocada de como manejar al ciencia, eso es asi. Estamos con otro gobierno y ya pasaron casi dos años desde que fue elegido (octubre/219). Cuál era el proyecto cuando asumió si recién, un año y medio después selecciona a la persona que va a dirigir una de las áreas mas estratégicas del país. Te puedo asegurar que no hay un proyecto a largo plazo y eso es un error estratégico, si no se corrige lo vamos a pagar en el futuro. Espero que la buena voluntad y enfoque de la presidenta de CNEA lo encarrile, pero como ella misma dijo, hay cosas muy importantes que, "es algo que se decide más arriba". Una central nuclear lleva años su construcción, muchos mas el pago de su construcción y su vida útil varias décadas, si se toma una mala decisión, trasciende muchos gobiernos. Esto que digo no es nuevo, cuando Macri ratifico el acuerdo con China firmado por Cristina, tambien dije que era un error y muchos cientificos en ese momento criticaban a Macri por ello.
-
@darwin Por si no sabias o desconoces, en los últimos días del Gobierno Anterior, saco una resolución o un decreto, no recuerdo bien, que aseguraba los puestos políticos y con toma de decisión en las empresas del estado. Eso acarreo el no poder echar a nadie al principio. En Trenes Argentinos, hasta hoy, los que van quedando, impiden algunos procesos de cambio, y no se los puede echar. Por eso, es un trabajo de hormiga lograr convencerlos de irse. Y no, no quedaron los mejores....
-
@el_peca Totalmente de acuerdo. Doy fe de ello en lo que a ferrocarriles se refiere
-
16 de Junio de 2021
Una ley le da a la CNEA la soberanía política nacional sobre el litio
Pese a la oposición de las provincias del NOA, opuestas a declararlo "estratégico", la Ley de Actividades Nucleares de 1997 le otorga la soberanía al Estado Nacional. ¿Por qué?Federico Nacif, sociólogo, investigador especializado en análisis cualitativos de procesos económicos en ciencia y tecnología.
En medio de la disputa que tiene enfrentadas a las provincias del noroeste argentino (NOA) que integran la Mesa del Litio, con el Congreso Nacional, ante la chance de que avancen proyectos que buscan declarar "estratégico" al mineral, un investigador del CONICET señaló que una norma preexistente le otorga a la Comisión Nacional de Energía Atómica la soberanía política para su gestión.
Federico Nacif, sociólogo, investigador y ex becario del CONICET, especializado en gestión de procesos económicos sobre ciencia y tecnología, publicó un artículo en el que destaca que la Ley de Actividades Nucleares de 1997 permite que el Estado Nacional "recupere" la soberanía política sobre el litio, a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Es que su administración hoy le corresponde a las provincias por ley, puesto que la Constitución Nacional define a través de la N° 24.309 que dispuso la necesidad de la reforma parcial de la Constitución Nacional en 1993, incluyó para su debate por la Convención Nacional Constituyente la sanción de una serie de modificaciones sobre distintos aspectos del federalismo imperante en nuestro país.
Así, la reforma constitucional argentina de 1994 introdujo cambios en la ley suprema con la finalidad de fortalecer el régimen federal.
De esa manera se definió que en lo que respecta al federalismo económico, se incorporó en el último párrafo del nuevo art. 124 el reconocimiento a las provincias del "dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio".
Sin embargo, Nacif señala que "no obstante, la actual legislación nacional relacionada con el sector nuclear, establece de manera inequívoca (y hasta ahora inadvertida), la propiedad del Estado Nacional sobre todos los productos de litio que fueran desarrollados en el país", en un artículo publicado en El Cohete a la Luna, y agrega que esa definición tiene aval internacional, incluso en términos constitucionales.
Litio: material fusionable
Nacif explicó que el antecedente internacional que, desde 1997, define la soberanía política de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de nuestro país sobre el litio tiene que ver con dos propiedades que tiene el mineral en el desarrollo histórico de la energía nuclear: la fisión y la fusión nuclear, que sirvió para el desarrollo de bombas atómicas.
"El ingreso del litio al podio de los "recursos estratégicos" se dio por el desarrollo nuclear impulsado a partir de la Segunda Guerra Mundial, a partir de dos tipos de reacciones nucleares: las de fisión nuclear, cuyo dominio permitió el desarrollo de las dos bombas atómicas arrojadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki, como también la construcción de todos los reactores nucleares que hoy están produciendo energía eléctrica en el mundo; y las reacciones de fusión nuclear, que dieron lugar a las más poderosas bombas atómicas desarrolladas por Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría (bombas de hidrógeno o termonucleares) y que, en la actualidad, permiten el desarrollo de una nueva generación de reactores que aún se encuentran en etapa experimental, protagonizando los más ambiciosos programas de cooperación internacional en I+D de la historia", señala Nacif, y explica que "el litio se define como "recurso estratégico" por ser un material fusionable especial: las tecnologías de fusión nuclear, tanto para uso bélico como pacífico, requieren isótopos 6 y 7 de litio para producir combustible nuclear a base de hidrógeno en forma de tritio (3H)".
Periferia dialogó con Federico Nacif, quien explicó que "la ley de Actividades Nucleares es un instrumento legal que hoy existe, que está vigente en el Estado y que fue aprobada por el Congreso Nacional en 1997 y que hasta ahora pasó desapercibida".
"La ley de Actividades Nucleares, antes de que la Argentina empezara a producir y a exportar litio en gran escala, dice claramente que el Estado Nacional detentará la propiedad sobre los materiales fisionables y fusionables especiales, que son materiales que se utilizan para producir energía nuclear", dijo Nacif, y agregó que "dentro de los materiales fusionables que sean introducidos o desarrollados en el país, la ley aclara que la propiedad la va a ejercer concretamente la Comisión Nacional de Energía Atómica".
Dentro de los materiales fusionables especiales, la Comisión de las Naciones Unidas (ONU) para la Energía Atómica incluye al litio y al litio 6, entre otros minerales.
"Concretamente todo el litio que se produzca, se desarrolle o se importe en Argentina le corresponde a la Comisión Nacional de Energía Atómica el control sobre esa producción y esa comercialización, según lo dice la ley", dijo Nacif, y aseguró que esa norma tiene aval internacional: "La ley de Actividades Nucleares aprobada en 1997 que fue la que hizo ingresar a la Argentina en el tratado de no proliferación de armas nucleares dice esto porque a nivel internacional la producción de materiales para energía atómica es considerada delicada, estratégica, peligrosa, crítica o peligrosa entonces es necesario regularlo y no dejarlo al libre mercado".
La nota de Federico Nacif, para "El Cohete a la Luna":
https://www.elcohetealaluna.com/el-litio-es-nuestro/
Respaldo internacional a la ley de Actividad Nuclear
Nacif explicó que "este es el argumento de la legislación internacional, que es el mismo argumento que hoy usa Chile, que el litio es un recurso estratégico y entonces no se puede concesionar libremente como cualquier otro mineral", y destacó que "hay una contradicción legal entre la Ley de Actividades Nucleares y la consideración del litio dentro del código de minería, no es compatible, algunas de esas dos cosas tienen que cambiar".
El investigador, integrante de Innova T, una de las unidades de vinculación tecnológica más importantes del CONICET, aseguró que "o se anula la Ley de Actividades Nucleares o se desconsidera lo que afirma el código de minería y la ley 24.309".
Sin embargo, destacó la dificultad de anular esa norma de actividades nucleares rige en equilibrio con jurisprudencia internacional a la que Argentina suscribe.
Por último, Nacif le dijo a Periferia que "para declararlo estratégico al litio y poder recuperar esta soberanía a nivel nacional, que es lo que plantean legisladores como Carolina Moisés (Jujuy), Carlos Heller, Marcelo Koenig, Guillermo Snopek y Lucas Godoy (Salta), y que preocupan a algunos gobiernos de las provincias es necesaria una doble condición: por un lado la justificación legal, y acá tenemos una normativa de actividades nucleares que, antes de la producción de litio de manera comercial, ya estaba marcando esta necesidad de regular la explotación".
Las provincias en contra de declarar "estratégico" al litio
Los gobernadores esperan que los proyectos de los diputados nacionales no alcancen estado parlamentario, en momentos en que el litio acelera su demanda por la expansión de los autos eléctricos que utilizan ese recursos para sus baterías (ya pusieron un pie en el desarrollo del litio argentino automotrices como Toyota y BMW), y que para 2030 podría generar más de u$s2.000 millones en exportaciones para el país.
Lo que quieren los gobernadores de Salta, Gustavo Sanz, de Jujuy, Gerardo Morales, y de Catamarca, Raúl Jalil, es la extracción del mineral crudo y su exportación sin industrializar su obtención y comercialización, y en tal sentido es que semana a semana proliferan acuerdos con empresas multinacionales de países desarrollados para avanzar en esa línea.
Esta opción, considerada cortoplacista por los legisladores nacionales, permite obtener divisas de manera inmediata, pero no genera impacto en el desarrollo productivo, científico y tecnológico local, como lo haría el control nacional de los recursos naturales.
La alternativa legal presentada por Nacif abriría un intersticio para que los diputados y diputadas del Congreso fundamenten con ingeniería parlamentaria el argumento a favor de su declaración como estratégico.
Es que a la posición defendida por las tres provincias del norte, se suma la del Consejo Federal Minero (COFEMIN) que ya tomó postura en contra de declararlo "estratégico", y la de los empresarios mineros de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), que encabeza Alberto Carlocchia.
Nacif explicó que la Ley de Actividades Nucleares "no está poniendo en tela de juicio el dominio provincial de los recursos de su suelo, simplemente que en materia de elementos fusionables energéticos es necesario el control del Estado Nacional detentado en la Comisión Nacional de Energía Atómica".
-
El CAREM y el RA-10 tienen fecha de terminación. Pero China nos gana de mano.
15 julio 2021,
EL REACTOR RA-10 Y LA CENTRAL NUCLEAR CAREM FINALMENTE TIENEN FECHA DE TERMINACIÓNLas buenas noticias locales son éstas: la nueva presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Dra. Adriana Serquis, pone como prioridades de su gestión el terminar dos reactores:
el RA-10, una planta multipropósito no eléctrica, de fabricación de radioisótopos, formación de personal nuclear e investigación en materiales. Está al 65% de avance en Ezeiza, con puesta en marcha para 2024
y una centralita modular de potencia, el CAREM prototipo, de 32 MWe, propuesta por primera vez en 1984, y hoy con un avance de obra del 93% en ingeniería, un 60% en suministros y un 70% en construcción. Serquis estima que el CAREM se pondría crítico a fines de 2024 o principios de 2025.
Por primera vez en muchos años la máxima autoridad nuclear le pone fecha de terminación a estas dos obras. Así lo publicó Nexciencia, la revista de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. No es poco.El problema es que el primer competidor real del CAREM, entre más de 50 reactores pequeños en el mundo, es el Linglong-One, de la China National Nuclear Corporation (CNNC). Y anteayer entró en obra en China, y se descuenta que estará poniéndose crítico en 2026. ¿Nos corren un año detrás, los chinos? En estimación de este cronista, no: nos acaban de saltar por encima de la cabeza. Y lo hicieron caminando, sin tomar carrera.
Una revisión diagonal de la ingeniería básica muestra que el Linglong One es enormemente parecido al CAREM en filosofía de diseño: circulación convectiva, seguridad inherente contra recalentamiento del núcleo, generadores de vapor libres de caños factibles de pérdidas… Es el CAREM comercial, sin dudas, pero sin sus idas, venidas, contramarchas y vacilaciones. Lo único que no ha adoptado China, y muy para su bien, es nuestra velocidad.
La CNNC fue de movida a un módulo comercial de 125 MWe, mientras que el CAREM de 32 MWe nuestro no es la propuesta comercial definitiva. Iba a serlo cuando el CAREM -y hablamos del siglo XX- se pensaba más bien como un reactor aislado, “off-grid”, destinado a iluminar islas, o enclaves mineros aislados dentro de vastos desiertos geográficos. El 25 o 32, como quiera llamárselo, ahora es más bien un modelo de demostración tecnológico de un reactor mayor e integrable a una red, y está destinado a pulir detalles y a convocar a posibles accionistas y/o socios y/o clientes.
En China todo eso ya está y sólo hacen falta los clientes
Podría aún haber cambios notables de ingeniería entre el prototipo del CAREM en Lima, provincia de Buenos Aires, en el predio de las Atuchas I y II, y la obra definitiva, a hacerse quizás en Formosa. Por los planos que pudo ver AgendAR, el CAREM plenamente comercial estaría hecho de 4 módulos de 120 MW. Todavía no estamos construyendo ninguno de esos. Los chinos nos adelantaron.
El RA-10, o cómo irse en anuncios
Propuesto en 2010, el RA-10, de 30 MW térmicos, podría haber estado operativo en 2018 si se copiaba a ojos cerrados la ingeniería del OPAL de 20 MW, vendido por Argentina a Australia en 2000, activo desde 2006. A fecha de hoy, sin discusión, el OPAL es el mejor reactor de radioisótopos e investigación del mundo, y la causa por la que INVAP pudo vender 2 reactores más: el de Arabia Saudita y el de Holanda.
Al no copiar el OPAL, la CNEA quiso innovar en tecnología y diseño (y es legítimo). Pero la obra estuvo siempre bajo dirección de la CNEA, cuyo personal cobra la misma miseria tanto si la obra se termina como si se atrasa. La CNEA no es una empresa atada a cronogramas: es una repartición muy golpeada, que hasta 1983 se consideró estratégica, luego no. Entre 2016 y fecha de hoy perdió a 600 personas, en general expertas, sobre una planta de 3600.
En 2010, cuando las presidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff anunciaron dos reactores de radioisótopos gemelos, el RA-10 de Ezeiza y el RBM de Sao Paulo, ambos países estaban en condiciones de dominar con ellos el 40% del mercado mundial del principal nucleído médico, el molibdeno 99 metaestable, entonces en desabastecimiento en todo el Hemisferio Norte. Al precio de aquellos años y terminado a tiempo, el reactor argentino, de 50 años de vida útil estimada, pagaba su precio de construcción (U$ 300 M) vendiendo molibdeno 99m en 7 meses de operación.
Quien firma esta nota en 2010 hizo el cálculo, creyó que era un error y lo chequeó varias veces con expertos del área. Una y otra vez. No era un error.
Si sirve de consuelo de tontos, el reactor de Brasil, cuya ingeniería INVAP vendió a Brasil hace años, no está siquiera en obra.
Sin embargo, si se quiere medir nuestro retroceso, Brasil sigue siendo un mercado gigante y hoy 2/3 del consumo brasileño de radioisótopos médicos los provee Rusia. Nuestro viejo RA-3, destinado a reemplazo cuando el RA-10 entre en línea, abastece el 5% del mercado mundial. Pero no da para abastecer a TODO el Cono Sur. Nos están corriendo de la región.
Entre tanto, la ventana de oportunidad para dominar el mercado mundial de este radioisótopo, que constituye el 80% del mercado total de radioisótopos (son decenas), se ha ido cerrando a medida que entraban en línea otras plantas proveedoras en el mundo. Para más datos, una de las más productivas y la más confiable es el propio OPAL, obra maestra argentina, pero terminada en tiempo y forma, y empleado por vendedores agresivos. Chiquito como es, tiene el 40% del mercado mundial, que hoy vale U$ 15.000 millones.
El CAREM y su historia siempre inconclusa
Respecto del CAREM, nuestro proyecto de central de potencia modular y compacta. ¿qué decir? La propuesta la hizo un grupo de reactoristas de la CNEA en un congreso en Perú en 1984.
Hasta los ’90, la idea fue invendible dentro de la CNEA, adscripta –como todo el mundo nuclear de entonces- al gigantismo tayloriano: para que el costo nivelado del megavatio sea bajo, se pensaba, el reactor debía ser enorme, 1000 a 1600 MWe.
Pero los reactores gigantescos sólo se construyen con presupuestos igualmente gigantescos y sirven para dar potencia de base en redes eléctricas nacionales o regionales. El CAREM, en cambio, era minúsculo, modular e inherentemente seguro. Por su rareza, pasó sus años iniciales como el patito feo nuclear argentino: salvo por INVAP nadie lo quería, y menos aún en casa.
Pero cuando la industria nuclear occidental se paró, más debido a sus costos iniciales altísimos que a los accidentes de Chernobyl y Fukushima, y sus empresas puntales como Westinghouse y General Electric empezaron a quebrar, la idea de un reactor inherentemente seguro pero barato ganó puntaje. Tal vez los Argies no eran tan idiotas.
El CAREM es inherentemente seguro porque la refrigeración del núcleo está asegurada por la Física, que es irrompible, y no por bombas que se pueden romper o quedar sin electricidad. El núcleo se refrigera por la convección de los líquidos calentados desde abajo, que ascienden. Como sabe todo dueño de una olla, la convección es un fenómeno natural. Se interrumpe sólo si ya no hay más calor.
Las bombas sí se rompen, y por eso necesitan otras bombas de “back-up”, las cuales probablemente necesiten a su vez más “back-up”. En Atucha II hay 4 back-ups de cada bomba. Lo mismo para los generadores que activan esas bombas, por si se quedan en apagón por caída de la red. Ésas son defensas en profundidad, redundantes, basadas en el principio gauchesco de “a mí no me agarran sin perro”. Tales redundancias de seguridad activa explican los altos costos de las centrales nucleares.
Después de las bombas rotas o paradas, la segunda causa de accidente importante en una central nuclear pueden ser las fugas de agua de los grandes caños del circuito primario de refrigeración, aunque en 70 años de electricidad nuclear estas roturas jamás causaron un accidente grave, con derretimiento del núcleo. El CAREM, por si las moscas, no tiene caños: todo el primario está embutido adentro de la gruesa carcaza de acero del recipiente de presión, generadores de vapor y todo.
La paradoja del CAREM es que es más seguro justamente porque la refrigeración del núcleo es más sencilla y barata. Chau a las redundancias de diseño. Y chau a las ONG vendedoras de nucleofobia.
Un reactor enano producirá siempre electricidad cara, pero una planta colectiva formada por varios reactores enanos que comparten una o varias turbinas puede lograr la reducción de costos de cualquier instalación. Los chinos pescaron fácilmente la idea. Es fácilmente vendible.
Al no existir una demanda inicial gigante de dinero, con un CAREM (o con un Linglong One) la recuperación del capital se logra vendiendo electricidad desde que entra en línea el primer módulo, no a los 15 o 20 años del inicio de obra. Chau a eso que en Occidente pasa por un problema financiero irresoluble.
Una central modular está hecha de componentes que se fabrican en serie, se pre-ensamblan en fábrica y se transportan a obra en barco, vagón de tren o en camión, para un montaje rápido “in situ”. Chau a la fabricación artesanal de componentes, chau a las obras sin fecha de término, chau al encarecimiento por “stop and go” del flujo de fondos, a los costos adicionales por demoras, cesantías de personal y renegociación de contratos. Chau a los recargos improductivos.
En China dominan a la perfección la construcción de plantas gigantes. Pero el atractivo de las plantas modulares chicas para países con presupuestos exiguos parecen haberlo entendido bien. CNNC se va a cansar de vender Linglongs.
El Linglong One en pocos minutos
El Linglong comparte las instalaciones de otras cuatro plantas más potentes, en Changxiang, centro nuclear de la provincia insular de Hainan. Es el primer reactor compacto a agua presurizada de la CNNC, y el primero en el mundo con un “siting” terrestre (Rusia tiene reactores nucleares flotantes para vender electricidad a ciudades costeras en el barco Akademik Lomosov, pero de un diseño tipo PWR convencional).
La CNNC es la misma empresa nuclear estatal que nos está vendiendo la central Hualong-1. El complejo de Changjiang está lleno de novedades: para 2026, ahí está prevista la inauguración de 2 centrales Hualong-1, de inicios de construcción recientes. El Linglong dará los mismos servicios previstos para nuestro CAREM: electricidad, calor para procesos industriales, y (fundamental en estos tiempos) desalinización de agua.
El Linglong es un proyecto oficial desde 2010. Su revisión preliminar de seguridad terminó en abril de 2020, y fue refrendada por la Comisión Nacional China de Desarrollo y Reforma en junio de 2021. Es un avance «a velocidad warp». En este emprendimiento se juntan tres compañías estatales: CNNC como propietaria y operadora, el Instituto Chino de Energía Nuclear (NPIC) como arquitecto nuclear, y una firma con la que aquí no tenemos relación aún, China Nuclear Power Engineering Group, como constructura.
El Linglong y la Hualong fueron de los pocos proyectos que calificaron como “claves” en el duodécimo plan quinquenal del Partido Comunista. Están destinados a borrar totalmente la imagen industrial desprolija que arrastra ese país desde tiempos de Mao Zedong y Deng Xiaoping.
La pequeña central compacta tiene 57 elementos combustibles, generadores de vapor integrados al recipiente de presión (en el más puro estilo CAREM) y casi todos los rasgos de seguridad pasiva de la propuesta argentina, aunque la supera en uno: la mayor parte del reactor es subterránea.
La historia de nuestro CAREM no podría ser más distinta: es mucho más larga, pero mucho más accidentada y menos previsible. No tiene asegurado el éxito.
En 1984, cuando la CNEA no le daba bola, el CAREM era una propuesta única en el mundo. En 1988 el proyecto estaba refugiado en INVAP, donde se iba desarrollando lento pero tenaz, cuando, entusiasmada por el embajador Adolfo Saracho, Turquía quiso hacer un par de prototipos junto con Argentina para vender en todo Medio y Lejano Oriente. Esto cambiaba todo. Había una lista estimada de 20 clientes más que probables.
El canciller Guido Di Tella, el «Terminator» oficial de las exportaciones nucleares argentinas, liquidó el negocio por asuntos de relaciones carnales con EEUU. Y lo hizo a través del presidente de la CNEA, Dr. Manuel Mondino, que enloqueció a los turcos con demoras, y les exigió –pese a que los turcos han sido casi los inventores históricos del comercio entre naciones- condiciones que juzgaron inaceptables. Los turcos tardaron en entender que los estábamos echando. No volvieron jamás.
Pero a esa altura del siglo XX, como las únicas industrias nucleares que crecían en el mundo era las de China, Corea, la India y Japón, empezaron a aparecer propuestas “CAREM-like” en Occidente, reactores compactos, convectivos, con los generadores de vapor situados dentro del recipiente de presión, el más destacado de los cuales (o al menos el más ruidoso) viene siendo el NuScale, de EE.UU. También la KAERI coreana presentó el SMART 100, tras haber intentado comprar el CAREM por chirolas. Hitachi, de Japón, hizo también algún intento.
Entonces el Parlamento, movido tras mucho pasillo por Aldo Ferrer, aprobó una partida de presupuesto en pesos para ganarles de mano a los imitadores, y construir el prototipo en Argentina.
Pero entre 2000 y 2002 la CNEA fue presidida por el Dr. Jorge Lapeña, hombre del ámbito Oil & Gas, que paró el proyecto pidiendo sucesivos estudios económicos de factibilidad a prestigiosas consultoras. A medida que las prestigiosas producían informes favorables al reactor criollo, el Dr. Lapeña pedía otros estudios de factibilidad. Cuando Lapeña se fue de su cargo por implosión del gobierno del gobierno del Dr. Fernando de la Rúa, el fondo parlamentario (en pesos) ya no valía nada. Atajar el CAREM costó 3 informes, todos favorables.
En 2006 el CAREM se le quitó a INVAP y se volvió, oficialmente, “proyecto de bandera” de la CNEA, destinada a reunir sus raleados y desmoralizados elencos de investigación y también las empresas privadas y públicas del Programa Nuclear. Se creó una importante gerencia dedicada exclusivamente al proyecto. Que en lugar de hacer entrar en obra el proyecto tal como venía de INVAP, prefirió someterlo a revisión y mejora. Bueno, a revisiones y mejoras. Sin cronograma, todo es mejorable.
Nueva termohidráulica, robots de recarga de combustibles y una larga lista de etcéteras. 7 megavatios más de potencia para el prototipo (que pasó de 25 MWe a 32). Y bastante más de 7 años de rediseños de los rediseños.
Los cimientos se cavaron recién en 2011, pero debía haber más cosas a rediseñar porque la obra no se terminó en 2017. Recién en 2014 se vertió el primer hormigón, pero habrá tardado mucho en fraguar porque la obra tampoco estuvo lista en 2020. Llegó diciembre de 2015 y, en la grieta política criolla, el CAREM era un bebé atravesado en la vía del tren.
Llegó el gobierno del Ing. Mauricio Macri, que fue como si hubiera regresado Carlos Menem, caremicida probado. Anticientífico, antieducativo y antinuclear, Macri bajó a la CNEA a la categoría municipal de dependencia dependiente de una subsecretaría de estado inventada ad hoc, redujo su presupuesto a la mitad y ahí lo dejó clavado (y en pesos). Luego de ello, el mejor Ministro de Energía de la Shell, Ing. Juan J. Aranguren, privatizó la construcción de la obra, que lejos de acelerarse, se fue parando por falta de “cash” hasta detenerse enteramente en 2018.
Ahora hay nuevas autoridades en la CNEA y en NA-SA. Serquis en CNEA da fechas de terminación para el RA-10 y el CAREM, con lo cual esta física nuclear se juega un prestigio hasta ahora impecable.
El ing. José Luis Antúnez, el hombre que entre 2006 y 2014 logró la misión imposible de terminar Atucha II, está rearmando a NA-SA, empresa devastada por la gestión anterior, que echó a sus diseñadores y constructores nucleares. Y como peludo de regalo, le cae ahora la tarea de apurar la obra civil del prototipo del CAREM.
Antúnez todavía tiene que negociar con la CNNC asuntos críticos de la instalación de una central gigante (la Hualong-1), como los combustibles y la participación de la industria metalmecánica nuclear argentina, que el oferente tratará de limitar como pueda.
Poner su central junto a las Atuchas I y II entusiasma no poco a China: somos el único país de la región con una historia nuclear relevante y exportadora, y por ende una vidriera sudamericana y mundial para un producto de exportación considerado “de bandera” en su patria. Hualong, para el caso, significa “Dragón Chino”.
Pero Antúnez –y con él buena parte de NA-SA- tiene el proyecto irrenunciable de hacer una central argentina de uranio natural y tubos de presión, un derivado CANDÚ actualizado y algo más potente que la planta cordobesa de Embalse. Según cantan, intransigentes, los números de disponibilidad, Embalse es nuestra mejor central. Y una de las mejores del mundo también.
Serquis y Antúnez entran al ruedo tras un año y cuatro meses de pura babia por parte de la dirigencia nuclear macrista, que el gobierno del presidente Alberto Fernández dejó inexplicablemente en funciones, tras asumir.
Daniel E. Arias
Fuente: Agendar web